EL SUPER CANCILLER
Por: Arturo Nahle G.
Al Secretario de Relaciones Exteriores le corresponde conducir la política exterior e intervenir en toda clase de tratados, acuerdos y convenciones en los que México sea parte.
Le corresponde dirigir el servicio exterior y, por conducto de los Embajadores y Cónsules, velar en el extranjero por el buen nombre de México.
Le corresponde también impartir protección a los mexicanos; adquirir, administrar y conservar las propiedades de la Nación en el extranjero; coadyuvar a la promoción comercial y turística del país a través de sus embajadas y consulados; intervenir en comisiones, congresos, conferencias y exposiciones internacionales; y participar en los organismos internacionales en los que el gobierno mexicano forme parte.
Interviene también en las cuestiones relacionadas con los límites territoriales del país y aguas internacionales; conceder a los extranjeros las autorizaciones que requieran conforme a las Leyes para adquirir tierras, aguas y sus accesiones en el país; o para que puedan obtener concesiones y celebrar contratos.
Interviene así mismo en todo lo relacionado con nacionalidad y naturalización; legaliza las firmas de los documentos que deban producir efectos en el extranjero, y de los documentos extranjeros que deban producir efectos en la República.
Finalmente colabora con el Fiscal General de la República en las extradiciones conforme a la ley y los tratados y en los exhortos internacionales o comisiones rogatorias.
Pues Marcelo Ebrard no se limita a eso, se mete en asuntos relacionados con la migración de centroamericanos que es una materia que le corresponde a la Secretaria de Gobernación, se mete en cuestiones de seguridad, se mete a negociar los aranceles y hasta el nuevo Tratado de Libre Comercio que son temas que le corresponden a la Secretaria de Economía, y ahora se mete a anunciar emergencias sanitarias que es un asunto que le corresponde al Secretario de Salud.
Es obvio que Marcelo no se mete solito a lo que no le compete, no, lo mete su jefe, el Presidente de la República.
Muchos se preguntan ¿de que privilegios goza el Secretario de Relaciones Exteriores? ¿Por qué está convertido en el Supersecretario dirían unos, o en el Vicepresidente dirían otros? La respuesta es muy sencilla, porque goza de la total y absoluta confianza del Presidente López Obrador.
Conocí a Marcelo hace casi 32 años (en 1988), fue el primer jefe que tuve; como Director General de Gobierno del Departamento del Distrito Federal era la mano derecha del Regente Manuel Camacho Solís. Cuando el dedo de Salinas favoreció a Colosio y no a Camacho, Marcelo siguió a su mentor en su aventura dentro del extinto Partido de Centro Democrático y logró colarse como Diputado Federal de 1997 al 2000.
En el 2002 lo rescató López Obrador nombrándolo Secretario de Seguridad Pública de la CDMX, cuando Fox lo destituyó como encargado de la seguridad en la capital por un linchamiento de tres Policías Federales en Tláhuac, Andrés Manuel simplemente lo pasó a la Secretaría de Desarrollo Social apuntalándolo así como en su sucesor.
Volví entonces a trabajar con él coordinándole la relación con la Asamblea Legislativa, amplió los programas sociales de su antecesor, redujo la delincuencia, remodeló el centro histórico, construyó la línea más grande del metro, el segundo piso del periférico, el metrobús y las ciclopistas, en el 2010 fue nombrado el mejor Alcalde del mundo.
Concluido su gobierno se sumó a la campaña de AMLO del 2012, tras la derrota -o fraude- se fue un tiempo a Francia acosado por su sucesor Miguel Mancera, regresó en el 2018 a la campaña de Andrés Manuel y por todo ello hoy no solo es el Super Canciller, es el Supra-Secretario, el Vicepresidente y sin duda el Delfín.