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Por Arturo Nahle G

Después de resucitar a Lázaro, Jesús descendió del Monte de los Olivos e hizo su entrada triunfal a Jerusalén, las multitudes pusieron sus ropas en el suelo y pequeñas ramas de árboles para darle la bienvenida, es el Domingo de Ramos, inicio de la semana santa.

Ya en Jerusalén expulsó a los mercaderes del templo, hizo varios milagros y el jueves cenó por última vez con los apóstoles, lavó sus pies e hizo dos profecías: la traición de Judas y la negación de Pedro. También en la última cena enunció el mandamiento del amor “amaos los unos a los otros como yo los he amado”.

Luego vino la Oración en el Huerto de Getsemaní, allí ocurrió la traición de Judas a través del beso. Inmediatamente después vino el Prendimiento por parte de la policía del Sanedrín, que era el Tribunal Supremo de los Judíos.

Originalmente llevaron a Jesús a la casa de Anás donde fue interrogado y golpeado, Anás lo entregó a Caifás, pero como éste no tenía la autoridad para ordenar la pena de muerte lo llevó ante Pilatos que era el gobernante romano en Judea.

Pero los romanos no realizaban ejecuciones basadas en violaciones a la ley judía, por eso Pilatos lo remitió a Herodes con el argumento de que Jesús era Galileo y el gobernante de Galilea era precisamente Herodes. Éste simplemente se burló de Jesús, lo vistió con supuestos ropajes de rey y se lo regresó a Pilatos.

Caifás a nombre del Sanedrín endureció la acusación contra Jesús acusándolo ya no solo de blasfemia, sino también de rebelión y sedición, delitos que se sancionaban con pena de muerte.

Pues Pilatos no lo encontró culpable de esos delitos, sin embargo se lavó las manos dejando que la muchedumbre decidiera a quien dejar libre, si a Jesús o a un bandolero de nombre Barrabás. Y es que durante la Pascua (festividad judía para celebrar la liberación del pueblo hebreo de la esclavitud de Egipto) se acostumbraba indultar a un sentenciado a muerte por aclamación popular. La muchedumbre decidió liberar a Barrabás.

Condenado a morir vino el viacrucis (la vía de la cruz, la vía dolorosa hasta el Calvario). Jesús cae por primera vez, luego encuentra a su madre María, Simón el Cirineo le ayuda a cargar la cruz, Verónica limpia su rostro, Jesús cae por segunda vez y consuela a las mujeres que lloran por él, cae una vez más, despojado de sus vestiduras es clavado en la cruz y muere en ella, lo bajan del madero, lo ponen en los brazos de su madre y es sepultado por José de Arimatea.

El sábado Jesús descansó en el sepulcro, ese día se conmemora la soledad de María, pero el domingo resucitó y durante cuarenta días se le apareció a María Magdalena y a los Apóstoles hasta que ascendió al cielo para sentarse a la derecha de Dios.

Cada año los cristianos de todo el mundo conmemoramos en esta semana la Pasión de Cristo, la mayoría lo hace de una manera extraña, en playas y balnearios; pues este año no habrá playas ni balnearios, tampoco borracheras en Jerez, este año la pasaremos enclaustrados en casa temerosos de que la nueva pandemia sea una de las siete plagas.

No lo veo así, las plagas del Apocalipsis representan la ira de Dios por el comportamiento inmoral de la humanidad y esta pandemia es, desde mi credo particular, una oportunidad divina para retomar el valor de la familia, de la unidad, de la solidaridad y fraternidad universal.