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EL AMOR EN LOS TIEMPOS COVID-19
Nota Espe_culera
By Syres
Recuerdo que cuando estaba en mis veintes, mi padre un hombre de nacido en la capital del país, chilango pues para que me entiendan, me aconsejaba que para casarme y sentar cabeza debía buscar una mujer de provincia, y si esta mujer era de provincia y de rancho mejor. Lo que no me explicó fue la trascendencia del matrimonio, cosa que entendí tras mi divorcio y que hoy me hacen recordar las palabras del escritor y diplomático yucateco Marco Aurelio Almazán quien dijo que “el divorcio, es la fe de erratas del matrimonio”. Y si hablamos de fe y de ratas, entonces, hablaremos del Gobierno su Pacto Federal.
Para abordar el tema de una manera vívida imaginemos que el pacto federal es el acta de matrimonio que en 1824 firmaron los Estados con la Federación, bajo la idea romántica de que las entidades federativas, cuales mansas damiselas de provincia serían devotas, fieles y obedientes a su esposo el Federalismo , siempre y cuando éste, demostrara que era liberal y representativo, y siempre y cuando, respetara el derecho de sus esposas a contar con su propia constitución y leyes necesarias para la felicidad conyugal.
Como todo matrimonio, el casamiento entre los Estados y la Federación ha tenido pleitos conyugales y desavenencias, uno de los mas escandalosos fue en 1853 cuando Santa Anna estableció su gobierno dictatorial, y tuvo que ser derrocado mediante un plan conyugal conocido como al Plan de Ayutla para evitar la disolución del vínculo federal. En el mismo siglo también se escuchaba la intención de Nuevo León, Coahuila y Tamaulipas de independizarse y convertirse en la República de Río Grande, ganas de divorciarse del federalismo que retomo el planteamiento de divorcio en 1940 en Laredo Texas, donde los delegados de estos tres Estados pronunciaban su movimiento de independencia. Podemos afirmar entonces, que esta legitima unión, siempre se ha visto amenazada, pues cuando no son levantamientos sociales son actos de corrupción.
Pero lo que trasciende en fechas recientes en tiempos del Covid-19, es la anunciada infidelidad de 21 de los 32 estados de la república, quienes se “especula”, alistan un bloque contra el Federalismo, dicho en otras palabras, contra el gobierno centralista de López Obrador, quien cual marido machista se ha convertido en el candil de la calle y oscuridad de su casa, pues dilapida el dinero de los estados como si fuera propio, regalándolo a migrantes, ninis y desempleados, mientras que las esposas-entidades federativas no hayan que vender para estirar el chivo y procurar que sus hijos coman, estudien y tengan ropa o calzado.
Esta especie de divorcio necesario se realizaría vía amparo colectivo, con el objetivo de suspender todo tipo de apoyo de los Estados a la Federación mínimo por los próximos 4 años, modificando con ello la Ley de Disciplina Financiera y quitandole a la federación su injerencia directa en la toma de decisiones. Este divorcio rompería , levantando la canasta a los programas clientelares de AMLO y de manera indirecta, provocando que los frutos de su matrimonio -o sea senadores y diputados federales- por fin se extingan, pues su cargo y representación ya no resultaría necesario para las entidades.
No sé que tan conservador y creyente del matrimonio sea Usted querido lector, pero esta pandemia ha puesto en jaque la solidez de muchas relaciones conyugales, pero jamás pensé que entre ellas estuviera la idea romántica del federalismo, pero comprendo que algunos Estados están hartos de este mal matrimonio, sobre todo con su actual esposo, quien lejos de consolidad la unión familiar y la armonía de los gobiernos estatales, pareciere destruye con sus ocurrencias y sarcasmos la propia esencia del pacto federal.