Divagaciones de la Manzana
Hoy y mañana
Martha Chapa
Es cierto que el mundo global nos ha traído muchos avances científicos y tecnológicos y una mayor interrelación social, pero también una conciencia planetaria en la que todos tenemos que participar y hacernos responsables.
Al igual, la globalidad ha conllevado riesgos y penurias que representan una amenaza colectiva, ya se trate del medio ambiente, la ecología o la salud.
Justo ahora vivimos una pandemia, la del Coronavirus, que se ha extendido prácticamente a todo el mundo y ha exigido tanto acciones en común, a través de la Organización Mundial de la Salud como lo particular a cada nación, según las características de este mal en el suelo propio.
También, nos debe quedar claro que si por el momento estamos sufriendo la expansión de este tan contagioso virus, aunque no letal en mayor grado, que nos está llevando a grandes esfuerzos y gastos para contenerlo en lo posible y hasta desactivarlo, no significa que desaparecerá lamentablemente.
Así, el COVIR19 llegó para quedarse como otros grandes males que hemos padecido, ya se trate del caso de la Influenza o del Évola o el sarampión.
Por lo que toca a nosotros en México, parece que la infección del Coronavirus no será tan extensa ni mortífera como ocurre en Italia o España, y antes en China, donde se originó, pero todavía no sabemos el daño que ocasionará al menos por lo que toca en el 2020, e igual, sus consecuencias que ya se avizoran muy graves en el renglón económico, a lo que tendríamos que agregar oros males que en materia de salud pública nos golpean fuertemente: obesidad, diabetes, e hipertensión arterial, que en su conjunto representan cientos de miles de decesos al año.
Nos quedan entonces muchas lecciones que aprender, tanto en el plano humano como social, a fin de transformarnos en una sociedad más consciente, solidaria y disciplinada, además de que el gobierno actual se aleje de la polarización que ha alentado y haga un llamado a la unión, a la comprensión y a la tolerancia, de tal manera que nos constituyamos en una gran suma a favor de México.
Asimismo, en el plano humano debemos valorar mejor la cohesión familiar que a momentos parece diluirse frente a la prisa, la enajenación y la pérdida de valores.
Concluyo, pensando en la sabiduría del budismo, disciplina que ha guiado mi vida desde hace un par de décadas, donde resaltan principios como el aquí y el ahora, el desapego a lo material, el nada es para siempre, la espiritualidad y humanización individual y social que implica responsabilidad y compromiso hacia los demás.
Por eso, ahora y después de la pandemia, extraigamos nuevas, buenas y perdurables lecciones en el plano personal y social.
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Sala-Museo Martha Chapa:
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