Actualización on-line.
Por: Jenny González Arenas.
Esto de la pandemia y el home office, para muchos de nosotros representa toda una nueva experiencia en nuestras actividades cotidianas, tan es así, que antes, en el caso de la academia y la capacitación continua, buscábamos el congreso o simposio sobre el tema de nuestro agrado o acorde a nuestras necesidades para continuar nuestro proceso de capacitación continua. Esta situación dificultaba un poco las cosas, en primer lugar por los recursos que implicaba el trasladarse de un lugar a otro para acceder a esa capacitación, en segundo lugar, el tiempo de traslado y la estancia, que implicaba gastos y el dejar de hacer unas cosas para poder hacer otras.
El home office o el teletrabajo, nos permiten optimizar el tiempo, aprovechar al máximo cada minuto de nuestro día y no descuidar actividades que pudieran ser esenciales que muchas veces, con su respectivo contrapeso. ¿no será que podemos caer en la sobre explotación laboral?
En esta semana, tuve la oportunidad de asistir – ver en línea – a diversos seminarios, conferencias y encuentros de profesionistas celebrados de manera virtual, uno de ellos hubiera sido muy complicado que se realizara y que yo pudiera asistir porque fue organizado por la Corte Interamericana de Derechos Humanos, así que es un evento que, tradicionalmente, hubiera sido difícil de coordinar dadas las agendas de trabajo de los participantes, quienes tienen que destinar dos o tres días, mínimo para hacer un viaje internacional, reunirse todos en el mismo lugar, en las mismas fechas y dedicarse al evento.
Este ciclo de conferencias tuvo participación de ponentes de Colombia, México, Norteamérica, Chile, Argentina, España e Italia, moderado por un Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos. La gran labor que implicaba antes empatar las agendas por varios días de estas personas ahora solo implicó que cada uno de ellos destinara 3 horas de su tiempo para conectarse a internet y transmitir sus ideas y pensamientos a una audiencia mayor a las 3000 personas, a lo largo y ancho de todo el continente americano y algunos países europeos.
Las reflexiones que vinieron a mi mente fueron varias, en primer lugar, muchos de los que pudimos ver esas conferencias de manera virtual, probablemente no lo hubiéramos podido presenciar en vivo por falta de recursos o de tiempo. Por otro lado, el conciliar las agendas, como ya se mencionó, probablemente no hubiera sido tarea sencilla, por lo que resultaría complicado juntar a esa cantidad de personas con renombre internacional en el mismo foro en las mismas fechas.
Pero la otra cara de la moneda se viene a mi mente cuando varios de ellos se desconectaron del foro para incorporarse, igual, de manera digital a otro foro virtual, auspiciado por alguna otra institución, ya sea nacional o internacional. Lo que me llevó a pensar que de ser presenciales las conferencias, estos ponentes difícilmente hubieran podido asistir a ambos foros el mismo día con horas de diferencia.
Fue esta ultima reflexión la que me llevó a pensar en la sobre explotación del individuo en el teletrabajo. Porque los tiempos se perciben diferente en casa y en la oficina, porque la productividad no es la misma. Porque el nivel de distracción o de concentración varía, pero también nos permite acceder a información, a foros, a cursos y talleres que no accederíamos si tuviéramos que viajar o dejar nuestro trabajo para acceder a ellos.
Una difícil decisión el optar por las conferencias presenciales o virtuales, porque no podemos dejar de lado lo enriquecedor que resulta el salir de viaje, asistir a un ciclo de conferencias en otra latitud y, al mismo tiempo, conocer otros lugares, salir de la rutina, eso también es cultura.
Mientras las condiciones de salud no nos lo permitan, seguiremos aprovechando al máximo las bondades de la capacitación en línea. Pero cuando la situación nos lo permita, se tendrá que buscar un equilibrio entre las actividades presenciales y las actividades virtuales, porque no podemos negar las virtudes de unas y otras.