LA GRANDEZA DE FELGUÉREZ
Por: Arturo Nahle G.
En 1785 el Virrey Bernardo de Gálvez y Madrid construyó su casa de verano en lo alto del Cerro del Chapulín. A la llegada de Maximiliano y Carlota la casa se convirtió en la residencia oficial, pero como el lugar estaba retirado de la Ciudad de México, el Archiduque austriaco mandó construir una gran avenida que la llamó Paseo del Emperador, conectando así -para uso exclusivo de la comitiva imperial- el Castillo de Chapultepec con el Palacio Nacional.
A la caída del Imperio la avenida cambió su nombre a Paseo de la Reforma y es una de las avenidas más bellas del mundo, el trazo y diseño estuvo basado en el de los Campos Eliseos de Paris, dotado de amplias arboledas, camellones y glorietas.
A ambos lados se construyeron hermosos palacetes de distinguidos personajes de México, pero con el paso del tiempo estas viejas construcciones cedieron su espacio a modernos rascacielos, embajadas y las más grandes compañías nacionales y extranjeras.
A lo largo del Paseo de la Reforma existen importantes monumentos que son símbolo de la capital y del país. Por ejemplo en 1877 se inauguró la glorieta con el monumento a Cristóbal Colón de Enrique Cordier; y en el cruce con la Avenida de los Insurgentes el monumento a Cuauhtémoc levantado por Miguel Noreña.
La Columna de la Independencia, diseñada por Antonio Rivas Mercado, Gonzalo Garita y Manuel Gorozpe fue inaugurada en 1910 por Porfirio Díaz para las fiestas del Centenario de la Independencia. En 1925 fueron depositados, a los pies del Ángel de la Independencia, los restos de Hidalgo, Morelos, Guerrero, Allende, Bravo, Leona Vicario, Aldama y otros héroes nacionales.
Como muestra de nacionalismo, a lo largo de la avenida están colocadas sobre pedestales de cantera estatuas de personajes ilustres de la historia de México. Y qué decir de la bellísima Diana Cazadora, esculpida en 1942 por Juan Olaguibel.
En el punto donde converge el Paseo de la Reforma con la Avenida Juárez y Bucareli, se colocó la legendaria escultura ecuestre de Carlos IV realizada por Manuel Tolsá. Según el Barón de Humboldt la única escultura que supera al Caballito es la de Marco Aurelio en Roma.
El caballito ha trotado incansablemente, en 1803 fue colocado en el zócalo, en 1824 lo mandaron al patio de la antigua Universidad y ya calmados los ánimos antigachupines se trasladó al Paseo de la Reforma donde permaneció hasta 1979.
Pues el 20 de octubre del 2007 en ese mismo punto, teniendo hacia un lado el Monumento a la Revolución y hacia el otro la Alameda Central, el Hemiciclo a Juárez y el Palacio de las Bellas Artes, se develó la obra monumental de Manuel Felguérez “Puerta 1808”, con ello iniciaron los festejos del Bicentenario de la Independencia y el Centenario de la Revolución.
Sobre la misma avenida está el Auditorio Nacional que en el año 2003 festejó sus 50 años con el mural-escultura “Teorema Inmóvil” de Manuel Felguérez; y el Museo de Antropología, que en el 2014 festejó también sus 50 años con la celosía “Muro de Calaveras” de Felguérez.
Junto a los frescos de Diego Rivera, José Clemente Orozco y David Alfaro Siqueiros en la Secretaría de Educación Pública, está “Ecuación en Acero” de Felguérez; hasta en el pasillo de las banderas que conduce al salón plenario de la Asamblea General de la ONU en Nueva York está la obra “Agenda 2030” de Felguérez.
Ese es el nivel de Manuel Felguérez, orgullo de Zacatecas y de México, y orgullo de los que tuvimos el privilegio de conocerlo, tratarlo y ser sus amigos. Hasta siempre Maestro!.