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LOS ÓRGANOS AUTÓNOMOS
Por: Arturo Nahle G.
Hace unos días el Senador Ricardo Monreal presentó una iniciativa para fusionar tres órganos autónomos: la CRE, la COFECE y el IFT, la oposición y los medios se le fueron encima y nuestro paisano tuvo que retirarla.
Y es que la idea de fusionar un órgano que conoce de temas energéticos, con un órgano encargado de promover la libre competencia y otro que regula las telecomunicaciones y la radiodifusión, era un verdadero Frankenstein.
Los órganos autónomos no dependen del Ejecutivo, ni del Legislativo, ni del Judicial, se crearon para reducir las excesivas facultades que tenía centralizadas el Presidente de la República pero se exageró, de la centralización pasamos a la descentralización y al final caímos en la pulverización del poder público. Los órganos autónomos desde su nacimiento se partidizaron y luego se convirtieron en una especie de gobiernitos con estructuras burocráticas excesivas y por ende costosísimos.
El INE tiene 11 Consejeros que duran nueve años, cobran unos sueldazos impresionantes y su estructura administrativa es gigantesca. El Banco de México tiene un Gobernador y 4 Subgobernadores que no ganan nada mal y duran ocho años en el cargo. El Coneval tiene un Presidente y 6 Consejeros que duran cuatro años y pueden ser reelectos. La Junta de Gobierno del INEGI tiene 5 miembros. El INAI tiene 7 Comisionados que duran siete años. La Comisión Nacional de Hidrocarburos tiene 7 Comisionados y la Comisión Reguladora de Energía otros tantos que duran siete años y pueden ser reelectos. También el IFT tiene 7 Comisionados. La Presidenta de la CNDH dura cinco años pero puede ser reelecta, etcétera.
Y la administración paraestatal está peor: aparte de la Fiscalía General de la República hay Procuradurías para todo: la Procuraduría Agraria, la del Consumidor, la de Protección al Ambiente, la de la Defensa del Contribuyente, la de Defensa del Trabajo, la Condusef, etcétera.
En el sector Salud está el IMSS, el ISSSTE, el INSABI y 13 Institutos Nacionales de Salud. En el sector vivienda el INFONAVIT, el FOVISSSTE, la CONAVI, Fonhapo, la Sociedad Hipotecaria Federal y otros.
Y que decir del SAT, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores, NAFIN, Banobras, Banco de Comercio Exterior, Bansefi (hoy Banco del Bienestar), Financiera Rural, Fonacot, Fonatur, la Lotería Nacional y otros.
Podríamos seguir con la CNA, el INIFAP, el RAN, CAPUFE, INDAAVIN, CISEN, Aeropuertos y Servicios Auxiliares, Instituto Nacional de Migración, Consejo Nacional de Población, Instituto Mexicano de Cinematografía, Instituto Nacional de Derechos de Autor, Notimex y la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas.
En el sector energético Pemex, CFE, Agencia Nacional de Seguridad Industrial y de Protección al Medio Ambiente del Sector Hidrocarburos, el Instituto Mexicano del Petróleo, el Instituto Nacional de Investigaciones Nucleares y el Cenase.
En el sector educativo los organismos son incontables pero obviamente sobresalen el CONACYT, el INAH, el INBA y la CONADE.
Y para los grupos vulnerables está el INAPAM, el Instituto Mexicano de la Juventud, el Instituto Nacional de las Mujeres, el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Inclusión de las Personas con Discapacidad, la CONAPRED, el DIF, etcétera.
Los militares tienen su ISFAM, el Banjército, el Supremo Tribunal Militar, la Procuraduría General de Justicia Militar, etcétera. Podríamos seguir hasta con la Agencia Espacial Mexicana y un mundo de fideicomisos, pero es cuento de nunca acabar.
Al Poder Judicial también lo mutilaron, hay un Tribunal Electoral, un Tribunal Agrario, un Tribunal Federal de Justicia Administrativa y otro de Conciliación y Arbitraje totalmente autónomos. Dentro del Poder Legislativo la Auditoría Superior se manda sola, etcétera.
Como puede verse la idea de Monreal de fusionar tres órganos se quedaba muy corta, lo que urge es hacer una reingeniería institucional integral, no para volver a centralizar, sino para revertir esta pulverización del poder público.