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¿EL MANEJO DE LA PANDEMIA EN MEXICO HA SIDO?
BUENO, REGULAR o MALO
Dr. José de Jesús Reyes Ruiz
Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Mientras el mundo entero está sumido en el miedo y la incertidumbre por una pandemia que día a día nos sorprende con su versatilidad para producir daños irreversibles en el ser humano, a los que se suma -sin lugar a dudas- el daño no menos importante producido por el miedo.

El planeta se acerca a los límites que nos parecían hace apenas un par de meses imposibles: 20 millones de contagios con un millón de vidas perdidas. Debo reconocer que yo mismo, en base a la información accesible, nunca lo vi venir; pensé que en el caso extremo podría haber máximo un millón de víctimas, pero esa es una cifra que pronto se alcanzará y se rebasará.

En Estados Unidos pronto llegarán a los cinco millones de seres humanos contagiados por el covid-19 con una mortalidad de 150 mil. En el resto de Latinoamérica tenemos hoy en día 200 mil fallecimientos por esta causa, superamos la mortalidad de los Estados Unidos con solo la mitad de los contagios que ellos han contabilizado, y de esta mortalidad México pronto – demasiado pronto – alcanzará las 50 mil defunciones oficiales y el medio millón de contagios.

Un panorama aterrador si pensamos que en algún momento los expertos – Lopez-Gatell – nos mencionaban que nuestro país tendría alrededor de seis mil muertes por la pandemia. Las cifras que al inicio nos dieron – y que tienen que reconocer como un error – han sido rebasadas con creces y seguirán rompiendo records como ninguna otra enfermedad infecciosa en la historia de la humanidad hablando en el escenario de los tiempos modernos, ya que la Influenza Española de 1918 infectó, según se calcula, a 500 millones de personas en el mundo entero, y fue responsable de 20 a 50 millones de disfunciones, o la Peste Negra que en el siglo XIV acabó con la tercera parte de las personas que habitaban para esos tiempos el Continente Europeo, se desconoce el número de personas que mató en otros continentes.

Pero analizando el contexto de nuestro país, tendremos que aceptar que no nos ha ido mejor que lugares como nuestros vecinos del norte donde se desestimó el problema. Ellos tienen en estos momentos entre 150 y 200 mil muertos, nosotros 50 mil pero su población es tres veces más grande que la nuestra, lo que nos indica que tenemos prácticamente el mismo número de muertes.

En cuanto a contagios ellos cuentan con cuatro millones y medio, nosotros estamos alcanzando el medio millón, pero esto podemos entenderlo por qué claramente en nuestro país se realizan muchas menos pruebas de las que ellos implementan, lo cual genera en nuestro entorno un subregistro importante por lo que no podemos decir que estemos muy distantes.

En cuanto a Brasil donde también un gobierno conservador subestimó la pandemia, actualmente contabilizan dos millones y medio de contagios, con casi 100 mil defunciones, el doble que las nuestras. Insisto, los números que podemos comparar son las defunciones y no los contagios por las razones que antes comentamos - del número de pruebas realizadas - y el subregistro ya mencionado, pero Brasil tiene prácticamente 100 millones de habitantes más que México, por lo que en cifras de fallecidos si podemos comparar los números y hacen sentido.

México 50 mil defunciones 120 millones de habitantes, Brasil 100 mil defunciones 215 millones de habitantes, EU 150 mil defunciones 300 millones de habitantes.

Por el momento, no nos ponemos a comparar los números con lo que pasó en Europa o en Oriente, o lo que está sucediendo con los nuevos brotes en España, pero también en países donde el problema había sido controlado como Australia, Corea del Sur, o Nueva Zelanda.

Y lo único que escuchamos de las autoridades mundiales como la Organización Mundial de la Salud OMS o la OPS Organización Panamericana para la Salud, es que lo peor está por venir, la más reciente declaración del encargado de la OMS, en el sentido de que esta pandemia puede no tener solución es decir, nunca nos dejara reposar con todo y vacunas y o tratamientos específicos.

Ahora bien, la pregunta que tendríamos que hacernos es la de si hubieran cambiado las cifras - para bien - si algo se hubiera hecho diferente, porque todos los días, a todas horas y en todos los medios principalmente los electrónicos, nos hablan del gran fracaso del gobierno en el manejo del coronavirus, y nueve gobernadores por razones más bien políticas que relacionadas con la salud, piden la destitución del vocero encargado de analizar y definir las estrategias para el control de la pandemia, y que a querer o no tendrá el mismo que aceptar que las cosas no salieron como las habían proyectado.

La pregunta es ¿Quién o quiénes son culpables que las cosas no resultaran como fueron pensadas? O más bien, tendríamos que insistir en la otra pregunta, ¿Las cosas habrían resultado distintas si se hubiera actuado diferente? Esta es una respuesta que no tiene que ser contestada con la víscera sino con la razón, sin que la respuesta sea impregnada – aun en expertos en la salud – por una visión política y desde una oposición que no atina a encontrar las formas de crecer con todo y los fracasos del nuevo gobierno en cuestiones de la economía, la seguridad y la salud.

Nos referimos no a los comentarios aventurados de aquellos que odian visceralmente al gobierno, sino de las opiniones de personas que han dedicado su vida a la salud – con sus bemoles – como José Narro con un espíritu priista o Julio Frenk con una alma conservadora y en gran medida panista, personaje con una posición académica importante dentro de una de las universidades del Estado de Florida donde es Deán.

Ellos, como muchos más del vocerío critico de moda cuestionan con argumentos pobres, en el sentido de que su posición – no tienen otra – es que la realización de cientos de miles de pruebas podría ser la medida que permitiera montar estrategias adecuadas para el control del problema ¿De verdad? No estaría muy seguro porque ejemplos sobran en el mundo de países que han implementado pruebas al por mayor, un ejemplo seria los Estados Unidos, sin los resultados que quienes promueven esa medida esperaban.

Es importante decir que la mortalidad en nuestro país es demasiado alta, mientras en donde se originó la pandemia, China, tenían una mortalidad del 2.5% que se duplicó en los países europeos a 5%, y actualmente en EU con cerca de 5 millones de contagios mantienen una mortalidad del 5% también similar a la de Brasil, entonces la principal pregunta que tendríamos que hacernos es de por qué nuestra mortalidad es del doble es decir mayor al 10%.

En este mismo espacio yo propuse una teoría que explicara la elevada mortalidad y está basada en que no tenemos suficientes especialistas para atender la pandemia, y me refiero a intensivistas, neumólogos y en todo caso anestesiólogos que son las especialidades familiarizadas con el manejo del paciente con insuficiencia respiratoria y manejo de ventilación asistida. Tuvieron que contratar médicos generales sin la preparación para atender esta problemática, y actualmente están forzando – si forzando – a especialistas en otras áreas y esto no puede más que elevar la mortalidad del paciente en estado crítico por Covid-19.

Pero de ninguna manera podemos compararnos con el primer mundo con todos los recursos y nosotros con todas las carencias, ni con países que han podido controlar el problema como Corea del Sur, Nueva Zelandia o en nuestro continente Uruguay con una población muy manejable, o con países que pueden ejercer medidas autoritarias como la propia China.

Desde mi particular punto de vista en el manejo de la pandemia que yo no calificaría de excelente, pero tampoco de mala, existen dos decisiones del actual gobierno federal que de alguna forma influyeron para mal en la evolución del problema de salud una de ellas fue sin lugar a dudas la apertura de la economía sin tomar mucho en cuenta – porque no tienen alternativa – el incremento de casos que ello conllevaría, el 1 de junio. Esta es una decisión “entendible” pero no necesariamente “atendible” Me explico: tenemos que entender que al presidente no le quedó de otra después del severo colapso en la economía, sobre todo en la nuestra con una actividad económica predominantemente dentro del sector informal, en abrir paulatinamente la actividad económica, de otra forma la afectación sería mucho mayor, y la gente moriría no por el virus pero si por el hambre, y decimos que no necesariamente atendible porque una ciudadanía consiente de lo que está pasando tendría que realizar el regreso a la “nueva normalidad” con mucho tiento y haciendo hasta lo imposible por no salir de casa a menos que sea absolutamente indispensable para la manutención de la familia.

El pecado del gobierno fue no ser muy claro y DECLARAR QUE NO SE DEBE SALIR DE CASA A MENOS QUE SEA ABSOLUTAMENTE INDISPENSABLE y cuidar la sana – Susana – distancia y las otras medidas como limpieza de manos etcétera.

Pero sin lugar a dudas, el gran error de AMLO es darle poca importancia – si alguna - a la utilización del cubre bocas, nadando a contra corriente del resto del mundo solo porque no se le da la gana utilizarlo por razones difíciles de entender, lo que hace que sus voceros tengan que justificar el sinsentido.

De esto hablaremos a fondo en nuestra próxima colaboración.