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Dr. José de Jesús Reyes Ruiz
EL SER HUMANO FRENTE A LA INSEGURIDAD, LA PANDEMIA Y LA CRISIS ECONOMICA
MIEDO, ANSIEDAD, INCERTIDUMBRE DEPRESION... y mucho mas
II PARTE
Para documentar mi pesimismo… y el de los demás
Hace apenas una semana sentimos que era importante comentar y reflexionar sobre el MIEDO que día a día se mete en el interior de nuestra mente y produce estragos que casi todos – o todos – experimentamos.
La humanidad vive un momento sin un precedente que ha puesto al mundo de cabeza, y a nuestro país en lo particular porque además de los estragos mundiales provocados por la pandemia y la crisis económica que ya se vive y que promete incrementarse sin que se vea la luz al final del túnel, a esto los mexicanos le agregaban un escenario que ya estaba ahí antes: la crisis de la inseguridad.
Estamos en consecuencia, siendo atacados por tres flancos, y SI el virus mata, la inseguridad también, y no sólo estas dos, también la gente muere por hambre derivada del desastre económico, y finalmente tendremos que aceptar que TAMBIEN EL MIEDO MATA.
Hace algún tiempo – no lo olvido- vi a una paciente a quien atendía regularmente. Me comentó que andaba poniendo adornos navideños subida en una escalera que era sostenida por su madre de aproximadamente 60 años, un paso en falso la tiro golpeándose la cabeza y perdiendo el conocimiento, cuando lo recupero se encontró que su madre estaba tendida junto a ella solo que ella si había fallecido, solamente por el susto.
Este año aparece un fenómeno que el ser humano difícilmente había vivido antes, el del CORONAVIRUS y la enfermedad que produce, COVID-19.
En un mundo comunicado en extremo y dentro de la aldea global que actualmente compartimos, no puede – como dirían por ahí – volar una mariposa en un lado del mundo sin que el movimiento de sus alas produzca un huracán en el otro.
Tenemos que entender el impacto que la información - sea verdadera o falsa - “facke news” ha provocado en nosotros. No nos metamos por el momento en el asunto de la desinformación (INFODEMIA) solo pensemos – por ejemplo - en los comunicados de la OMS (Organización Mundial de la Salud), que todos los días nos envía desde el inicio de año las malas nuevas: “Lo peor está por venir, esta pandemia nos acompañara no meses sino años, tal vez no exista solución al severo problema de salud que ella provoca” y por el estilo.
El pensar que solo el día como hoy se nos informa que en Brasil hubo en un solo día 55 mil contagios, en EU 60 mil y en la India 65 mil, donde muy pronto el mundo alcanzará la cifra de un millón de fallecimientos por causa del covid y 25 millones de contagios y en nuestro entorno enferman cada día alrededor de cien nuevos casos diarios y mueren de diez a 20 solo en Zacatecas, (con 5 mil contagios y cerca de 500 defunciones) mientras que en el país ocurren un promedio de 5 mil casos – que claramente es un subregistro de lo que tendríamos que esperar - y han muerto 60 mil personas cuando las cifras iniciales estimaban que solamente habría seis mil fallecimientos.
El gobierno que se programó para esa cantidad de muertes acepta que en sus predicciones más catastróficas estaban la de tener 60 mil decesos por el coronavirus y ese escenario catastrófico ha sido superado, y por ahí en alguna universidad norteamericana nos dicen que terminaremos el año con más de lo doble es decir con 135 mil personas fallecidas por causa del covid-19
No existe forma que no nos veamos todos - o prácticamente todos - invadidos por el MIEDO que este escenario nos provoca activando como ya lo dijimos nuestros “supuestos” sistemas de defensa que involucran esencialmente el lóbulo temporal (amígdala temporal e hipocampo) y la corteza pre frontal
Como lo dijimos hace apenas una semana, el MIEDO que no podemos evitar, trae como consecuencia una disfunción bioquímica de nuestro cerebro que disminuye principalmente neurotransmisores como la serotonina en el nivel de la sinapsis nerviosa y esto nos provoca un TRASTORNO DE ANSIEDAD que tarde que temprano se acompaña con TRASTORNOS DEL SUEÑO y finalmente nos produce DEPRESION.
La cadena de eventos que está totalmente demostrada nos lleva a la INCERTIDUMBRE, es decir a tener en la mente la posibilidad de que la muerte está demasiado cerca.
El Final se acerca ya como cantaría Frank Sinatra, solo que no existe prácticamente - estoy seguro - quien lo espere serenamente, nos resistimos a pensar que terminó nuestro tiempo en este mundo.
Todos tendríamos que entender que esta cadena de eventos que involucra el MIEDO- LA ANSIEDAD- LOS TRASTORNOS DEL SUEÑO, LA INCERTIDUMBRE Y LA DEPRESION no van solos, afectan al cuerpo de mil maneras – en algo que se conoce como SOMATIZACION - y si la enfermedad viral nos produce dolor de cabeza, la tensión también, pero ésta nos provoca dolores en muchas otras partes del cuerpo, nos produce trastornos de gastritis y colitis de origen nervioso – y claro diarrea - pero además nos lleva a síntomas que provoca el covid-19 muchos sienten en forma constante el dolor en la garganta, algo de tos y estornudos que son de origen puramente psicogénico, pero que nos hacen pensar que la enfermedad está ahí. Está demostrado que la sola ansiedad puede producir fiebre al alterar la cantidad de sangre que se acumula bajo la piel.
El ser humano se lo buscó – por el desastre ecológico provocado - aunque paguen muchos justos por los pecados de otros, que curioso, mucho tiempo antes que se viniera la pandemia que ahora nos sofoca, el hombre había ya comenzado a distanciarse de sus semejantes, una de las causas en la última década, el celular claro. Es más fácil que una persona esté viendo su celular que directamente a la cara de la persona con la que convive – si es que se puede llamar a esto convivencia –.
En algún escrito, antes del covid-19, mencione la impresión que me producía ver en algún café a una pareja de novios que difícilmente se tomaban de la mano, y que no cruzaban palabras entre sí ni se miraban a la cara, su vista estaba atrapada en el celular, y a nadie o a muy pocos se les ocurrió que esto era una triste señal en cuanto a la evolución de la existencia del ser humano.
Ese aislamiento autoimpuesto empeoró exponencialmente con la pandemia. Ahora tenemos que intentar encerrarnos en casa “quédate en casa” no te acerques al otro, porque ese otro, esa otredad puede contagiarte, mantén tu distancia, no menos de dos metros con tu próximo, con tu semejante, y si eso puede ser cinco metros que mejor; no le veas a la cara directamente por que existe la posibilidad que los virus con el efecto aerosol viajen pegados a partículas de polvo, no convivas ni con tus compañeros de trabajo o de escuela, vamos ni siquiera con tu familia que no vive contigo, mantenla a una distancia “contigo en la distancia” es la melodía de estos tiempos.
Y por si ello no fuera ya de por si demasiado – aunque aceptamos que no nos queda de otra – salimos cuando es indispensable hacerlo – o por pura y méndiga irresponsabilidad – embozados de tal forma que nadie puede permitirse el descaro de ver nuestra expresión.
La expresión facial del ser humano no deja lugar a dudas, no se puede ocultar los sentimientos que se alojan bajo la piel, podemos claramente ver cuando estas triste o cuando preocupado, cuando has llorado o cuando estas alegre. Ahora ni eso, a las personas a las que tenemos que ver de lejos las vemos bajo lentes – indispensables para que el virus no penetre por los ojos – obscuros, y un cubre bocas como si fuéramos bandidos intentando ocultar a los demás quienes somos.
Quién puede dudar que son tiempos de terror apocalíptico, aunque muy pocos pudieron alguna vez haber imaginado que el final de la humanidad sería algo como lo que ahora vivimos. Y claro como en todo existen quienes se revelan a dejarse llevar por las reglas impuestas para la mínima protección de nuestra endeble salud. Y así los jóvenes salen muchas veces en la búsqueda de la inmunidad de rebaño pensando tal vez en las melodías de José Alfredo, con aquello de que “la vida no vale nada” y claro no solo ponen el peligro la vida propia sino también la de los demás y por ello son perseguidos y al final de cuentas, en la estampida final huyendo de la policía, terminan muriendo aplastados por otros que como ellos intentan solo ponerse a salvo de la represión como recientemente ocurrió en Perú.
Es en este contexto qué tenemos que pensar: ¿Quién hace bien y quien hace mal? Y nos referimos a los opositores a ultranza que para lograr la depreciación de las autoridades federales, incrementan las de por sí muy malas noticias de la elevada morbi mortalidad de la pandemia en México, y claro que le ponen además de su ronco pecho diciendo que todo se ha hecho mal en cuanto a las políticas de contención de la pandemia por parte del gobierno federal y que por ello seguramente todos sufriremos las consecuencias. Me pregunto; ¿Es aceptable ser así de amarillistas en un contexto de por si malo solo por buscar fines políticos?
Yo quiero pensar que no pero la ciudadanía tiene la última palabra, y cabria también la pregunta opuesta, se vale intentar anunciar buenas noticias por parte del Ejecutivo para intentar minimizar la crisis a sabiendas de que no se tiene toda la verdad, tal vez -me digo- no sea una mala actitud intentando darle a la ciudadanía una esperanza dentro del escenario catastrófico en el que estamos sumergidos.