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Un naufragio más
DIVAGACIONES DE LA MANZANA
POR MARTHA CHAPA

Desde que nuestro país se independizó del entonces imperio español, en 1821, tanto en leyes como en movimientos sociales se ha remarcado en que somos una nación regida por el Federalismo, aspiración que hasta ahora no ha sido cumplida a plenitud
Muchos han sido los esfuerzos que, en el siglo XIX, sumados a los del siglo XX, se han gestado a fin de superar la teoría para convertirla en una realidad política.
Destacan así, las luchas entre centralistas y federalistas, y décadas después, los postulados constitucionalistas de la Revolución Mexicana.
Sin embargo, durante los sexenios que gobernó el PRI prevaleció sobre todo un presidencialismo centrado en las decisiones del titular del Poder Ejecutivo, seguido con los triunfos panistas de meras intentonas que más que conseguir una real y eficaz descentralización social, política y económica, surgieron una especie de virreinatos disparatados. Y luego, entre retroceso —según el estilo personal de gobernar, como señala un ilustre intelectual como Daniel Cosío Villegas— en el caso del presidente actual que parece añorar el autoritarismo priista en especial del echeverrismo de los años setenta. Sigue entonces imperando la voluntad de un solo hombre al que incluso se le critica y enjuicia por la destrucción o debilitamiento de las instituciones, que de alguna manera apuntaban hacia elevados propósitos, a pesar de sus deficiencias y distorsiones, que en todo caso hubieran sido corregibles.
Ahora, parece renacer un espíritu federalista, que ojalá no quede en una acción meramente electoral, con la alianza de gobernadores del PAN, del PRI y un independiente, 10 en total, que anunciaron su desprendimiento de la Conago, en tiempos del presidente Fox, que pretendía poner algunas bases o cimientos en este largo, sinuoso y complicado proceso de la federalización. Con el tiempo, esta iniciativa resultó fallida y en tiempos recientes era ya una simulación, donde no se establecía una comunicación e intercambios fructíferos y sobretodo acuerdos de fondo, entre el presidente y los gobernadores
En principio, su bandera visible es la de constituirse en un contrapeso, frente al talante autoritario y centralista del gobierno de López Obrador.
De ser así, sería plausible y ojalá que sea para bien de un sistema federal: equilibrado, dinámico, justo y descentralizado, sin arriesgar la unidad y la visión de conjunto como nación.