La Casa De Los Perros
Claudia Anaya Mota ¿Alcaldesa De Zacatecas?
CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ
Señalado por ejercer violencia política de género por dirigirse a una funcionaria como síndico y no síndica, lo que al parecer es una falta muy grande –según los magistrados del Tribunal de Justicia Electoral de Zacatecas (Trijeez) y del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (TEPJF) Federal en su Sala Regional Monterrey–, el alcalde de Zacatecas, Ulises Mejía Haro, podría quedar fuera de la contienda electoral del 2021.
Y es que, para los magistrados del Trijez, el controlar el uso de los vehículos oficiales, así como los vales de gasolina que para su uso se entregan, también resulta ser violencia política de género, a pesar de ser esta acción parte de las políticas de austeridad implementadas por el Gobierno Federal y el gobierno diferente de Zacatecas.
De hecho, se supone que en el mismo Trijez, la presidenta Rocío Posadas Ramírez tendrían que llevar a cabo un control administrativo de gastos de combustible y del uso de los vehículos oficiales para que, en horarios no laborables, se les vea estacionados en las plazas comerciales o hasta en las playas cercanas a Zacatecas. ¿O no?
Pero hay más, según la sentencia dictada por el Trijez, el pasado 4 de septiembre, y avalada después por el TEPJF Sala Monterrey, también amerita ser inscrito en la lista de quienes ejercen violencia política de género, el realizar cambios de adscripción del personal en el Gobierno Municipal.
La síndico, que ahora presume formar parte de las encuestas para ser elegida como candidata a la alcaldía por Morena, se duele amargamente porque que el personal a su cargo fue “reducido” y, con ello, se le obstruye el ejercicio de su cargo.
Lo que la funcionaria no ha ventilado es el hecho de que, del 2018 al 2020, de 46 trabajadores, ahora tiene bajo su cargo 50, sin dejar de lado que a 15 de ellos se les extendió el contrato para que no perdieran su antigüedad. Y, además, contrató a dos abogados externos, uno para el ejercicio fiscal 2018 y otro para el 2020.
Omite también el señalar que los 226 cambios de adscripción que se efectuaron en el Gobierno Municipal no forman parte de un compló ni tampoco son una práctica exclusiva ni dirigida. Esta clase de movimientos laborales se llevan a cabo en los tres órdenes gobiernos desde siempre.
Bajo esta lógica, cuántos deberían ser los funcionarios municipales, estatales y federales que tendrían que ser acusados por ejercer violencia política de género, un término hoy muy desgastado y que, al final, se ha alejado mucho de su esencia real: que mujeres talentosas, trabajadoras y honestas sean parte de la vida política en el país sin limitaciones misóginas.
Cambia el panorama
Así las cosas, y debido a las aspiraciones legítimas y consagradas en la Constitución Mexicana que señala claramente que todos tenemos derecho a votar y ser votados, Ulises Mejía Haro no buscaría la reelección al cargo: él quiere ser gobernador y por ello se encuentra a la espera de que el TEPJF revise, de principio a fin y con lupa, la sentencia del Trijez y de la Sala Monterrey que, por cierto, no determina castigo alguno.
Por todo ello, Mejía Haro dejaría el camino libre al actual secretario de Gobierno, Iván de Santiago, que ya se ha apuntado en la lista de posibles, lo que invariablemente lo pone en la mira de quienes acostumbran a acaparar para la familia y los cuates los cargos. ¡Aguas!
Pero todo este teje y maneje ha cambiado el panorama radicalmente en la capital de Zacatecas. Y es que el hecho de que Mejía Haro dice no aparezca en la boleta electoral, a pesar de que su trabajo lo avalaría para buscar otro periodo gubernamental en la capital resulta favorecedor para los de enfrente.
La situación prendió los focos de alerta en el Partido Revolucionario Institucional (PRI), y de sus casi aliados Partido Acción Nacional y Partido de la Revolución Democrática (PRD); resulta que los análisis daban cuenta de que, si Ulises Mejía buscaba la reelección pocas, pero muy pocas eran las posibilidades de alzarse con el triunfo.
Pero, ahora que personajes como la síndico o el asesor Ernesto González Romo aparecen como posibles abanderados de Morena, las cosas sí que cambian.
Ahora, se busca que la senadora Claudia Anaya Mota, quien aparece muy bien ubicada en las encuestas para la gubernatura, pudiera entrar al quite y ser la próxima candidata a presidenta municipal de Zacatecas. Sin duda, esta jugada caería como anillo al dedo a la alianza PRI-PAN-PRD.
Anaya Mota tiene, nadie lo duda, su bastión principal justo en la capital, en donde cuenta con una amplia estructura que a lo largo de los años ha cuidado muy bien; esto, además de ir en mancuerna con Adolfo Fito Bonilla, como candidato a la gubernatura, le garantizarían una competencia con muy buenas perspectivas de triunfo.
La senadora tendría que solicitar licencia para ser la candidata a la alcaldía de la capital, con la ventaja de que, si perdiera el 6 de junio, podría regresar a su escaño en el Senado de la República, con toda tranquilidad.
En el PRI, la fórmula Fito Bonilla-Claudia Anaya les resulta muy atractiva. En el PAN y el PRD igualmente la ven como una real posibilidad de triunfo. Ahora sólo falta que la senadora acepte. Las cartas ya se las han puesto en la mesa.
Con los jóvenes
El casi candidato a la gubernatura por el PRI, Fito Bonilla, ahora con tiempo libre y sin presiones, realiza trabajo partidista a todas horas y sin la sospecha de utilizar recursos públicos.
Así, se reunió con los integrantes de la Red Jóvenes x México, que a nivel estatal encabezan Omar Téllez Aguayo y Yahaira Félix. La obligatoriedad de incluir en todas las planillas a este sector de la población al menos en el PRI tiene un buen semillero en esta organización tricolor.
En la mira ya están Alejandrina Varela y Fuensanta Guerrero, quienes seguirían los pasos de Isadora Santiváñez que, desde el Congreso local, puso en alto el trabajo de la juventud priista.
A estas tres mujeres Fito Bonilla las tiene en el radar, pues sabe que en dónde las coloque harán un buen papel y demostrarán que el trabajo es mas importante que buscar una posición alegando violencia política de género. Ahí está la diferencia.
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