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Ciencia para las niñas
Dra. Verónica Arredondo*

Me acuerdo que en mi salón de clases de la primaria al menos la mitad de estudiantes éramos niñas; luego en la secundaria, preparatoria, universidad, la proporción aumentó, es más la generación de licenciadas en Matemáticas de la que fui parte nos graduamos sólo mujeres!!! algo que no he sabido ha vuelto a suceder y sin embargo si me pongo a pensar en el terreno de las ciencias cuántas mujeres se desempeñan profesionalmente, las cuentas no me cuadran.
No recuerdo que en mi niñez me hayan acercado con rumbo a la ciencia, lo que quiero decir es que el entorno escolar no me preparó de ninguna manera para indagar en el terreno científico. Si me pongo seria y concienzudamente a pensar no encuentro los caminos ni las vías que me han traído hasta aquí. Tal vez me convertí en matemática por casualidad -lo cierto es que fue y es una fortuna-. Porque si me ciñera al contexto escolar en el cual crecí, por lógica, yo debería de estar haciendo algo distinto.
Lo que he dicho en los párrafos anteriores no es una queja ni reclamo, sino una sucinta reflexión, muy real, sobre lo que acontece en la escuela. El sesgo no solo ocurre en la formación académica, también en el entorno familiar y social. ¿Por qué pasa esto? Quizá porque se piensa que la ciencia solo puede ser practicada por los hombres, como los deportes, y entonces por omisión simplemente somos descartadas como futuras científicas. Nadie nos impulsa ni se ocupa de revelarnos que podríamos dedicarnos a las matemáticas, astronomía, física, química, medicina.
Un día me enteré de que existía una tal Marie Curie, que se convirtió para mí en una especie de heroína. Marie Curie fue una científica polaca francesa que ganó dos veces el premio Nobel y que se desempeñó como crack en la física y en la química. Saber eso me motivó a acercarme a las ciencias duras, supe que podía ser capaz de adquirir conocimientos y entender cómo se desarrollaban y funcionaba lo científico. Podía hacerlo, al menos intentarlo.
Tampoco quiero decir que yo me acerqué en solitario a las ciencias, pero lo que sí quiero dejar en claro es que en no existe en la planeación estratégica de la academia y en el contexto familiar, las herramientas adecuadas para que a una niña se le muestre la opción del conocimiento científico, y eso es no solo es un error, sino una injusticia, y además un desatino.
De acuerdo a un estudio realizado por la Organización de las Naciones Unidas en 14 países, la probabilidad de que mujeres obtengan grado de licenciatura es de 18%, 8% para un grado maestría y el porcentaje cae a 2% para lograr un título de doctora en alguna materia relacionada con la Ciencia. La representación del género femenino en las carreras científicas es de 28% y 72% en el masculino.

¿Y por qué se aparta a las niñas de la ciencia? No tengo la respuesta precisa, porque probablemente solo no tiene lógica. Quizá porque en lo general, en sociedad, nunca se nos ha dado la debida importantancia, o porque no se nos considera aptas para labores científicas. No voy a adentrarme en el tema de la discriminación me parece más importante para este texto, encontrar los motivos que son relevantes para que las niñas tengan la oportunidad de acercarse a las ciencias.
¿Por qué es importante para la sociedad motivar el desarrollo científico en las niñas?
Número 1. Porque tenemos derecho a una formación integral. Una educación de calidad no solo se compone de artes, conocimientos básicos, sino que debe estar comprendida también por ciencias exactas y sociales. Es un derecho básico, o lógico. Tener acceso al conocimiento científico, a sus alcances, herramientas.
Número 2. Porque la sociedad está desperdiciando a la mitad de su población al negarle por omisión la oportunidad de la ciencia.
Número 3. Porque económicamente hablando sería súper redituable para la sociedad que más mujeres se desempeñaran como científicas.
Podría seguir enumerando porqués, pero no lo haré. Lo realmente importante de esto, es que debemos de plantear acciones para que las niñas conozcan que hay un aspecto del mundo que se conocen como ciencias y que ellas pueden desarrollarse dentro de ese tema.
Marie Curie puede resultarnos lejana, tanto en el tiempo, como en la geografía. Pero si conociéramos a Silvia Torres-Peimbert o a Isaura Meza, quizá nos resultaría más familiar la ciencia. Silvia es una astrónoma mexicana, fue presidenta de Unión Astronómica Internacional. Isaura es una bióloga en el Politécnico, e investiga acerca de proteínas y genes. Podemos encontrar científicas mexicanas destacadas a nivel nacional e internacional, pero no se compara de ninguna manera, proporcionalmente hablando, a los científicos hombres. ¿Por qué? Tal vez que porque nadie nos dijo cuando niñas, que también podíamos dedicarnos al desarrollo de la ciencia.
La sociedad y gobierno deberían estar impulsando el pensamiento científico en las niñas, acercándolas a ello, podríamos ganar todos con eso. Quizá avanzaríamos y nos desarrollaríamos más pronto y de una manera mejor. Una forma de fomentr esto sería en la educación temprana. En la niñez podríamos impulsar con materias exclusivas sobre el asunto.
Si no lo hacemos en este momento, seguiremos desperdiciando el talento y las ganas de niñas que podrían desarrollarse como científicas. Seguiremos negándoles su derecho.
Dice Elizabeth Blackburn que "Tener pocas en ciencia no le hace a la ciencia ningún bien. Las mujeres pueden hacer ciencia tan bien como los hombres, así que tener pocas mujeres equivale a perder una gran cantidad de talento científico".
Yo creo que no tener todas las mujeres posibles en la ciencia, nos hace perderlo todo. Podemos comenzar a impulsar la ciencia en las niñas, para que mañana tengamos una ciencia basta y gigante, y más justa.

*La autora es profesora-investigadora de la UAZ y directora de Sin Sesgo Consulting S.C., especialista en el área de preferencias, elección social y sistemas electorales.