Skip to main content

“Y tú ¿qué me cuentas?”
tercera parte

Por LA MADA (Magdalena Edith Carrillo Mendívil)
www.lamaddalenaedi.blogspot.com

Mi compañero principal en esta charla con Guernica se me extravió por algunos días, pude haber seguido hablando acerca de él con otros compañeros bibliográficos, pero la verdad he tomado bastante en serio a este compañero que se tomó unos días libres, después de mucho buscarlo lo encontré sentado plácidamente en un sillón de la sala, tranquilo me vio con una cara de :”Te tardaste mucho en encontrarme”, tenía un poco de polvo, lo sacudí y como el buen amigo y compañero que es un libro me abrió sus hojas para seguir conversando. Disculpe usted pues la demora de esta tercera parte.
En algún momento en el pasado me preocupaba de tonterías como el género de Guernica, me cuestionaba si era el Guernica o la Guernica, por aquello de “el cuadro” o “la pintura” a fin de cuentas entendí que lo más ligero era Guernica, sin ningún artículo. Estoy muy cierta que Erwin Panofsky no se cuestionó estas tonterías al momento de analizar la obra artística. Panosfsky utiliza un método aplicado al arte de la Edad Medía y al Renacimiento, él declara que se puede aplicar al análisis de una obra moderna, tal vez algunos piensen que no, pero podemos hacer el intento a ver que resulta, viendo la obra desde sus significados y no encasillándola en un estilo. A mí en lo personal siempre me ha parecido más fácil observar el arte partiendo desde enfoques religiosos, sociales, políticos, económicos, vigentes en la época en la que fue creada, así me puedo poner un poco en los zapatos del artista, y si a esto agregamos conocer su personalidad pues podemos establecer un diálogo más ameno, creamos eslabones que forman una cadena con diferentes formas, diferentes largos, diferentes anchos… diálogos tan diversos como los que tenemos con nuestros amigos .
En nuestros tiempos podemos conocer mucho de la vida de los artistas (hasta cosas personales que no deberían importarnos) a diferencia de la antigüedad cuando se suponía o tenemos información de tercera mano si bien nos va. De Picasso se conoce más allá de su personalidad y su evolución como pintor. Señala Cassou:” Picasso es un artista, y no sólo un artista español, sino un artista barroco… Bajo esta inspiración de su demonio barroco, Picasso, en 1932 se enamora de las formas curvilíneas, arrolladas , enrollantes, germinativas.” Esta encantadora y fina descripción me impactó… me quedé pensando y ¡es verdad! Sin habérmelo cuestionado desde este punto de vista barraco, es tal la sensación que siento con Guernica. La relación que tengo con el barroco es muy estrecha, creo que la mayoría de los mexicanos la tiene dado que es el barroco uno de los estilos que nos ha cobijado como orgullo nacional. Una vez que leí esta descripción de Cassou me puse nuevamente de frente al Guernica y esta vez las imágenes se empezaron a mover, a retorcerse, empecé a escuchar gritos y los ruidos de los animales, escuché ese cuchicheo de las llamas y un poquito más lejos, algunas sirenas, mi imaginación escuchó sirenas, no sé si la hubo o no. Así es querido lector, la obra cobró vida ante mis ojos, pude sentir el miedo y en algún momento pensé, que, a pesar de verla a través de una foto, me iba a tragar, a engullir, que una mano saldría y me jalaría hacia adentro, tal y como lo he llegado a sentir con la pintura, escultura y la arquitectura barroca, bueno la arquitectura si me come, si nos come. Lamentablemente la vez que tuve la fortuna de estar frente al origninal, no había tenido esta charla tan extensa, lamento no haberle prestado los oídos cuando la tuve enfrente.
Cuando platicamos con un amigo, siempre nos enteramos de algo que no sabíamos, de una parte, de su vida, que sin ser negra nos provoca esa sensación que da un gran descubrimiento… y morbo. Así me pasó con esta pintura cuando me enteré de varias cositas. Aunque Picasso fue fotografiado en varios momentos durante el proceso por Dora Maar y fue estudiado durante su proceso creativo, como ninguna otra obra antes, nada se sabe de las intenciones originales del pintor. Picasso aceptó la invitación del Gobierno Republicano en enero de 1937 para pintar un mural con destino al Pabellón Español de la Exposición Internacional que tendría lugar en París en el verano de ese mismo año. El bombardeo a Guernica el 26 de abril de 1937 no le dio el tema, a lo sumo pudo obrar como elemento catalizador. Picasso comenzó los estudios preliminares a lo largo del mes de mayo y la obra fue terminada antes del fin de junio, a mediados del mes siguiente fue colocada en el Pabellón Español. No es difícil imaginarse el impacto de esta obra a unos cuantos meses del brutal y cobarde ataque, creo que fue como una publicación en Facebook en cámara lenta, pero con un efecto mayor al que tienen ahora las imágenes en tiempo real. El tema del encargo no era concreto, por tanto, desde el momento que recibió la invitación comenzó a fraguar el contenido del mismo. Inicialmente, a partir del día primero de mayo, realizó seis dibujos y en ellos aparecen tres de los elementos que persistirán hasta el final, ellos son el toro, el caballo y la mujer con quinqué. Paradójicamente cuando se observa la obra no se ve el reflejo textual de lo que sucedió en la villa, Picasso actuó con libertad para crear “una obra universal y no circunstancial sobre una contingencia partidista, así en ella falta el antagonismo dualista de los bandos contrarios, y la pintura carece de ese sentido de manifiesto político con el que se ha querido manipular, e incluso se ha dicho que el enemigo está ausente. “ Desde mi punto de vista considero que es justo en este detalle donde se manifiesta el horror y la conmoción que provoca el Guernica. Hace unos años leí la novela de Primo Levi, “Si esto es un Hombre”, Levi fue un italiano sobreviviente de Auschwitz durante la Segunda Guerra Mundial, cabe decir que es uno de los libros que más me han impactado y dudo mucho que lo vuelva a hojear, la conmoción que produce radica en la sencillez con la que los hechos abominables son narrados, no hay drama, no hay conmiseración, los hechos son descritos de una manera puntual y es justo eso lo que los hace terriblemente conmovedores. Lo mismo sentí con Guernica.
Picasso tuvo a sus pies un mundo de conocimiento en técnicas pictórica: las decoraciones murales de las tumbas egipcias y de las iglesias románicas, aguafuertes de la guerra napoleónica de Goya, mosaicos helenísticos y los espectáculos históricos de Poussin, Velázquez, Rubens y Delacroix. Picasso supo cómo disponer de cada uno de estos legados e imprimirle su sello personal, único hasta volverse universal. Carente de iconografía cristiana buscó dentro del campo de la iconografía profana.
Picasso le confesó a Christian Zervos en 1937: “Quisiera llegar a que nunca se viese el modo cómo he hecho un cuadro”, al platicar con Guernica, creo que lo logró, aunque muchos piensen poder llegar a las entrañas, creo que eso nunca será posible, como con tantas obras. Lo más divertido, desde mi punto de vista, es lo que las obras artísticas nos dicen directamente al observarlas, claro en ocasiones no nos dirán nada, simple y sencillamente porque no hay diálogo que entablar, igual que con las personas, hay veces que nos topamos con alguien y no se nos antoja siquiera preguntarle la hora que es, hay otros que terminan contándonos su vida, aunque no los volvamos a ver y otros se vuelven verdaderos amigos que nos acompañaran por siempre.
Hay amigos que entre más tratas de conocerlos te das cuenta de lo difícil que es entenderlos, en momentos prefieres alejarte, pero son tan enigmáticos que te vuelven a jalar con ese imán que tiene lo incomprensible, lo valioso. Entre más trato de dialogar con Guernica, más difícil se me hace, pero cada vez me embruja más, cada vez lo escucho más, no sé si lo estoy entendiendo en el sentido correcto, pero al menos lo estoy entendiendo desde el humilde punto de vista de un observador quien realmente quiere conversar.
Por ahora me tomo un café y escucho la deliciosa plática que se me ofrece. Fin de la tercera parte.

Bibliografía
Andueza, M., García, E., Hernández, A., Buxó, J., López, S., Schneider, L., & Soto, M. (1989). Guernica 50 años. Una ciudad, un cuadro. Cuernavaca, Mor. : LITOARTE, S.A. de C.V.
López, S. S. (1989). Lectura iconográfica-iconológica del Guernica. En M. Andueza, E. García, A. Hernández, J. Buxó, S. López, L. Schneider, & M. Soto, Guernica 50 años. Una ciudad, un cuadro. (págs. 95-111). Ciudad de México: LITOARTE, S.A. de C.V