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Yo comí aguacate porque alguien ya lo sembró… los abuelitos
Dra. Verónica Arredondo*

Uno de los sectores más vulnerable de la población es de los adultos mayores. Aunque existen algunas leyes que los protegen y salvaguardan, esto resulta insuficiente en la práctica, convivencia e inclusión dentro de la sociedad. Es común que sepamos de casos de abandono y marginación por parte de sus familias. Por un lado, aunque el envejecimiento de la población puede considerarse un éxito de las políticas de salud pública y el desarrollo socioeconómico, por otra parte no existe la cultura cívica para comprender que los adultos mayores son un sector fundamental del crecimiento y evolución de la población.
La forma en que está compuesta de la masa social se ha modificado con el transcurso de los siglos. No existe parangón respecto a la esperanza de vida con la que contamos en la actualidad; de alguna forma se podría decir que aunque hemos trabajado para que las personas vivan más años, se pasó por alto la finalidad de ese objetivo, y no se replanteó las tareas que deberíamos haber llevado a cabo para incluir al sector de la población más viejo. Lo que quiero decir es que sí, no estábamos preparados para ello, pero eso no nos exime de nada.
Afortunadamente lidiar con el problema y resolverlo lo tenemos en las manos. Como hijos(as), nietos(as), tenemos al alcance hacernos responsables de nuestros adultos mayores. Sabemos que en este momento, tenemos que cuidarlos más que nunca, porque si de por sí son un sector vulnerable, ante la presencia del COVID, tenemos que estar alerta y no bajar la guardia.
Me acuerdo que a mi abuelo, Don Leobardo Luna (Pepito le decía tantísima gente con cariño), le encantaba producir, trabajar el campo; me acuerdo que me decía: hay que sembrar mijita. Una figura que me recuerda, y que podría aplicarse al entendimiento social: comemos de estos aguacates porque alguien ya los sembró.
Las generaciones anteriores a nosotros, la de nuestros adultos mayores presentes, construyeron esta sociedad, sembraron esos aguacates que ahora comemos. Nos toca entonces ser más agradecidos y generosos. Nos toca salvaguardar su integridad ejecutando acciones concretas para su inclusión y que sigan desarrollándose; acciones que generen unas mejores condiciones de vida. Se los debemos, nos lo debemos. Podemos mejorarnos como sociedad a través de un mejor trato.
Es importante hacer mención que hay diferencia marcadas de género entre los adultos mayores hombres y mujeres, diferencias que existieron en otras etapas de su vida. Diferentes niveles de educación, de ingreso económico, en general las mujeres están en desventaja respecto a los hombres en condiciones de bienestar social. Es decir que las mujeres adultas mayores son todavía un sector más vulnerable que los hombres adultos mayores. Y eso es una cuestión que no se puede resolver de un día para otro.
Aunque no hay propuestas claras para resolver estos problemas, quizá sea interesante y relevante echarle un vistazo al caso alemán. Dicen los sociólogos que hubo un cambio de paradigma. La población alemana también envejece, pero mejormente. El best ager, es un término acuñado en Alemania que comprende la forma en que este país adoptó para incluir a los adultos mayores en la sociedad. Se tuvieron que modificar aspectos laborales, educativos, socioeconómicos para no marginar a los adultos mayores y darles una nueva oportunidad de vida. Se revaloraron sus habilidades, conocimientos, habilidades, para que no fueran de ninguna forma desperdiciados. Y funcionó, sigue funcionando, o está funcionando.
Al final las políticas públicas pueden o no funcionar, pero es en el entorno social, nosotros, en donde las cosas tienen que cambiarse, modificarse, para que los adultos mayores se encuentren incluidos.
Yo creo que el cariño, el amor, la fraternidad, son temas que se tienen que reconsiderar, que resultan obvios en el trato humano, pero que no basta con ello. Hace falta reflexionar también la sensibilidad y comprensión que nos falta para encontrar dar cabida a todos los sectores de la población en nuestro mundo. Los adultos mayores son quienes tienen más experiencia y estamos omitiéndolos. Quizá ellos tengan más respuestas para enfrentar los problemas sociales, podríamos sentarnos a escucharlos.

*La autora es profesora-investigadora de la UAZ y directora de Sin Sesgo Consulting S.C., especialista en el área de preferencias, elección social y sistemas electorales.