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Divagaciones de la Manzana
Ni una, ni otra
Martha Chapa
El presidente López Obrador ha afirmado que la mejor política exterior es una buena política interior, palabras más menos, pero ocurre que en ningún caso los resultados son los que esperábamos de acuerdo al tan anunciado y prometido cambio de su gobierno, comparativamente con los anteriores.
Ejemplos sobran, pues lo mismo hemos sido desiguales en la aplicación de los principios de nuestra tradicional política exterior, tal como se registró con el retraso de nuestro reconocimiento frente al claro triunfo electoral de Joe Baden, a diferencia de otros países, en igualdad de condiciones, a los que se les concedió el voto aprobatorio de inmediato. Así, hemos sido permisivos y hasta sumisos con el régimen de Trump, como en el caso de la migración centroamericana, donde nos ha tocado realizar la obra negra de contenerlos para evitar que lleguen a los Estados Unidos.
También, en el interior, podemos comprobar que tanto nuestra economía como el sistema de salud son decadentes, o al igual en diversas decisiones respecto a programas sociales que han desaparecido en detrimento de los beneficios ya adquiridos por la población, de tal manera que junto a otros indicadores, las políticas interiores no alcanzan buenas calificaciones, como tampoco por lo que se refiere a la presencia de México en el exterior.
Y ahora, con la participación de López Obrador en la reunión del G20, se comprueba nuevamente el estilo personal de gobernar, que en buena medida ha conllevado distorsiones y mentiras.
Fuimos allá para presumir, como si fuéramos un modelo ejemplar, de que nuestras medidas económicas han sido tan sabias, adecuadas y pertinentes que gracias a eso estamos mejor que muchos otros países, lo cual no es cierto. Ahí esta el caso de Corea del Sur, qué pese a la pandemia es en sí un buen ejemplo a seguir, entre otros. O de cómo se ha afrontado el problema del COVID, que como sabemos lejos de ostentar buenas estrategias y acciones eficaces, llevamos ya más de cien mil muertes, sin considerar otras miles que no han sido contabilizadas debidamente, así sea para nuestro pesar ,Basta escoger un ejemplo más como podría ser el de Japón, que teniendo una población muy similar a la nuestra, tan sólo registra cuatro mil decesos,, entre otros testimonios de países qué son y debieron ser eso si un modelo a seguir para nosotros. Las cifras que en materia económica expuso en ese foro responden igualmente a sofismas muy fáciles de desmontar, y que cada vez nuestra sociedad, las va procesando y aclarando con todo realismo y desencanto, de la demagogia gubernamental. No se diga de las opiniones que se desprenden de organismos internacionales que han coincidido en el pésimo manejo de la economía de nuestro gobierno.
Hacia dentro reina entonces el descreimiento, y hacia fuera, la burla y el desdén respecto a la información oficial.
Vamos erráticamente de un punto a otro, en un ocioso ida y vuelta, donde la política si así se le puede llamar, se instala la manipulación truculenta de datos y estadísticas que no se sostienen ante la realidad, ni dentro ni fuera de nuestras fronteras.