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Divagaciones de la Manzana
Sí, pero no
Martha Chapa

El gobierno de López Obrador estaba y está urgido de cambios en el gabinete. Sin embargo, los que acaba de anunciar si bien nos complacen en tanto qué son varias mujeres las que ocuparán los cargos, no son desgraciadamente los qué desde hace meses se vienen evidenciando como impostergables.
Es más, el gabinete en su conjunto ha sido muy criticado por tanta ineptitud, yerros y omisiones: no hay acuerdos entre el presidente y sus subalternos, cómo tampoco está abierto al diálogo y escucha a sus colaboradores, ni hay un plan de gobierno visible, consistente y adecuado a la realidad del país, al grado de que López Obrador siempre alude a los datos que él tiene, que le pertenecen, pero que nadie sabe cuáles son, ni pueden ser comprobables.
Está bien y da gusto que ahora las mujeres ocupen importantes cargos y seamos tomadas en cuenta, pero como dice el dicho “ni son todas las que están ni están todas las que son”, pues siendo algunas de ellas valiosas no encajan del todo por su perfil en las nuevas responsabilidades y en esa medida los cambios las demeritan.
Salvo un par de casos, como pueden ser Tatiana Clouthier y Galia Borja, con ciertas reservas, los demás no se sustentan ni se justifican en cuanto a sus antecedentes, experiencias y capacidades.
Pensábamos que en su momento López Obrador iba a dar una sacudida a fondo y que los nombramientos ahora si estarían bien perfilados, con base en la formación personal, profesional, aptitud y capacidad comprobadas de quienes se integraran en un gabinete renovado. No es así, siguen los parches y las designaciones prevalecen sin ton y son, a dos años de haber iniciado su gobierno.
A todo, debemos no sumar sino restar igualmente, los cambios que se han realizado en los primeros dos años qué son varios y algunos que fueron hasta inesperados, que no se justificaban o bien nunca se dio una explicación suficiente del por qué de la remoción de funcionarios de tan alto nivel, así como de otros evidentemente en contrapartida con resultados mediocres.
Continúan entonces los arrebatos, caprichos y ocurrencias, incluidos compromisos adquiridos en el pasado reciente, sacrificando eficiencia, talento y trayectorias comprobadas en el servicio público.
La República sigue con rellenos qué inevitablemente significan más de lo mismo, es decir, improvisación y carencia de un proyecto nacional.