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Divagaciones de la Manzana
2021, casi igual
Martha Chapa
Tras del triunfalismo del gobierno con la llegada de las primeras dosis o paquetes de vacunas contra el COVID, empieza a asomar la mentira y la truculencia.
Vemos así, como en lugar de hablar de millones de vacunas que debiéramos tener ya para enero se habla de miles, si sólo de miles, y peor aún, queda todavía pendiente la complicada instrumentación de distribuirlas y luego proceder a aplicarlas a los diferentes sectores de la población, qué de acuerdo a las estrategias anunciadas se daría primero preferencia al personal médico de primera línea, a quienes están en la mera trinchera heroicamente, ellos sí combatiendo esta terrible pandemia.
Pero ha quedado evidenciado el propio Presidente López Obrador, sea él o sus colaboradores quienes cargan con las fallas escandalosas, por su falta de cálculo y planeación para cumplir tal propósito en los plazos prometidos.
Junto a tan desalentadora realidad, prevalece también la desinformación y los equívocos, pues al ritmo con que se viene haciendo la vacunación o lo que hasta ahora se ha aplicado día día, pasarían no meses del presente año, sino del siguiente para que quedara totalmente inmunizada la población a nivel nacional.
Por igual, se han registrado, informes y declaraciones de carácter oficial, qué se contradicen y anulan sus int3enciones en la práctica: mientras que el Presidente nos dice que lo peor ha pasado, los gobernantes tanto en la ciudad de México como de un buen número de las entidades federativas muestran una escalada a la alza verdaderamente preocupante y aterradora de tanto contagio y decesos, como a la vez de hospitales saturados y carencia de infraestructura médica para el tratamiento de esta enfermedad; mientras que López Obrador elogia a López Gatell, éste descansa plácidamente en una playa sin tapabocas; mientras que Ebrard afirma con un regodeo egocéntrico, por nuestras fatales estadísticas de enfermos y muertos, de qué están por llegar millones de vacunas que vemos hoy a cuenta gotas; que en un principio el propio presidente fue tajante de que nadie podría adquirir estas vacunas y serían de manejo exclusivo del gobierno, cuando unos cuantos días después afirmaría lo contrario y abriera la posibilidad de qué el sector privado las obtuviera, distribuyera y aplicara, seguramente una vez que percibió o reconoció su incapacidad de acometer tan gigantesca misión por sí solo; y así otros yerros, distorsiones, falsas promesas y exhibicionismo institucional, que en todo caso muestran insensibilidad e ineptitud
Si a eso agregamos las opiniones y reacciones que fluyen en amplios sectores ciudadanos sobre cuántos laboratorios son y cuáles serán los países que surtan las vacunas, si son una o dos dosis, de su porcentaje de efectividad, y sobre todo cuando las tendremos y se aplicarán, el panorama se ensombrece entonces, junto a un desencanto creciente. En contrapartida, se nota también la irresponsabilidad de muchos qué han salido a la calle o a las playas, cuyo punto de partida seguramente proviene en un buen número de casos, por el mal ejemplo de las autoridades qué no usan el cubrebocas ni guardan la tan socorrida sana distancia, entre ellos el propio presidente y algunas autoridades del más alto nivel a nivel estatal y federal, quienes a su vez mañosamente fustigan y descargan sus culpas en la ciudadanía.
Empieza un nuevo año, y a diferencia de otros donde surgen con energía signos vitales y de esperanza, parece apuntar ahora a más de lo mismo, tanto por lo que toca a la salud en riesgo constante como con una economía desastrosa, todavía muy lejos de recuperarse en los próximos meses, contrariamente a los que nos quieren hacer creer.
No se trata tampoco de flagelarnos ni de sumirnos en un pesimismo pasivo e indolente, sino de interpretar con realismo y solidaridad social las señales o las tendencias de los nuevos tiempos que vivimos, para poder enfrentar con eficacia los retos y problemas que se presentan hoy, mediando desde luego por nuestra parte una exigencia rotunda al gobierno actual de qué no mienta, manipule, confunda y se pavoneé, es decir, que gobierne bien, que informe con veracidad, labore con eficiencia, actúe con responsabilidad y use adecuadamente nuestros impuestos, justo lo que hasta ahora no ha podido ni querido realizar en favor de la Nación.