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Una conmemoración muy importante…

Dra. Verónica Arredondo*

El calendario tiene días marcados para conmemorar y recordar que en la historia ha habido hechos de suma importancia, y el 8 de marzo es uno de esos días. El origen del 8 de marzo se localiza en un suceso que no podemos dejar de mencionar. El 8 de marzo de 1908 ocurrió un incendio en la fábrica de Cotton, Nueva York. Y ese día 129 mujeres murieron asfixiadas por el fuego en el contexto de una lucha sindical.
El Día de la Mujer no es una celebración sino una conmemoración, que es una gran diferencia. Conmemorar contiene en su amplio significado el hecho de recordar y rendir homenaje a un tema. Por lo tanto, el 8 de marzo rendimos homenaje son solo al acontecimiento de Cotton, sino a la larga trayectoria de los reclamos de igualdad entre mujeres y hombres, de derechos, de reconocimiento, de exigir una mejor calidad de vida, de justicia. Asimismo, la fecha representa también el movimiento feminista y todos los logros que se ha anotado.
Me gusta llamarle a las cosas por su nombre, conozco y reconozco que vivimos inmersas en un sistema que favorece a los hombres, y que obstaculiza el desarrollo integral de las mujeres. Una sociedad heteronormada, machista y que genera desigualdad social por el simple hecho de pertenecer a un género. Entonces el piso no es parejo para todos y todas.
Considero necesario decir todas y todos para incluir a quienes probablemente no se sientan incluidas si solo dijera “todos”. Sé que una voz autorizada como la de Concepción Company diría que el lenguaje inclusivo es una tontería, y estoy completamente de acuerdo conque igualdad no es que te llamen “arquitecta”, sino que te paguen igual que a un hombre y tengas las mismas oportunidades. Pero creo que el lenguaje inclusivo puede funcionar como una acción afirmativa, así lo veo, lo observo y lo recomiendo. Aunque diga Company que la gramática no es sexista; a nivel personal y como académica pienso que se hace necesario generar herramientas que concedan a la mujer visibilidad, una visibilidad de la que no goza.
Y el 8 de marzo, ya próximo es una de esas herramientas, un día que se hace necesario. Porque políticamente es imprescindible que haya un instante, un momento para reflexionar universalmente sobre el papel que las mujeres han desempeñado en la historia. Es ineludible que se piensen en los logros y fracasos del gran movimiento feminista. Es trascendental que haya temas relacionados con las mujeres y que se hagan patentes, que corran de boca en boca para que nos familiaricemos con ellos. No entiendo, por ejemplo, que los hombres quieran inmiscuirse en el tema de la despenalización del embarazo interrumpido, no son ellos quienes se embarazan. El 8 de marzo también ocurre porque las mujeres queremos decidir sobre nuestras vidas y cuerpos.
Insisto en esto que he dicho antes, no pretendo presentar este texto desde el reclamo, quiero darle una perspectiva social, cultural y económica. Históricamente las mujeres hemos sido invisibilizadas; no figuramos como artistas, políticas, descubridoras, inventoras, salvo excepciones, sino, recularmente como figuras decorativas, musas, objetos de contemplación.
Afirmo nuevamente que, igual que otros textextos, este tampoco lo escribo desde el hartazgo, lo he pensado con paciencia y he intelectualizado cada palabra que vierto. No creo que las mujeres seamos princesas, somos luchadoras, valientes, líderes, creativas, fuertes, inteligentes. Culturalmente hablando sí somos diferentes de los hombres, pero compartimos el mismo contexto, podemos responder ante cualquier tipo de situación. No me queda entonces claro por qué debemos de ser muchas veces relegadas y apartadas.
En algún momento de la historia quizá no sea ya necesario conmemorar nada, celebrar nada, participar de nada. Eso se deberá a que habitaremos sociedades justas, desarrolladas, planeadas, participativas. Pero en este momento es necesario levantar la voz y debatir temas por más polémicos que sean.
Quizá sea prudente y pertinente admitir que tenemos mucho camino por recorrer, que cada 8 de marzo podemos tomar un instante para pensar cuánto y cómo hemos avanzado en materia de derechos y oportunidades. Quizá todos los 8 de marzo podríamos comenzar una tarea distinta, política, social, participativa: juntas y organizadas. Quizá es solo un sueño que el 8 de marzo próximo no solo represente el Día de la Mujer, sino el comienzo de algo nuevo. Podríamos intentarlo, podríamos subirnos al edificio más alto y tener la mejor perspectiva de los problemas que tenemos que resolver para alcanzar la igualdad como sociedad.

*La autora es profesora-investigadora de la UAZ y directora de Sin Sesgo Consulting S.C., especialista en el área de preferencias, elección social y sistemas electorales.