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Divagaciones de la manzana
¡ Misión incumplida ¡
Martha Chapa

Una vez más se imponen los criterios político-electorales por encima de los intereses genuinamente nacionales. Ahora, con el inicio del programa de vacunación, queda claro que todo se supedita, absurdamente sin contracorriente, al voluntarismo y discrecionalidad presidenciales.
Así, la vacunación que ha iniciado ya, no es un caso excepcional y debemos remitirnos a los indicios de la pandemia, cuando quedó en evidencia la reacción tardía y desvirtuada del Gobierno para empezar a atacar frontalmente al COVID, por la falta de aplicación de pruebas, el no seguimiento de contagios, la omisión del cubrebocas, la falta de adecuación de la infraestructura médica o la adquisición oportuna de equipos e instrumental, y de manera fundamental, la inserción a destiempo en el proceso internacional de la producción y adquisición de vacunas.
Vuelve a irrumpir la demagogia y la falsedad para tratar de encubrir reincidencias de ineptitud e ineficacia institucional, moviendo a su antojo el calendario entre lo prometido y lo realmente conseguido. Se nos dijo hasta la saciedad que entre enero y febrero llegarían millones de dosis de vacunas, con un bombo y platillo hueco y ficticio a cargo de Marceo Ebrard, quien con suma desfachatez, triunfalismo, ostentación y demagogia grito a los cuatro vientos: ¡Misión cumplida!, seguramente para rodearse de un haló personalista qué lo sitúe al frente de las preferencias presidenciales en el momento que se decida al candidato de Morena hacia la Presidencia. Una ambición descarada que hemos visto a lo largo de su trayectoria en busca del poder por el poder mismo, tan acorde con un egocentrismo narcisismo de gran dimensión y de personalidad neurótica y fanfarrona, que queda nuevamente al desnudo a la vista de la ciudadanía, pues ni hay tales vacunas y la misión está más que incumplida. Teatralidad que se extiende en la actuación desdibujada de la subsecretaria Marta Delgado a imagen y semejanza de su patrón.
Pero también en otros niveles de gobierno la banalidad, el oportunismo y la mentira son igualmente evidentes. Ahí están las contradicciones cotidianas e irresponsables de López Gatell, el malabarismo financiero de Herrera y las omisiones de Alcocer, que contrastan, eso sí y hay que admitirlo, con la actuación sobria, realista y congruente y por tanto más eficaz de la propia Jefa de Gobierno de la ciudad de México, Claudia Sheiubaum.
El catálogo de ineptitudes continúa a partir del criterio de vacunar no donde hay más enfermos debido al virus letal, Es decir, en comunidades con mayor población concentrada, sino en zonas económicamente más depauperadas, bajo la intentona de conseguir votos mediante el uso desalmado de la pobreza, además del pasmoso desabasto en cuanto al número de vacunas. Igual ha ocurrido con el desbarajuste del proceso para la obtención de las vacunas, pues unos días nos dicen que llegarán no miles sino millones, para cambiar sus anuncios a modo, con subterfugios y supuestas justificaciones que casi ya nadie cree. Qué decir de la inserción de grupúsculos electoreros, y de proselitismo descarado de los llamados “servidores de la nación”, que es una imitación burda y cínica de quien fuera en verdad el Siervo de la Nación: José María Morelos y Pavón. Peor aún, cuándo se nos ha cerrado la información por lo que toca a la obtención de las vacunas, su costo, procedencia y condiciones en que fueron pactadas, bajo un manto de tal opacidad qué es antítesis de un gobierno honesto, que tanto trata de simular el presidente López Obrador.
Hay muchas más evidencias qué todos ya sabemos y que sitúan a México en uno de los primeros y más indeseables lugares respecto a contagios y decesos en el mundo, qué reaparecen hoy y desmienten un programa de vacunación, improvisado y cuyo sustento es la politiquería, intercambiando la salud por el ensanchamiento del poder político, para lo cual hay en cambio una muy buena vacuna o antídoto: no darles nuestro voto en las próximas elecciones, a mediados del 20 21. No falta mucho tiempo para que nos sacudamos de ese populismo retardatario de ineptitudes desastrosas que de paso tienen a la economía nacional postrada, sí de una presidencia centralista que avanza sin contrapesos redundantes en caprichos personales, surrealismo interpretativo, necedad irredenta y autoritarismo consuetudinario.
Me pesa decirlo, pues creímos que en verdad sería un gobierno transformador y que por eso recibió tanto apoyo en las pasadas elecciones presidenciales, pero que degradada pasta ya en la dimensión aborrecible de lo que hemos conocido como más de lo mismo.

Página web:
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