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LAS VACUNAS
Dr. José de Jesús Reyes R.

Para documentar mi pesimismo… y el de los demás

Pido de entrada una disculpa por interrumpir mis reflexiones sobre la repercusión de la PANDEMIA en la sociedad, en la economía, en la política y en la filosofía que había iniciado hace dos semanas, por el hecho que me llevo a salir del país por ser - debo aceptarlo – hombre de poca FE. Por haberse abierto en los Estados Unidos, específicamente en Los Ángeles la posibilidad de ser vacunado, por que como cualquier adulto mayor – viejito por decirlo en una sola palabra – y siendo testigo de las consecuencias fatales de la enfermedad – covid-19 – en familiares cercanos y amigos queridos pensé, después de haber declinado mi cita en el extranjero una vez, que seria demasiado arriesgado esperar la incertidumbre que se da en nuestro entorno y acudir a vacunarme fuera del país.

Mi cita estaba programada para el sábado pasado 6 de marzo por la tarde, en el Centro de Convenciones de Anaheim a unas cuadras de DISNEYLANDIA, y claro había que volar a Los Ángeles (una hora al norte del sitio donde tendría que ser vacunado – lo cual implico una dificultad especial.

Normalmente de Zacatecas hay no solo uno sino dos vuelos diarios debido al gran número de paisanos que viajan regularmente entre nuestra ciudad capital y el sur de california lugar que habitan muchos desde hace varias décadas, en forma legal pero también ilegal.

Ya lo dijo el nuevo presidente de la Unión Americana, Biden, en la videoconferencia que tuvo con nuestro presidente en el sentido que la primera minoría de su país ya no era de los afroamericanos sino de los latinos que claramente representa no solo la primera minoría, sino también la que crese más rápidamente y que representa prácticamente el 30% de la población de ese país, y que está conformada en un 60% por inmigrantes de origen mexicano.

Son ellos - lo sabemos bien - los que hicieron que nuestro aeropuerto se convirtiera hace ya casi medio siglo en un aeropuerto de talla internacional, muy por delante de los pequeños e inoperantes – entonces – aeropuertos de los estados vecinos de Durango, Aguascalientes, San Luis Potosí e incluso Coahuila. Como olvidar que ya hace casi 50 años aterrizaban en nuestro aeropuerto los enormes aviones DC8 con filas de 11 pasajeros en una columna central de 5 asientos y dos laterales de 3 cada una.

Y mientras esto pasaba, el aeropuerto de Aguascalientes aun no abría sus puertas, y el de San Luis Potosí – el entonces rudimentario aeropuerto frente al panteón, servía solo para el vuelo de pequeñas avionetas dedicadas a labores de fumigación de los campos agrícolas.

De cualquier forma en estos los tiempos de pandemias, los vuelos regulares que enlazan nuestra humilde ciudad capital con una de las ciudades más importantes de la Unión Americana, donde habitan más zacatecanos que en todo el territorio de nuestro estado, fueron abruptamente cancelados por una razón que aún no logro entender del todo, porque si bien las pandemia cambio radicalmente muchos de los usos y costumbres en la esfera del turismo, no logro hacer lo mismo con las sociedades que tienen un pie allá y uno de este lado y que necesitan estar viajando de un lugar a otro para atender las necesidades tanto afectivas como de muchos otros tipos que tienen a ambos lados de la frontera.

Por esta y muchas otras razones los vuelos no se interrumpieron aun en la segunda e incluso en la tercera ola de la pandemia, pero las fronteras tienen al menos 6 meses de estar cerradas, ello significa que no puedes viajar por tierra y cruzar la frontera a menos que tengas una VISA DE TRABAJO o un TRABAJO DOCUMENTADO al norte de la frontera o que seas residente o ciudadano norteamericano, de otra forma olvídate de intentar cruzar por que no te estará permitido.

Por esta razón la única forma de accederá territorio norteamericano era volando a un destino internacional, San Diego es imposible porque no hay vuelos de México a esa ciudad, por lo que si querías volar tenías que hacerlo a Los Ángeles, y supongo que a Oakland, Chicago, San Antonio Dallas y lugares parecidos, y por esta razón aerolíneas como VOLARIS y VIVA que son las que están sobreviviendo a la pandemia comenzaron a ver un buen negocio ante las circunstancias descritas, solo que con el cambio de gobierno en el país del norte, la llegada de Biden y la exigencia de contar con una prueba negativa para covid, las cosas se complicaron, de un día para otro las aerolíneas cancelaron sus vuelos directos no solo entre Zacatecas y Los Ángeles sino también entre Aguascalientes y Los Ángeles, y si tenías que viajar no te quedaba otra alternativa que ir a lugares como Guadalajara para poder volar a tu destino.

No tenía otra alternativa, si deseaba vacunarme e intentar salvar mi vida frente al terrible virus que nos asecha tenía que viajar a Guadalajara y tomar un vuelo a Los Ángeles y ahí buscar las formas de ir al lugar donde tenía la cita y ser vacunado. Complicado, pero no había otra forma, la posibilidad de ser vacunado en mi tierra era del todo impredecible había que seguir las dificultades que el destino me imponía y así lo hice, salir en vehículo privado a las 6 de la mañana, llegara Guadalajara pasadas las 10 realizar los trámites en un aeropuerto donde la cantidad de gente parecía indicarte que la pandemia era un invento de tu mente, y claro había tenido que hacerme la prueba un día antes porque sin prueba no había viaje que valiera.

Después de muchos trámites y de ver la cara de perro enojado de los encargados del mostrador de la aerolínea que iba a utilizar, tratado de llenar la papelería que con todo y lentes de lectura no podía descifrar y donde el encargado del mostrador no estaba dispuesto a ayudarme, y solo me decía, salga de la línea mientras atiendo a otras personas por que no alcanzaba a descifrar las hojas que tenía que llenar y me negaba a dejar una línea que me había costado una hora en recorrer.

No soy una persona dejada que digamos y el genio se me ha incrementado con la edad, como un viejito rábico me pelee con todo el que se me puso enfrente pero salí victorioso y logre subir a un avión REPLETO sin un solo lugar vacío. ¿A dónde iban todos? Porque no me digan que el costo del boleto representaba ni remotamente una oferta, se suponía que todos tenían que haber abordado con una prueba de no ser portadores del MAL pero sabemos todos que una prueba negativa no hace verano y a sufrir ante la posibilidad de contraer la enfermedad donde la sana distancia es una utopía.

Llegar a la metrópolis mas habitada y de crecimiento más rápido de los Estados Unidos y tener la oportunidad de que mi hija y su esposo fueran por mí al aeropuerto, nos dirigimos ya por la tarde a tomar un bocado ya que no había probado nada en todo el día, y de ahí a la tan deseada vacuna, la esperanza de vida, tendría que decirlo - aunque a ello quiero dedicarle todo un escrito – la posibilidad de que algún día el miedo que hemos sufrido durante un largo año, desaparezca por fin, fuimos al lugar donde el arcoíris termina.

No fue fácil localizar el lugar, el Centro de Convenciones de Anaheim, ya en el sitio tenías que encontrar el lugar de acceso, suenas ensillo, NO LO ES , finalmente accedes a un estacionamiento de varios niveles donde los voluntarios amablemente te van guiando hasta el final, yo tenía entendido que te vacunaban dentro de tu vehículo, no Quien revisaba el documento que acreditaba mi cita me guiaban a seguir adelante, por aquí, por allá varias mesas CON EL LETRERO DE MODERNA – la vacuna – que analizaban mi documentación y me invitaban a seguir adelante, por fin llegamos a un amplio auditorio cerrado con las mesas de vacunación y un espacio para la observación de los vacunados cuidando las posibles reacciones adversas, yo caminaba rápido, impaciente por ver lo que había por delante, mi hija y su esposo que me llevaban al sitio difícilmente podían seguir mis prisas y me lo reclamaban en todo momento.

Finalmente llegamos, la mesa asignada para mi caso era la numero 6, donde 3 o 4 enfermeras – supongo – o auxiliares de salud, todas para nuestra fortuna – de origen mexicano – nos recibieron amablemente, tenían muchas preguntas que hacerme, alergias, problemas colaterales etc. Tenía que responder sin pensar mucho en mis respuestas, los nervios estaban en la posición más alta posible la vacuna estaba ya a la vista, cuando se me ocurrió – lo había pensado mil veces – preguntar si no había una remota posibilidad de que vacunaran a mi hija y a su esposo – que evidentemente por su edad no eran elegibles – la respuesta me sorprendió positivamente, la muchacha a cargo me dijo que preguntaría, camino algunos pasos y pregunto, no me atrevía a voltear tan siquiera, pero en un corto tiempo regreso con una respuesta positiva, que nos llenó de alegría, mi hija y su esposo de alrededor de 30 años si podrían ser vacunados y lo fueron, después nos dieron 15 minutos de espera para asegurar que la vacuna no tendría efectos secundarios y nos dejaron ir.

Eso fue apenas el sábado y solo 72 horas después, el proceso de vacunación se implementó en mi lugar de origen, el martes de esta semana yo podría haber sido vacunado sin tanto viaje sin tantos gastos sin exponerme tanto, pero claro sin haberlo intentado no hubiera logrado la vacunación de mi hija y su esposo, y esto claro hace que la odisea valiera la pena, y ahora de lejos vi la vacunación de mis amigos a quienes pronto veré frente a una buena copa de mezcal zacatecano, pude confirmar la vacunación de mis familiares cercanos de mi edad y algunos más, puedo descansar tranquilo viendo que la luz al final del túnel ya se ve a lo lejos y entiendo con certeza que cualquier esfuerzo para llegar a ella bien valió la pena vivirlo.