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“/&$*@¢´¬& Viejas”
Por: Jenny González Arenas
Me duele escuchar el nivel de discurso en las campañas políticas, pero creo que me duele más que los políticos piensen que es lo que los zacatecanos y zacatecanas merecemos.
Antes que nada, me considero humanista, no feminista, porque estoy convencida que toda la humanidad merece ser tratada con respeto, dignidad, que se le garanticen sus derechos y que la tolerancia sea uno de los valores más importantes en todas las sociedades, porque como seres humanos tenemos que vivir en sociedad para poder desarrollarnos y es la convivencia humana la que nos permite desarrollarnos en toda plenitud como seres humanos.
Partiendo de esa declaración personal, no puedo permanecer callada ante la situación que ahora vivimos en Zacatecas, que puede ser una situación que se reproduzca en muchos lugares de la república mexicana, porque parece ser común denominador de los candidatos a algún puesto de elección el bajo nivel de discurso que ofrecen a la ciudadanía.
No se que me molesta más, si el que un candidato a gobernador baile con las ciudadanas o que el discurso del candidato a diputado no pueda pronunciar dos frases sin decir una grosería. Debo aclarar que no es que me molesten las groserías, creo que todos los mexicanos nos sabemos una que otra palabra y las hemos utilizado en diversas ocasiones, pero considero que la clase política, que aspira a conducir un país, una Entidad Federativa, un Municipio o ser parte de un Poder Público, como el poder legislativo, debe tener un mínimo de respeto, por los votantes y por el cargo que aspira representar.
Si emito mi voto a favor de algún candidato o candidata, no es relevante si sabe bailar o no, o si sabe decir groserías o no, menos si conoce la letra de algún corrido o alguna canción popular o si sabe cantar. En mi caso, estaría más preocupada por saber si sabe respetar la norma, si sabe las funciones del puesto para el que está compitiendo, si sabe leer (mínimamente un discurso) o si tiene comprensión lectora, si tiene capacidad de dialogo y puede articular una conversación sin ofender o desacreditar a alguien sin pruebas.
El voto no es estampar una “X” en un papel con diversos logos y nombres de partidos y personas. El voto es muestra de confianza, es credibilidad, es convicción. Es la esperanza que los ciudadanos depositan en ideales, principios y personas. Pero cuando esas personas que piden el voto son capaces de ofender, de desacreditar, de ignorar y su nivel de discurso es el de un baile popular, dudo mucho que tengan la capacidad de gobernar.
No tiene nada de malo un baile popular, al contrario, esos eventos son necesarios para que la sociedad canalice su energía, para fomentar la convivencia, incluso para activar la economía, pero como se dice coloquialmente: “al pan pan y al vino vino”; si vas a participar en un baile popular, claro que sabes que vas a bailar, y si vas a un evento político, lo mínimo que puedes esperar es que en ese evento se traten asuntos de relevancia política.
Disfrazar un evento político de kermese es una ofensa para quienes asisten, porque no se habla de propuestas, no se debate con inteligencia, no se fomenta el dialogo ni el debate, mucho menos se abre el candidato a la crítica de los asistentes, porque si no puedo escuchar tus propuestas como puedo cuestionarte sobre la viabilidad de ellas.
Es deplorable el nivel de política al que nos ha llevado nuestra clase política, pero es todavía más lamentable que piensen que las personas en Zacatecas no nos damos cuenta del engaño que pretenden hacernos víctimas, la realidad se verá reflejada en las urnas, siempre y cuando el árbitro no decida por nosotros, pero eso ya es motivo de otra colaboración.