Skip to main content

Ricardo Monreal
Entre la solidaridad y el asedio

Durante el pasado fin de semana se registraron nutridas protestas en varias ciudades de Cuba, como no se habían visto desde 1994. Entre los motivos que dieron lugar a las movilizaciones se encuentra la complicada situación por la que atraviesa en este momento la población de la isla, ante la escasez de vacunas y alimentos, lo cual se ha agravado por la crisis de salud ocasionada por la pandemia del SARS-CoV-2, que también está golpeando fuertemente en su territorio. Las manifestaciones fueron convocadas y coordinadas por medio de internet, por lo que el Gobierno decidió restringir la cobertura de las telecomunicaciones.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, reconoció las causas objetivas del malestar de la población (escasez de medicamentos y alimentos), pero atribuyó la emergencia al bloqueo impuesto a la isla por Estados Unidos a lo largo de más de sesenta años, puesto que tal coyuntura dificulta en gran medida la llegada de suministros.
A lo largo de su historia, la política internacional de los Estados Unidos de América ha reportado varios episodios injerencistas en asuntos internos de otras naciones, lo cual ha sido ampliamente documentado por especialistas, en sucesos como la deposición y el asesinato de Francisco I. Madero, presidente de nuestro país, en 1913; el asesinato de Salvador Allende, presidente chileno, ocurrido el 11 de septiembre de 1973, y más recientemente, en eventos como el intento de derrocamiento del gobierno constitucional de Nicolás Maduro en Venezuela, en enero de 2019, entre otros.
Sin embargo, apelando a los más elementales principios de soberanía, en la región del caribe, una nación asentada en una isla ha hecho frente al asedio externo y a un bloqueo económico que se ha prolongado por décadas.
Históricamente, nuestro país ha mantenido una relación cercana y fraternal con el pueblo y el Gobierno cubanos. Cuando triunfó la Revolución en la nación caribeña en 1959, el Estado mexicano fue el único de la región que, al margen de presiones en su momento, no rompió relaciones con la isla y, salvo algunos infortunados episodios en los que se suscitaron roces diplomáticos con Cuba, la relación bilateral ha sido bastante buena.
Como ha ocurrido en el pasado, hoy nuestro país ha asumido una postura de cooperación y solidaridad con Cuba, y el Gobierno mexicano se ha conducido con prudencia al momento de abordar este tipo de situaciones que se han presentado recientemente en la región.
El gobierno de la 4T reconoce que los conflictos internos de cada nación se deben resolver por vías pacíficas y siempre a través del diálogo, teniendo como base las premisas contempladas en nuestra Carta Magna: la autodeterminación de los pueblos; la no intervención en los asuntos internos de otras naciones; la solución pacífica de las controversias; la proscripción de la amenaza o del uso de la fuerza en las relaciones internacionales; la igualdad jurídica de los Estados; la cooperación internacional para el desarrollo; el respeto, la protección y la promoción de los derechos humanos, y la lucha por la paz y la seguridad internacionales.
Por ello, como ha venido ocurriendo desde la etapa posrevolucionaria y en aras de demostrar la vocación pacifista y democrática de nuestra nación, el Gobierno de México se ha ofrecido para fungir como mediador diplomático entre las partes en conflicto, para el alcance de acuerdos que a la postre puedan devolver la calma y la estabilidad, buscando en todo momento la neutralidad.
Este tipo de acciones han hecho de México un referente a nivel global en la aplicación y defensa de principios de alta política y prestigio en materia de relaciones internacionales. Recuérdese, por ejemplo, la participación en el Tratado de Tlatelolco y los Acuerdos de Paz de Chapultepec.
En tal tesitura, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha ofrecido solidarizarse con el pueblo y el Gobierno de Cuba, y enviar vacunas y alimentos —si así se solicita—, bienes que se están requiriendo con urgencia en este momento crítico.
A pesar de las dificultades que enfrenta Cuba, sus científicas y científicos han logrado desarrollar una vacuna propia, para enfrentar a la COVID-19; sin embargo, los suministros son tan escasos que se ha complicado la producción de la “Soberana 02”, para inocular ágilmente a la población, precipitando la urgente necesidad de ayuda humanitaria.
Cuba se solidarizó con nuestro país cuando atravesamos la segunda ola de la pandemia, entre diciembre de 2020 y enero del presente año, enviando alrededor de 500 de sus profesionales de la salud para que se sumaran a las filas del personal mexicano que atendía las consecuencias del alto pico de contagios y hospitalizaciones.
Ante la gravedad de la crisis por la que atraviesa el pueblo cubano, México está presto a ayudar en la medida de sus posibilidades, con ánimo fraternal y solidario.
ricardomonreala@yahoo.com.mx<br /> Twitter y Facebook: @RicardoMonrealA