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Divagaciones de la Manzana
Una consulta inútil y costosa
Martha Chapa
Tras una lucha de al menos un par de décadas, la ciudadanía consiguió un gran logro: la consulta popular.
Sin embargo, el motivo y la convocarla que se emprende por vez primera, ha generado desencanto y decepción.
Lejos de atender a los grandes problemas y retos de México, que en todo caso merecían en primer lugar ser consultados, se reducen ahora a un capricho presidencial y propósitos desvirtuados, que lindan con la politiquería y el despilfarro.
Se ha dicho hasta la saciedad que la justicia no se consulta, sino que se aplica, por lo que se pretende ahora es una mascarada con desplantes demagógicos y populistas. En todo caso, una más de las cortinas de humo que emite la fábrica gubernamental especializada en la distracción social.
Igual, la Suprema Corte de Justicia que emitió la pregunta central para dicha consulta, que Cantinflas mismo la hubiera envidiado en sus mejores tiempos, por su enredo, confusión e inutilidad.
Una consulta que, además, nos costará 500 millones que conducirá al limbo judicial, pues para ser vinculatoria se requerirá de menos un 40% de la votación del total del padrón electoral, es decir de alrededor de 37 millones de ciudadanos. Y que en caso de qué él si sea mayoritario, no necesariamente derivará en el mejoramiento de nuestro sistema ni representará una utilidad social real. ¿Para qué hacerla entonces? ¿Porqué gastar en lo que no beneficia? ¿Quién o quiénes entonces podrían ser contrapeso del Poder Ejecutivo?, pues de no hacerlo incurrirían igualmente en responsabilidades y consecuencias legales.
Han mediado también conductas improcedentes, pues aunque se prohíbe propiamente el que los servidores públicos hagan propaganda para ir a votar, el propio presidente en sus conferencias mañaneras no ha dejado de hacerlo.
Mucho se ha criticado que no se haya incluido al presidente actual, con ya tres años de gobierno y con demasiados yerros, y extravíos, tan criticables y sancionables como los cometidos por los expresidentes del pasado reciente.
Tan solo por estas razones, no votaré pues no cuenten con mi beneplácito al no obedecer a un gran propósito, y que conllevará un gasto improcedente de nuestros impuestos. Eso no quieta nuestros anhelos ciudadanos de vigilar evaluar y sancionar, los excesos en que han incurrido e incurren nuestros sedicentes gobernantes.
http://www.dgb.uanl.mx/bibliotecas/burrf/salamuseomarthachapa/