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EL DECLIVE DE LAS IDEOLOGÍAS POLÍTICAS

Por: Isadora Santivañez Ríos

Derivado de los resultados electorales del 2018, los partidos políticos que históricamente habían sido antagónicos y que mantenían la supremacía en preferencia electoral decidieron generar una alianza que les permitiera llegar a ser competitivos ante la avasalladora avalancha morenista.
Tras una serie de acuerdos y consensos lograron generar una coalición que creo un gran número de expectativas, dentro de las cuales, destaca como primordial punto de encuentro la percepción de competitividad, es decir, permitió que los militantes de dichas instituciones políticas sintieran el ánimo de triunfo y vieran en la alianza una posibilidad de alcanzar el número de votantes necesario para la victoria.
Sin embargo, resulta imperante realizar una serie de análisis y reflexiones respecto de los resultados que se obtuvieron en las elecciones, ya que si bien, Morena como partido político tuvo un 34% de la votación federal, lo que lo consolida, en la actualidad, como el preferido de la ciudadanía, la coalición electoral del PRI, PAN y PRD logró obtener un 39.5% de la votación, es decir, estuvo por encima de la marca morena viendo su votación independiente y separada de sus partidos aliados, lo que refleja que, morena a pesar de ser el partido que encabeza las preferencias electorales, ya ha pasado por su mejor momento de consolidación política, el cual llegó con el triunfo electoral de Andrés Manuel López Obrador.
Pero, eso no quiere decir que dicho Partido Político no se encuentre en una extraordinaria etapa, en la que ser gobierno federal les da una amplia ventaja de consolidación, además la figura de Andrés Manuel le otorga cierta inmunidad social, que los mantendrá durante un buen tiempo en la cima del éxito electoral y político, en el cual, sus militantes deben demostrar que “están hecho de otra madera” y que no son más de lo mismo. De lo contrario, a morena podría pasarle lo que a muchos otros partidos políticos en nuestro país e ir en declive con el paso del tiempo.
Un ejemplo claro de lo que menciono, es el número de diputados federales que alcanzó cada bancada, ya que en el año 2018 Morena tuvo un total 247 diputados, mientras que durante el pasado proceso electoral logró solamente la cantidad de 199; por su parte el PAN pasó de 81 a 113 y el PRI de 45 a 71 Diputados Federales.
Esto quiere decir que las fuerzas políticas de nuestro país se encuentran ante una clara y fuerte contención electoral competitiva y cerrada, que ha puesto en el ojo del huracán a dos corrientes antagónicas que se asocian entre sí para generar una balanza de equilibrio de poder imperante, en la que destacan dos corrientes políticas específicas y lleva a los partidos políticos en consolidación a la necesidad de unirse a uno u otro bando con el fin de garantizar su subsistencia.
Todo esto nos transporta a un claro declive de ideológicas políticas, en donde los partidos generan alianzas que única y específicamente contemplan la posibilidad de llegar al poder por el poder, sin un rumbo claro y determinado de los preceptos bajo los cuales se deben generar la gobernabilidad tan necesaria para nuestro país.
Morena por su parte, crea partidos políticos que se encuentran estatutariamente encaminados a los ideales de la cuarta transformación, sin embargo, en la realidad de las cosas, no comulgan con la ideología de austeridad republicana y democracia social, de lo contrario, no buscarían a través de instituciones políticas absorber el erario del pueblo, sino que sumarían esas fuerzas a las filas de un partido ya existente y consolidado. Aquí, al parecer el presupuesto que se les otorga a los partidos políticos es lo que realmente importa a la hora de crear dichos partidos satélites.
Mientras que la coalición va por Zacatecas, a la fecha no ha generado una estrategia conjunta y un programa de acción específico que explique de manera clara y detallada los principios bajo los cuales encaminarán sus políticas públicas, principalmente en materia legislativa, lo que refleja una alianza meramente electorera que se encuentra alejada de todo precepto ideológico.
Todo parece ir encaminado a una ruta sin ideología definida, en la que se busca obtener el poder a costa de aliarse hasta con el enemigo…