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Divagaciones de la Manzana
La policía del pensamiento
Martha Chapa
Tengo ahora muy presentes al menos un par de libros maravillosos y disfrutables, frente a las abrumadoras críticas que han descalificado a Marx Arriaga, titular del área de Materiales educativos en la SEP, por sus desatinos en la elaboración de los libros de texto gratuito y la errática concepción del acto de leer sin placer, según él propia del consumo capitalista.
Me refiero a Fahrenheit 451 de Ray Bradbury, y 1984 de George Orwell, ambas novelas distópicas que desde su aparición miraron hacia un futuro posible donde podrían reinar Estados Totalitarios y la anulación misma del libre pensamiento, así como imponer la represión política y un férreo control social, además de la opresión dogmática e ideológica. Para ello, montan sistemas de aterradora vigilancia policíaca, crueles, excluyentes y aniquiladores.
Advertencias que de una o de otra manera, en mayor o menor grado, se han inscrito en nuestro presente siglo con tentativas a veces fallidas, por fortuna, aun que en otras rigen como gobiernos dictatoriales donde se restringen las libertades, entre ellas la de leer libros que se consideran riesgosos, peligrosos o contrarios a la ideología imperante.
Hoy, en México, parecen reproducirse larvariamente con la pretensión de convencernos primero de esa entelequia que es la 4T, a la vez que coartar la libertad de expresión. Y hoy, evidentemente por vía de la propia Secretaría de Relaciones Exteriores, con el cese de Jorge F. Hernández, un hombre de letras, lúcido, culto, imaginativo y de fino humor, que ha contribuido no sólo importantemente a nuestra literatura sino a la promoción y difusión de la cultura.
Bien sabemos, que en sus tareas más recientes se venía desempeñando con brillo en España, como Agregado Cultural de nuestra embajada en ese país, y al frente del propio Instituto Cultural de México. Así, abundan los testimonios positivos de la comunidad de mexicanos allá, y de escritores e intelectuales de nuestro país o de aquel país, entre muchos otros reconocimientos que ha recibido.
En lo personal, me consta pues justo el año pasado poco antes de que se desatara esta infame epidemia del coronavirus, estuve en España junto a mi compañero Alejandro Ordorica, (quien también está indignado y reprueba la decisión del gobierno mexicano por el trato que han dado a Jorge), y presentamos nuestros libros en el marco de un festejo espléndido con motivo del Día de Muertos, que él organizó con una eficacia y compromiso impecables.
Por eso, ante un despido tan injusto, comprobamos una vez más qué en este régimen lo que cuenta es el silencio cómplice, el servilismo y la ineptitud. Y confirmamos, —que aunque el ejecutor visible fue Enrique Márquez, al frente de la ilegal Dirección de Diplomacia Cultural, como lo han sostenido varios analistas del ámbito de la cultura, es quién de paso pidiera y anunciara el despido de ese servidor público talentoso y eficaz, sin explicaciones claras y hasta cobijado en generalizaciones cobardes, indescifrables e inaceptables—, que la decisión proviene de niveles más altos como se afirma en las redes públicas, en el sentido de que la exigieron tanto la esposa del Presidente, ya que le pareció imperdonable que Jorge criticara a su protegido Marx, en un artículo publicado en Milenio; e igual, el oportunista, convenenciero y sedicente canciller Marcelo Ebrard, miedoso de perder simpatías en Palacio Nacional, más ahora en la encrucijada electoral del 2024, con su reiterada conducta de aparente lealtad al Presidente, cuando en realidad esconde una patológica ambición del poder por el poder mismo así tenga que asumir el rol de agente de inteligencia política, descaradamente, persecutoria y represiva.
En esta mascarada, no faltó el ingrediente de la opacidad, pues Márquez alude a una actitud de misoginia que en ningún momento se explicita, lo cual contrasta con la contundente y breve respuesta de Jorge F. Hernández, al calificar todo como una gran ¡“Mentira”!.
Se confirma entonces la cerrazón de un gobierno hacia el interior, y desde luego al exterior, qué no tolera ni soporta el intercambio de ideas y opiniones críticas para corregir errores, incentivar la reflexión e iluminar mejor sus actos de gobierno y de definición de políticas públicas en bien del país, muy al estilo de modelos autocráticos, ya se trate de China, Rusia, Venezuela o Cuba.
En todo caso, una mancha más al régimen actual por su hostilidad evidente a voces plurales, libres, críticas y lúcidas, que nos son indispensables y de vital importancia para la democracia y el avance de la Nación.

http://www.dgb.uanl.mx/bibliotecas/burrf/salamuseomarthachapa/