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Otra educación, -feminista-, es posible
Dra. Verónica Arredondo

El sistema educativo es la base, la piedra angular, desde donde el individuo aprenderá a relacionarse con sus semejantes, adquirirá conocimientos, comprenderá las formas sociales, se reconocerá a sí mismo, y comenzará a desarrollarse como persona, sujeto, ciudadano, hermano, hijo, pareja, profesionista, etcétera. Si la escuela existe, es porque la creamos, porque la necesitamos. En ese lugar, en la Escuela, nos formaremos y sabremos quienes somos y para que estamos viviendo en nuestro presente, o bueno, idealmente, es el objetivo de esta institución, al menos uno de ellos.

Como bien sabemos en la escuela se nos comienzan a asignar roles de género, se nos instruye de una manera básica. Tenemos ejemplos simples, existen baños para niños y baños para niñas, hay dinámicas grupales donde se nos divide entre niños y niñas, los profesores suelen asignar colores dependiendo de si el alumno es niña o niño. En las actividades culturales, como puestas teatrales o bailables, el papel de niñas y niños se encuentra súper definido. Estos pequeños detalles y ejercicios nos informan cómo deberemos de actuar en el futuro, qué papel jugamos en la sociedad.

Me parece que más allá del entorno familiar, que es el contexto primigenio donde somos formados como individuos, la escuela resulta trascendental en la conformación de la sociedad porque se nos prepara para ejercer nuestro rol de ciudadanos. Entonces, ¿cómo funciona y opera el sistema educativo para zanjar las diferencias de género?, es decir, ¿qué está haciendo la escuela en favor de la equidad entre mujeres y hombres? Es probable que no esté haciendo nada, que no estemos haciendo nada, que no hayamos reparado en su importancia.

Más allá de las polémicas suscitadas en cuestiones lingüísticas (la terminación en “e” como distintivo del neutro, inexistente en la morfología de la lengua española); en el entorno jurídico respecto al género neutro o asignación de género o cambio del mismo; reconocimiento de la transexualidad; respeto y comprensión de la diversidad sexual. Más allá de estos cuestionamientos, análisis y estudios, tenemos que plantear el problema desde una arista educacional, tenemos que tratarlo desde la escuela, que representa la raíz el problema.

No quisiera tratar el tema históricamente porque al tratarse de un tema de actualidad, considero que resulta más interesante concentrarme en el presente.

Conocemos cada vez más casos de padres que quieren que sus hijos participen en actividades de niños y niñas, que dejan que sus hijos elijan su propia vestimenta y sus juguetes, que no les asignan los roles tradicionales en sus hogares y que incluso no se refieren a ellos como él o ella, quizá hasta prefieran llamarlos con nombres que pueden ser usados indistintamente como masculino o femenino. Sin embargo, aunque incluso famosos del espectáculo promuevan estos cambios en la formación de les niñes, son todavía hechos aislados y que no representan un porcentaje relevante en la sociedad. Es decir, este fenómeno tratado desde lo individual, probablemente no va a trascender ni transformar el modo en el que nos dirigimos.

Tenemos que ser objetivos y claros, si queremos formular un cambio social, tenemos que hacerlo desde lo colectivo, desde el nosotros y los otros, porque desde el yo no va a funcionar. Tenemos que hacerlo desde la escuela.

Dice un post de Plumas Atómicas: “La psicóloga Gabriela Delgado Ballesteros, quien propone este método, se ha cuestionado cómo es que a hombres y mujeres se les asignan conductas, modos de ser y actuar en función de su sexo biológico. Por ello plantea que mediante el género se construye una forma de sentir y actuar de forma emocional basándose en convenciones sociales, normas e inclusive creencias religiosas.” El método que propone dicha psicóloga se conoce como “crianza sin género”, una alternativa educacional que consiste en acompañar la crianza de los niños y niñas para eliminar patrones machistas, homófobos, misóginos, para criar personas empáticas y felices. El método consiste en aplicar postulados básicos en la educación de la niñez: ni clasificar el género mediante la asignación de colores; limitar el uso de ciertos juguetes; cuidar los estereotipos que se ven en los medios, principalmente películas y otros programas televisivos; nombres sin percepción de género, etcétera. Obviamente estos postulados cumplen una función a nivel nuclear, familiar, individual, pero, ¿cómo aplicarlo a nivel escolar, institucional?

Países europeos y algunas estados de los EEUU, han puesto en práctica algunas políticas públicas al respecto, no precisamente para fomentar la educación sin género, pero sí para zanjar la diferencia entre los géneros, para sensibilizar a sus sociedades en cuestión de la violencia contra la mujer y otros aspectos relacionados al tema.

La pregunta es, primero, si resulta importante la existencia de una escuela que eduque fomentando la equidad de género, y, segundo, ¿cómo debería de presentarse ese sistema educacional? Tengo que ser honesta, no conozco mucho del tema, pero he estado investigando y algo he encontrado.

Hace poco, o no hace poco, pero recientemente, Semujer y la UAZ presidieron un diplomado nombrado Políticas Públicas de Prevención de la Violencia Feminicida en Zacatecas: Pautas de Análisis y Prácticas Constructivas. El diplomado estaba dirigido a funcionarios y funcionarias, profesorado, integrantes de organizaciones civiles y defensores de derechos humanos. Cada participante presentaría una política publica que en teoría sería implementada por la administración estatal; esta política tendría como objetivo incidir en la violencia feminicida.

Entonces investigué sobre el diplomado, y encontré que la propuesta elegida estaba íntimamente relacionada a la escuela, a la educación. La propuesta se llama: Estrategia educativa para incidir en el aumento de intervenciones docentes con perspectiva de género en educación básica del estado de Zacatecas; y fue presentada por María de Lourdes Guzmán Medina, maestrante en Humanidades y Procesos Educativos, por la UAZ.

Consulté el texto de María, y me percaté de que abordaba el tema desde lo educacional, desde la escuela, contexto que ella conoce porque ha sido profesora, pero también de su experiencia como madre. La propuesta radica en revisar los programas educativos y replantearlos desde la perspectiva de equidad de género y feminista. El texto aborda distintos postulados y hace observaciones sobre aspectos como: Contenidos y recursos que reproducen estereotipos; Normalización de comportamientos y juegos; Agrupación espontánea de estudiantes por sexo; Lenguaje sexista que promueve el acoso y el hostigamiento; Silencio de las voces de la infancia y la juventud. Ocupación inequitativa de espacios escolares; Trato diferenciado; Asignación sexista de tareas a estudiantes y a padres y madres de familia; Falta de promoción de la participación igualitaria en los espacios escolares; Violencia simbólica; Normalización del miedo. María reconoce que el problema planteado en el diplomado, que aborda la violencia femincida, puede y debe ser trabajado en la escuela, debemos de transformar la escuela si pretendemos luchar contra la violencia, pero no solo eso, porque también podemos transformar la sociedad y presentar un contexto más justo para mujeres y hombres.

Imaginemos por un momento que sí, que cambiamos los postulados y programas escolares y conseguimos que las niñas y niños crezcan conscientes de que la desigualdad entre hombres y mujeres debe ser abatida, y que el machismo, la misoginia, los roles de género son parte del problema de esa diferencia. Imaginemos que niñas y niños se formen sin roles de género, me parece que estaríamos hablando de una sociedad más justa, más humana. Y eso es lo que se está proponiendo a nivel internacional, distintos teóricos de la educación, diferentes gobiernos, países; en eso consiste la propuesta de María Guzmán. Creo que independientemente de las administraciones, de que si ha pasado tiempo, que no es tanto, el gobierno en funciones, podría revisar y retomar esta propuesta de política pública, porque al final es el camino a seguir dentro del sistema educativo, es dar el siguiente paso.

Puedes consultar la propuesta “Estrategia educativa para incidir en el aumento de intervenciones docentes con perspectiva de género en educación básica del estado de Zacatecas”, en el siguiente link: https://www.mediafire.com/file/0ta0e6h2alm13ts/estrategia+educativa.pdf/file