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TAPANDO BACHES Y ABRIENDO FOSAS
Nota Espe_culera
By Syres

Para no desacostumbrarnos, David Monreal nos vuelve a demostrar lo tarugos que fuimos cuando decidimos regalarle nuestro voto pensando que su hermano sería quien entre las sombras lo conduciría. Además de hacer gala de su impericia y falta de compromiso social, ahora resulta que nos salió embustero.
Que ingenuos fuimos cuando gastamos nuestros ojos y el chivo de la semana para comprar y leer su presunta obra: “Zacatecas: una esperanza. El camino hacia el bienestar social”, y no lo digo por lo utópico que pudiere parecernos el título y contenido del libro, lo digo porque a estas alturas, ya dudo que un hombre como el gobernador hubiera escrito un ensayo tan siquiera. Basta con escucharlo para darse cuenta que nuestro mandatario no tiene el don de la palabra, pues cuando lo hace, habla con faltas de ortografía aderezando sus elocuentes intervenciones con soflamas como haiga, ibanos o nadien.
La utopía radica en haber creído que alguien que carece de habilidades lingüísticas o claridad de pensamiento, puede reorientar con gracia y asertividad el rumbo de nuestro Estado.
Con una obra literaria publicada, he de reconocer que más me decepcionó pensar, que tan afamada casa editorial como Porrúa, haya creído -como nosotros- que el autor de la obra tuvo un momento de lucidez, y los apantalló con temas como la innovación, desarrollo y transformación social.
Si el señor hubiera escrito un libro, o mínimo, leído lo que publico, Zacatecas no estaría sumido en la ingobernabilidad que nos aqueja, ni estaría catalogado como un narcoestado como nos tilda oportunamente la revista Proceso, ni estaríamos tan quemados a nivel nacional, lo cual apunta, a que nuestro mayor problema es el narcomenudeo y el gobierno que tenemos, el cual no sabe cómo actuar frente a un inminente enfrentamiento entre los cárteles dominantes en la región.
Pese a que en Zacatecas se contabilizan 17 bases de la Guardia Nacional y 2 mil elementos, entre militares y civiles, los asesinatos en la entidad no han menguado, y el terror lo vive la población civil y los propios cuerpos policiacos, quienes han sepultado a una docena de compañeros que fueron asesinados en enfrentamientos en el cumplimiento de su deber. Mal pagados y agotados de recibir órdenes de quienes no tienen claridad en la estrategia de seguridad, el ambiente de vulnerabilidad y vacío de poder se percibe desde las figuras que encabezan la Secretaría General de Gobierno quien por inexperiencia se ha dejado intimidar por cualquier oponente, y un Secretario de Seguridad Pública, que poco sale a la prensa y menos aparece para plantearnos un plan racional para abatir la inseguridad.
Mientras la principal ocupación de la gobernanza sea tapar los baches de las calles de los Municipios Morenistas, la ingobernabilidad que vivimos seguirá abriendo fosas para los muertos que acumulamos, todo por la falta de capacidad para discernir ¿qué es más importante para un gobierno?, garantizar la seguridad ciudadana o rellenar las calles de Guadalupe.