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LA GRESCA DE QUERÉTARO
Por: Arturo Nahle García
El 6 de octubre del 2013 ocho personas murieron (4 de ellas menores de edad) y 46 resultaron heridas (12 de gravedad) tras un accidente en una exhibición de camionetas gigantes en la ciudad de Chihuahua.
El accidente ocurrió durante el “Extremo Aeroshow”, cuando una monster truck perdió el control y arrolló a espectadores. El Aeroshow fue suspendido tras la tragedia, el Gobernador decretó tres días de luto en el Estado y todos los gastos hospitalarios y funerarios corrieron a cargo del gobierno.
Cinco días después, Diputados del PRI propusieron castigar con penas de hasta seis años de prisión a quienes cometan actos de violencia en los estadios deportivos. Aclararon que no se trataba de criminalizar a las porras, pero si frenar las cada vez más frecuentes riñas entre los aficionados y los propios jugadores, a través de un nuevo precepto legal denominado "violencia en el deporte".
La reforma a la Ley General de Cultura Física y Deporte obligaría a los tres niveles de gobierno a coordinarse para prohibir el acceso a aficionados considerados como violentos y garantizar el orden.
Para ello se obligaría a que los estadios contaran con cámaras de vigilancia para identificar a fanáticos que generen o participen en grescas dentro y fuera de los estadios y crear un Padrón Nacional de Aficionados Violentos.
El Padrón de Aficionados Violentos sería una base de datos que se incluirá en el sistema nacional de seguridad pública para frenar la violencia, garantizar la seguridad de los asistentes y prevenir tragedias como la ocurrida en Chihuahua, además de contribuir a fomentar valores éticos entre los aficionados.
Para variar el proyecto quedó solo en buenas intenciones, han pasado casi 9 años y ahora que ocurre la trifulca en el Estadio de Querétaro vuelven a aparecer voces que exigen regular o endurecer las medidas de seguridad en los estadios, como si esos fenómenos sociológicos, por no decir patologías sociales, se resolvieran legislando.
La gresca de Querétaro tiene causas más profundas y complejas que la simple falta de vigilancia o seguridad, nos muestra con nitidez los niveles de violencia que hemos alcanzado como sociedad en los estadios, en los hogares, los centros de trabajo, las escuelas, calles y carreteras; violencia verbal, física, psicológica y de todo tipo; violencia no solo de los grupos delictivos sino de todos los sectores.
Las Barras del Atlas y Querétaro son solo pequeñas células de un amplio tejido social sumamente enfermo y con metástasis.

* Presidente del Supremo Tribunal de Justicia del Estado de Zacatecas