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LA REVOCACIÓN DE MANDATO: UNA HERRAMIENTA DE LA DEMOCRACIA

Por Verónica Arredondo

El futuro es al único lugar a donde vamos

Las civilizaciones y pueblos antiguos debieron de haberse planteado cuál era la mejor forma de gobernarse, tuvieron que poner en práctica la prueba y el error para, en su momento y espacio, llegar a alguna conclusión que les resultara práctica y favorable. Podemos imaginarnos instantes de la historia que marcaron un camino a seguir seguro para la evolución de la humanidad, paradigmas que más tarde serían cuestionados y derribados, y sucedidos por otros; porque como especie, siempre hemos considerado que debemos perfeccionar lo que hemos hecho, cómo nos organizamos y vivimos. Como especie, como grupo humano, como colectivo, buscamos formas de acceder a una vida más justa y plena para todas y todos, al menos eso es lo que queremos.

Sabemos que cada grupo humano llegó a diferentes conclusiones respecto a la forma de organización y de gobierno, algunas más parecidas entre sí y otras diferentes, eso lo podemos revisar y constatar a través de la historia. Contamos con algunos registros que así nos lo cuentan y avalan. Pero en cada una de esas experiencias siempre existió la duda de que si lo que se había elegido era lo correcto. Y lo correcto dependía de lo que acontecía en su época. Si dejaba de ser factible, si el modo de producción, y las necesidades de la población, habían rebasado a la forma de gobierno, esta tenía que ser removida y reinventada. Es decir que, el gobierno, quienes gobernaban, eran revocados en pro del bien de la comunidad; y así ocurrieron disensos, disputas, guerras, y otros fenómenos sociales y económicos que le cambiaron la cara al mundo.

La cara del mundo, la humanidad, ha tenido que seguir evolucionado, cambiando, porque ha sido necesario para conseguir el bien común y además, porque el único lugar hacia donde se puede caminar es el futuro. Los pueblos y civilizaciones antiguas sabían, como lo sabemos ahora, que nuestra organización es perfectible. Sabían y sabemos que nuestro presente está sujeto por las condiciones de nuestro pasado y que preparará el porvenir. Sabemos que la estructura social, política y económica, que poseemos supeditará lo que tengamos planeado no solamente de aquí a algunos años, sino decenas, sino el suceder del siglo. Hemos tenido que construir herramientas políticas que nos permitan llegar a acuerdos, antes que confrontarnos a través de peleas, para establecernos como civilización de nuestro siglo y jugar el papel que nos corresponde.

En este momento de la historia podemos elegir un gobierno, a nuestros gobernantes, y es posible, también, entender que nos equivocamos, que no era lo que queríamos, y revocar nuestra decisión. Hemos convertido a la decisión en una herramienta, que nos permite organizarnos política, social, cultural y económicamente. Otras culturas en otros tiempos quizá soñaron y planearon elegir sus gobiernos y retirarlos si no funcionaban, de una manera cívica. Hoy tenemos la oportunidad de llevarlo a cabo.

La democracia puede seguir evolucionando

Sabemos que la democracia fue una invención griega, o mejor dicho un método de gobierno que los griegos encontraron, –sus necesidades de organización así lo imperaban–, para gobernarse; y aunque la democracia de los helenos distaba mucho de como la entendemos actualmente, debemos reconocer que sentó las bases para los sistemas de gobierno modernos. La democracia ha tenido que evolucionar conforme transcurrió, y transcurre, la historia de la humanidad. El ejemplo más próximo de esa evolución es el siguiente: en 1954, apenas hace unas décadas, la ONU declaraba que la mujer tenía derecho a votar y ser votada.

Otra característica de la evolución de la democracia es, también con antecedentes en la Grecia Antigua, la revocación de mandato. Esta figura es una herramienta de los ciudadanos que viven en una democracia y funciona para estos reafirmen su decisión de la elección de un gobierno durante un periodo establecido, o bien, reconsideren esa resolución. La revocación de mandato existe en alrededor de 20 países, entre los que se destacan Venezuela, Bolivia, Ecuador, Argentina, Canadá, Suiza, EUA. Es precisamente en este postrero, que se llevó a cabo el último proceso de revocación conocido. En 2003, Gray Davis, gobernador de California en ese momento, fue destituido de su segundo periodo de gobierno por los ciudadanos californianos.

Nuestra revocación de mandato

En México, la revocación de mandato es un ejercicio y práctica novedosa, que por primera vez en la historia de nuestro país, ha sido llevada a cabo, con algunos puntos a resaltar.

Esta consulta, referendo, fue impulsada desde el poder ejecutivo (quien por los niveles de aprobación que tiene, era de esperarse que el electorado que participara refrendaría a AMLO como presidente. Quizá debido a ello, la propuesta ha sido recibida con recelo por el electorado. El origen de la misma la vuelve sospechosa y controvertida. Algunos participantes de las pasadas elecciones federales de 2018 y quienes se abstuvieron de hacerlo, se han mostrado bastante críticos para una praxis que se ha considerada excesiva. Uno de las cuestiones más criticadas, ha sido el costo de la consulta. Para un gobierno que abandera la austeridad, el gasto en el referendo se visualiza incluso como una ostentación; cuando hay tareas, sectores y proyectos que requieren ser atendidos, no se entiende el presupuesto destinado a la revocación.

Para graficar e ilustrar el descontento con la práctica de este ejercicio, basta con conocer las cifras que se manejan. De acuerdo con los números oficiales, en este 10 de abril pasado, se contó con la participación del poco más del 18% del padrón electoral, una cantidad nimia y poco representativa respecto al total de la población en edad para ejercer el voto. Los eletores(as) se han visto poco incentivada a concurrir y optó por abstenerse.

10 de abril de 2022

Sin embargo, tenemos que reconocer que es mejor contar con la herramienta de la revocación a no tenerla. Se puede estar de acuerdo o no con ella, pero como ciudadanos es preferible que podamos destituir a quienes gobiernan cuando no han cumplido con las exigencias que les impera su cargo.Es probable que no alcancemos a dimensionar la magnitud de lo que se ha logrado. Podemos tildar a esta consulta de fracaso, si eso queremos, pero también podríamos considerar que contar con esto para el futuro, que es adonde nos dirigimos, significa dotar a la ciudadanía de un replanteamiento de sus determinaciones con instrumentos que no teníamos antes. Si la revocación ha sido impulsada desde el ejecutivo, bueno, también tenemos derecho a tomar la propuesta con desconfianza.

Una cosa es segura, marcaremos el 10 de abril de 2022 como el primer referendo revocatorio de México para un presidente, un hecho inédito en la historia del país. Es la primera vez que se tenemos el derecho de ejercer este tipo de voto. Es la primera vez que podemos repensar lo que decidimos en una elección presidencial antes de que el presidente en turno concluya su periodo. Y es la primera vez en el siglo XXI que la democracia evoluciona ante nuestros ojos. Quizá debimos como ciudadanía tomar la iniciativa desde hace mucho tiempo; a partir de ahora, cada sexenio podremos llevar a cabo este ejercicio, esta posibilidad de tener una democracia más representativa de nuestras preferencias.