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30 DE ABRIL: NUESTRA NIÑEZ ES NUESTRA RESPONSABILIDAD

Por Verónica Arredondo

En Día del Niño en la historia

En 1925 la Conferencia Mundial sobre Bienestar Infantil proclamó el Día Internacional del Niño, en un intento de establecer, formalizar e institucionalizar el concepto de “niño” para la comunidad internacional. Aunque ahora damos por sentado y entendido que es evidente la diferencia que existe en las distintas etapas de desarrollo de una persona, niñez, juventud, adultez, vejez, esto no siempre fue entendido. La niñez, su noción y significado, se ha ido configurando a través de la historia. El concepto de “niño”, apareció por primera vez en Europa alrededor del siglo XVIII. En los siglos anteriores, los niños habitualmente se integraban al mundo de los adultos no bien pudieran hacerlo, compartiendo actividades, pasatiempos, espacios, gustos, deberes. En el siglo XIX, se institucionaliza la educación, surge la escuela como la conocemos ahora, y se limita el trabajo infantil. Este hecho resulta sumamente relevante porque se reconoce la diferencia entre un adulto y un niño; se reconoce que a la niñez le corresponde a un periodo de formación y no de producción. En 1959, la Asamblea General de la ONU, aprueba la Declaración de los Derechos del Niño, e instituye su día internacional. El 20 de noviembre de 1989, gobiernos del mundo, ONGs, líderes religiosos y demás, acuerdan un texto final conocido como la Declaración sobre los Derechos del Niño, documento de carácter obligatorio para todos los países firmantes.

El Día del Niño y de la Niña en México

En México celebramos el Día del Niño el 30 de abril desde 1924. Este día, que ahora llamamos: el Día del Niño y de la Niña, enmarca una serie de cuestiones que el Estado y sus instituciones fomentan para garantizar el desarrollo de la niñez mexicana, a través de leyes, programas, decretos y 8 derechos fundamentales e inalienables que son: el derecho a la educación, a la vida, a la alimentación, a la salud, al agua, a la identidad, a la libertad y a la protección. Por medio de estas premisas, el Estado busca que toda niña y niño nacidos en México, cuenten con el respaldo y el aval de la estructura socioeconómica y cultural mexicanas, para la consecución de su estabilidad y bienestar.

Tenemos tareas como sociedad con la niñez

Este 30 de abril de 2022, Día de la Niña y el Niño, podemos hacer un acto de reflexión para cuestionarnos si como sociedad y gobierno, estamos haciendo las cosas correctas para que la niñez mexicana tenga garantizado su desarrollo.

De acuerdo con datos de la OCDE, México ocupa el primer lugar en abuso infantil con 5.4 millones de casos al año. Diversas organizaciones nacionales e internacionales aseguran que México no cuenta estructuralmente con una cultura ni un sistema de prevención del abuso. La misma OCDE asegura que de cada 100 denuncias, únicamente 10 van a juicio. A ello tenemos que sumar, los casos de distintos tipos de violencia infantil que ocurren en los hogares, que de ninguna manera son denunciados, y para los que no se cuentan con las herramientas para medir de manera íntegra, además de otro tipo de abusos, los casos de acoso y el escenario que plantea el acceso de los niños a Internet.

El Estado, un gobierno que elegimos democráticamente las mexicanas y mexicanos, está obligado a asegurarnos garantías como ciudadanos y habitantes de este país. Bajo ese entendido, es el Estado el que debe ser el principal promotor del cuidado de la niñez, garantizar sus derechos humanos, un sistema educativo de calidad, acceso a la alimentación, acceso al sistema de salud, entre otras cosas. Conocemos algunas cifras, pero parece que la violencia que se ejerce contra la niñez, va en aumento.

Una encuesta realizada por el Sistema Nacional de Protección de Niñas, Niños y Adolescentes, reveló que al menos la mitad de los niños mexicanos encuestados han sufrido actos de discriminación, respecto a temas que abarcaban discapacidad, salud, acceso a educación y servicios, entre otros rubros. Conocemos de primera mano, porque lo hemos experimentado (todos alguna vez fuimos niños), que cultural y socialmente, los niños son invisibilizados. Nuestro Estado casi no los contempla en programas sociales. Y difícilmente un niño puede hacer llegar sus opiniones y su sentir a través de los canales con los que cuentan los adultos.

A pesar de que México se ha propuesto fortalecer todas sus instituciones en cuestión de perspectiva de género, que tanto mujeres como hombres tengan acceso a las mismas oportunidades y medios, en cuestión educativa, de acuerdo con datos de ONU Mujeres, aproximadamente, 2 millones de niñas no cuentan con acceso a la educación, por diversos motivos. El acceso a la educación es un derecho que tienen niños y niñas en este país, sin embargo, las niñas sufren de discriminación más fácilmente que los niños, están expuestas a más violencia. Un dato estremecedor nos dice que se comete un feminicidio infantil cada 53 horas en México, según el Secretariado Nacional de Seguridad Pública en México.

Si bien el gobierno tiene pendientes infinidad de tareas para con la niñez, como sociedad debemos tener claro que no podemos seguir fomentando estereotipos o marcando diferencias imaginarias entre niñas y niños. Ahora sabemos que las desigualdades entre hombres y mujeres, comienzan desde la infancia. La cultura impera nuestro desarrollo, la construcción social que diferencia entre niños y niñas determina el acceso de oportunidades para cada sexo. Es nuestro deber reflexionar acerca de nuestras costumbres, nuestra tradición, nuestra educación, y cambiar lo que sea necesario para que el país funcione para todas y todos.

Es obligación de todas y todos, del Estado principalmente, definir estrategias y planes de desarrollo, tomando en cuenta a los niños y a las niñas. Es necesario que empoderemos a las niñas desde edades tempranas. Las desigualdades derivadas de la discriminación por sexo, son el origen de la violación a los Derechos Humanos. Nuestras niñas y niños tienen derecho a ser felices, a crecer en una sociedad justa y que les dé acceso a oportunidades reales.

Este 30 de abril, sí, hagamos una fiesta para ellas y ellos, pero para nosotros impongámonos tareas. No queremos ver niños tristes ni deprimidos, entonces asumamos nuestra tarea de presentarles y trabajar por un futuro luminoso. Podemos prevenir el desastre del futuro si desde ahora repensamos los errores que cometemos. La niñez es nuestra responsabilidad en este momento. Dijo Mirko Badiele alguna vez: 'En cada niño, y niña, se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños.' No les regalemos entonces, una pesadilla. Todas y todos podemos contribuir!