Divagaciones de la Manzana
Un hasta aquí…
Martha Chapa
Justo en el Domingo de Resurrección quedó sepultada la intentona Lópezobradorista de imponer una Contrareforma eléctrica, hecha a la medida de su populismo.
Actitud soberbia y de corte autoritario que mostró desde que fue anunciada, sin haber manifestado su disposición para una negociación abierta que retomara ideas provenientes de los partidos de oposición.
En todo caso, una votación que va más allá del propósito legislativo, pues se afirmó ya como una estrategia política que ha de repetirse hasta las propias elecciones presidenciales del 2024.
Así, la oposición ensayó y demostró su fuerza de mantenerse unida y actuar congruentemente con los compromisos adquiridos, a pesar de que el presidente López Obrador intentara coptar a algunos miembros de los partidos políticos contrarios a MORENA y sus satélites, especialmente en el caso del PRI para sacar adelante dicha iniciativa de ley. Sin embargo, este partido se mantuvo firme y cumplió con sus compromisos en la alianza opositora.
Un resultado que se preveía y llevó al propio López Obrador a disfrazar su evidente derrota con el anuncio de incluir en la Ley Minera el caso del litio, su extracción, producción y comercialización con un criterio estatista, que de hecho era innecesario pues de acuerdo al artículo 27 Constitucional los recursos naturales pertenecen al Estado y dependen de que el gobierno otorgue cada una de las concesiones para esos efectos. Ahora, al frenarse esta Reforma en materia eléctrica, se despejan de paso conflictos en el seno del TEMEC, se fomentan las inversiones con una competencia leal y se favorece a los consumidores en cuanto al precio de los servicios, bajo el modelo mixto que marca nuestra Constitución, incluida la Rectoría del Estado. Por tanto, los legisladores que desecharon esta ley, le hicieron un gran servicio a la sociedad mexicana.
A la vez, se avecina otro revés para el presidente por lo que toca a la inminente revisión de su pretendida reforma electoral, para desaparecer el INE, que de ninguna manera debemos permitirlo.
Por igual, en el Senado de la República, donde de suyo es más difícil conseguir una votación de las dos terceras partes de sus integrantes para cualquier reforma constitucional, se mantendrá esa unión no solamente con una intención legislativa sino también política.
La oposición ya prendió y ha experimentado los beneficios que se derivan de sus acuerdos con altas miras, sentando a mitad del sexenio un buen precedente frente al desdeñoso, anacrónico y estéril autoritarismo de López Obrador.
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