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Código político

Monreal, sin rumbo político

Por Juan Gómez

El político David Monreal contendió en tres ocasiones por la gubernatura pero no se preparó para gobernar. Los resultados están a la vista: Contradicciones, yerros, pésima imagen pública, insensibilidad social y política; pérdida de interlocución con su propia bancada y, lo más catastrófico, cesión del poder.
El último golpe al centro del poder público es la pérdida de la mayoría en la 64 legislatura, lo que ocasionó el desplazamiento de Morena de la presidencia de la Jucopo (Junta de Coordinación Política) y del Órgano de Administración y Finanzas.
La renuncia de las diputadas Imelda Mauricio y Priscila Benítez de la fracción parlamentaria de Morena, marcó la ruta del debilitamiento y pérdida de control del congreso del partido gobernante.
La respuesta de la fracción parlamentaria de Morena mostró la falta de oficio político del partido gobernante, al pedir a la Secretaría de Finanzas la retención del presupuesto bajo el argumento de una posible “malversación de fondos”.
El ardid que podría afectar a los 280 trabajadores del congreso zacatecano no surtió efecto. La Secretaría no acató la petición y los trabajadores recibieron su sueldo sin ningún problema, aunque los legisladores(as) no recibieron su dieta.
También solicitaron al Tribunal de Justicia Electoral del estado de Zacatecas (Trijeez) que resuelva la titularidad del órgano de Finanzas, lo cual es una medida desesperada para tratar de retener el predominio sobre los recursos de la 64 legislatura, para doblar a los opositores que ahora son mayoría.
¿Por qué Morena perdió la mayoría en el congreso?
Prevalecen dos razones que explican el debilitamiento del actual gobierno:
1.- La falta de oficio político del mandatario estatal y
2.- La intromisión de la delegada del Bienestar, Verónica Díaz.
La pérdida del control de su mayoría parlamentaria se perdió porque el gobernador David Monreal soltó los amarres, pero su secretaria General de Gobierno, Gabriela Pinedo Morales, nunca los sostuvo, debido a su incapacidad y falta de oficio político.
La fragilidad de la secretaria es aprovechada por Verónica Díaz Robles, la delegada de la Secretaría del Bienestar y quien maneja toda la estructura operativa y los recursos federales de los programas sociales.
Más allá de la falta de tacto y sensibilidad política, la delegada incurre en una intromisión grave, puesto que es servidora pública de la federación y sus actos están limitados a la esfera de su responsabilidad federal.
Sin embargo desde la tribuna del congreso han sido denunciados sus intromisiones por diputados como Juan Mendoza, quien la llamó “vicegobernadora” y Enrique Laviada, pronunciamientos que no fueron tomados en cuenta y que hoy escalan a niveles de una crisis parlamentaria.
Las renuncias de las diputadas Imelda Mauricio y Priscila Benítez a la fracción parlamentaria de Morena, fueron el último clavo al cajón de la intromisión de la Superdelegada Díaz Robles.
La salida de ambas legisladoras provocó la pérdida de la mayoría en la fracción y el desplazamiento de la presidencia de la Junta de Coordinación Política y del Órgano de Administración y Finanzas.
Nadie del gobierno, ni el mandatario, ni la secretaria General de Gobierno, ni los asesores, si es que los hay, vieron venir esta avalancha de cambios, que metió en una crisis de fragilidad a la administración con solo ocho meses de ejercicio, nadie.
Ya desde el año pasado se avizoraba este escenario complicado, cuando el diputado morenista Ernesto González Romo, denunciaba lo que llamó “estafa legislativa” que comprometía a diputados de su propia expresión y que hoy ocupan una secretaría de despacho en la administración de David Monreal.
Nadie dijo nada y el tema trascendió a la Unidad de Inteligencia Financiera (UFI).
Los hilos de la política están sueltos.
La pieza clave en esta crisis tiene nombre y apellido, se llama: Verónica Díaz Robles, quien en su afán de detener la hemorragia de críticas por su intervencionismo en el gobierno estatal y en el Poder Legislativo, entabló una demanda por violencia política, en contra del diario NTR y contra periodistas locales.
Hoy día la delegada de la Secretaría del Bienestar se ubica en un escenario de crisis, aunque su prepotencia y orgullo, son un velo que le impiden ver que vive horas extras en la política federal y estatal.
A nadie le conviene una persona con esa serie de conflictos, a nadie.
Pero David Monreal está empecinado en convertirla en candidata al Senado de la república y ha fincado, gran parte de su operación política y de su gobierno, en la estructura de los “Siervos de la Nación” que construyó y administra autoritariamente Díaz Robles.
La “Superdelegada” y la comisionada del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI), Julieta del Río Venegas, son las más influyentes en la conformación de la administración davinista, pero son también las responsables del progresivo hundimiento del gobierno morenista.
¿Cuándo despertará David Monreal de este largo letargo?
Mientras tanto el estado navega sin rumbo político, entre aguas bravas y tormenta en altamar.

Al tiempo.
@Juangomezac