Divagaciones de la Manzana
La respuesta de la Iglesia Católica
Martha Chapa
Una de las constantes del gobierno de López Obrador, ha sido abrir frentes de confrontación, o como bien decía don Daniel Cosío Villegas cuando se refería al estilo personal de gobernar, éste tiene como uno de sus fundamentos el conflicto, contario a lo que México necesita que es unidad, armonía en cualquier caso conciliación o reconciliación de intereses de los más diversos sectores sociales.
Justo con el asesinato de dos ameritados jesuitas en Chihuahua, de inconfundible vocación y compromiso con los pobres, se abrió un espacio de confrontación con la Iglesia Católica en su conjunto.
Las reacciones no se hicieron esperar y obispos, sacerdotes u otros dignatarios de esa iglesia rechazaron tales acusaciones, por demás injustas e improcedentes de López Obrador, pues son muchos los centros comunitarios que sostienen y apoyos varios que prestan a los sectores más marginados del país, además de esa noble tarea educativa que han irradiado hasta nuestros días.
Por eso, la iglesia ha ratificado su compromiso contra todo acto de violencia individual o social y ha convocado nuevamente a una Jornada de Oración a nivel nacional a favor de la paz y la dignidad, el domingo 24 de julio en todos sus templos. Así, se les ha pedido a los feligreses y a la ciudadanía en general que desee asistir que lleven fotografías o testimonios de quienes lamentablemente hayan sido víctimas del crimen, sean de sus familiares o no.
Una decisión que también puede interpretarse como una respuesta procedente y legitima frente a la beligerancia, ofensas y ataques indebidos e injustificados del propio López Obrador, que los llegó a calificar como servidores de las oligarquías. Igual, la comunidad Judía ha resentido tan irracionales embates con alusiones a Hitler, psicópata que causo el Holocausto del siglo pasado, donde murieron millones de judíos.
En todo caso, es ya un clamor de las grandes mayorías del país, la urgencia de modificar la estrategia de seguridad, ya fallida, pues a mitad del gobierno actual se han rebasado ya los índices de delitos de los dos sexenios anteriores, correspondientes a Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto.
Sin embargo, prevalece la tozudez, la ineptitud y el sentido de la realidad en el régimen, pues todavía hace unos días se volvió a insistir por enésima vez que seguirían los “abrazos, no balazos”. Y lo peor es que se perdieron ya tres años, no digamos para combatir y reducir la criminalidad del narcotráfico, sino tan solo o al menos contenerlo.
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