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La Casa de los Perros:

De músicos a limosneros

CLAUDIA G. VALDÉS DÍAZ

Hoy, zacatecanos que han pasado gran parte de su vida estudiando, preparándose noche y día para convertirse en músicos, no limosneros, se encuentran ninguneados y olvidados, con un aviso en las manos: el Instituto Zacatecano de Cultura (IZC) no tiene recursos para pagar el sueldo ni de los integrantes de la Orquesta de Cámara del Estado de Zacatecas ni del Coro del Estado.

Esta situación no es nueva, son años los que casi cien artistas egresados de la Universidad Autónoma de Zacatecas (UAZ) han esperado una respuesta del gobierno. Alejandro Tello Cristerna, el mandatario priista, no se las dio. Los diputados de la LXIII Legislatura tampoco. Ambos sólo les complicaron la existencia.

Ellos estaban adscritos a la Secretaría de Administración, pero una decisión gubernamental los envío al IZC, en donde ni el Poder Ejecutivo ni el Legislativo los miró ni para regularizar su situación laboral, ni mucho menos para etiquetar recursos para que su sustento estuviera salvo.

Esta lucha tiene en su haber hasta una huelga de hambre, la de Salvador García y Ortega, subdirector de la Banda Sinfónica de Zacatecas, quien en el Congreso del Estado dejó de comer para exigir atención. Hubo promesas y compromisos que no se cumplieron. La intención siempre fue, se ha demostrado, desaparecer a las agrupaciones por presunta insolvencia financiera con pretextos como la misma pandemia.

Los diputados de la anterior Legislatura aprobaron una Ley de Cultura para el Estado de Zacatecas, que asienta que la Orquesta de Cámara y el Coro del Estado de Zacatecas dependerán orgánicamente del Instituto, el cual está obligado a organizar, administrar y promover las actividades artísticas y culturales, lo malo de la situación es que todo está supeditado a un reglamento que, hasta hoy, no existe.

Por eso, los derechos laborales de los servidores públicos, transferidos al Instituto, hasta hoy no han sido respetados ni garantizados. Ni porque la ley lo dice.

La nueva gobernanza llegó hace casi un año y la situación de los artistas no ha mejorado. Al contrario, ha empeorado.

El Instituto tiene la obligación de difundir y fortalecer la música de concierto y las diferentes expresiones musicales de la entidad, pero como no tiene dinero, no lo hace. Y como no hay conciertos, tampoco sueldo. El acuerdo de realizar una temporada anual de conciertos con presupuesto etiquetado, tampoco.

Hace unos días se inauguró la Feria Nacional del Libro de Zacatecas y hasta ahí llegaron los músicos a protestar. Dijeron que el IZC les ha dado la espalda. Este año sólo han tenido tres presentaciones. Antes, a pesar de los pesares, ofrecían mínimo un concierto por mes.

Los malos manejos, el desinterés y la omisión de la autoridad tienen a estos zacatecanos con un futuro incierto, como todo en Zacatecas.

Organizados e inteligentes

Mientras el rector Rubén Ibarra Reyes se llevó las felicitaciones, por suspender las clases presenciales ayer lunes en la UAZ, “y preocuparse por la seguridad de los universitarios”, el inquilino de La Casa de los Perros se manifestó muy molesto porque si bien «el crimen no sólo es organizado, sino también inteligente», lo sucedido el fin de semana en Zacatecas no era para tanto.

El gobernador David Monreal Ávila dijo que todo se trató meramente de una estrategia de intimidación de los grupos delictivos, y que a pesar de que andaban paseando con tres cadáveres, los que querían colgar del puente de Ciudad Cuauhtémoc, el suspender clases –lo hicieron también en el Instituto Politécnico Nacional–, no resultaba ser la mejor decisión.

Dijo que esas organizaciones intentaron hacer los mismo en Guanajuato, Guerrero, Colima, Baja California y Chihuahua para intimidar a la sociedad, por ello la nueva gobernanza en Zacatecas no cayó en su juego y jamás ordenó ninguna suspensión de clases en la educación básica, a pesar de que sí circuló un oficio de que en Valparaíso las aulas estarían cerradas.

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