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LA REFORMA ELECTORAL

Por: Arturo Nahle García

Para reformar la Constitución se requiere que tanto la Cámara de Diputados como la de Senadores aprueben la reforma con el voto de las dos terceras partes de los legisladores presentes, y luego sea aprobada por la mayoría de las legislaturas de los Estados. O sea, se requiere el voto de 333 Diputados Federales, 85 Senadores y 17 Congresos Locales.
Morena y sus aliados no tienen esos 333 votos en San Lázaro, ni 85 votos en el Senado, por eso, por ejemplo, se veía complicado que la Reforma Eléctrica transitara, el Presidente requería forzosamente del voto de algunos priistas, panistas o perredistas, esos votos no los consiguió y la reforma no pasó.
Para conseguir el apoyo de las y los legisladores hay que convencer, hay que negociar, hay que seducir, hacer política, no solo presionar. El presidente y sus operadores políticos rara vez convencen, no negocian y evidentemente no seducen a la oposición; prefieren amenazarlos y decirles corruptos, neoliberales, conservadores y hasta traidores a la patria. En fin, son formas o estilos que no todos compartimos y que ya vimos que no funcionan.
Pues a finales de abril el Presidente mandó al Congreso otra iniciativa de reforma constitucional pero ahora en materia electoral. El Presidente propone reformar al INE y al Tribunal Electoral, quiere que sus integrantes ya no sean designados por los Senadores sino por los ciudadanos, aunque serían los tres poderes quienes postularían a los candidatos.
Propone que desaparezcan los distritos, los organismos y los tribunales electorales locales; reducir el número de Senadores, de Diputados Federales, Diputados Locales y hasta Regidores.
También propone que los partidos puedan recibir financiamiento de particulares y que solo reciban financiamiento público cuando haya elecciones; que el 90% de los tiempos oficiales en radio y televisión sea para los partidos y candidatos y solo el 10% para las autoridades electorales.
Finalmente propone reducir del 40% al 33% la participación ciudadana para que el proceso de revocación del mandato sea válido; y ampliar las excepciones de la propaganda gubernamental durante los procesos electorales.
Esta reforma difícilmente se aprobará en los términos propuestos por López Obrador si repite la fallida estrategia de la reforma eléctrica; sin embargo algunas cosas pueden aprobarse si convence a algunos priistas y perredistas, si negocia con ellos y los seduce, Ricardo Monreal es pieza clave para ello, pero también a él hay que tratarlo mejor!