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Queridos reyes magos.

Por: Diputada María del Mar De Ávila Ibargüengoitia

Con el inicio del mes de enero, y el comienzo de un nuevo año se renuevan nuestras esperanzas de un mejor porvenir, y es así que, con estas fechas cargadas de tradiciones e identidad nos dan sentido de pertenencia que se nutre con la ilusión cada seis de enero con los Reyes Magos y que culmina la temporada navideña con la epifanía de la iluminación y la adoración a Jesús por parte de los reyes de oriente representando a todos los pueblos con la renovación de un nuevo ciclo para todas y todos en la tierra.

Con este sentido de renovación, como ciudadanas y ciudadanos desearíamos enviar una carta pidiendo a Melchor, Gaspar y Baltazar que más que bienes materiales, nos regalasen salud, tranquilidad y esa paz que nos fue arrebatada y que hoy lamentablemente percibimos cotidianamente, por ello desearíamos que dicha situación tan penosa por la que atraviesa nuestro municipio, nuestro estado y nuestro país fuese aliviada con la creencia de que por arte de magia fuera resuelta, pero lamentablemente, ni toda la fe y empeño que deleguemos en lso reyes podrá solucionar lo que a todas y todos nos toca, sociedad civil y gobierno.

Hoy día, a pesar de que, tratamos de mostrarnos lo más positivos posibles, la realidad y lo negativo, se torna imposible de ignorar, la ola de violencia, por momentos se transforma en un espantoso sunami, que diariamente azota a nuestra sociedad, es verdaderamente monstruosa esta realidad, cómo monstruoso también lo son los ataques que desde Palacio Nacional se lanzan contra todo aquel que no coincida con el ejecutivo.

Asistimos evidentemente cada mañana a la instalación de un pelotón de fusilamiento contra los que discrepan del gobierno oficialista en contra de quienes no aceptan las ocurrencias de su morador que, dicho sea de paso, también manifiesta una marcada falta de empatía por causas tan legítimas como lo son las de nosotras las mujeres y su lucha por reivindicarlas.

En este sentido, nada pueden hacer Melchor, Gaspar y Baltazar para que la administración federal cuando menos reconozca que el crecimiento de la inflación es real y que va en franco ascenso con la falta de empleos bien remunerados, toca como sociedad civil y desde la oposición responsable exigir como extraordinariamente urgente disponer de un robusto sistema de salud, aunque no sea como el de Dinamarca, se debería de retomar el Seguro Popular y las guarderías.

Si bien es cierto que tanto los programas y políticas públicas son perfectibles, no deberíamos de calificarlos como inservibles, en todo caso debemos reconocer los aciertos y mejorarlos, no pensar y razonar en la simpleza de eliminarlos a la fuerza, sin conceder un pequeño espacio para la duda y evaluación objetiva de cada uno de ellos, amén de que es necesario consolidar las instituciones que como democracia nos hemos dado y no pensar en desaparecerlas.

No es posible seguir encomendando la tragedia nacional a los reyes magos, a reducir la tragedia de miles de familias en Zacatecas a una expresión tan desafortunada como aquella que escuchamos en un video en vivo un 6 de enero del año que concluyó: “Hay que encomendarnos a Dios y a seguirle” y que tanto ha lastimado a nuestra gente; es urgente que este año desaparezca de la narrativa oficial la herencia maldita y de una vez por todas comience a construir la herencia bendita. Se debe desterrar la mentira y la indolencia. Los cambios en algunas áreas de la administración son extraordinariamente urgentes como seguridad pública, economía, desarrollo social, entre otros muchos más.

Tampoco es posible repartir culpas y solo pensar que los cambios y el retorno de la paz es tarea del gobierno estatal o federal, la idea patrimonialista debe ser desterrada como sociedad civil, y por el contrario partir de la lucha y la organización para que la exigencia se convierta en acción colectiva que de paso a una sociedad comprometida con altos valores como la vida, el respeto al medio ambiente, la preservación de las tradiciones y el respeto al otro sean la constante que obligue a los gobiernos a corregir el rumbo.

Desde mi trinchera personal, siempre le he apostado a la construcción de acuerdos, desde la legislatura y como principales encomienda en estos momentos, es mi primera responsabilidad el velar para que el diálogo sea uno de los motores que impulse los cambios y de sentido a recuperar la tranquilidad que al actual gobierno estatal parece no importar, con miles de desaparecidos, muerte y miseria sobre nuestra tierra, tenemos que comprometernos con accionar un cambio social y dejar de encomendarnos a los Reyes Magos y ver más allá de la parafernalia oficial gubernamental que intenta robarnos la esperanza.

*Diputada Local