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La Casa de los Perros:

CLAUDIA G. VALDÉS
La rampante corrupción que pasea campante e impune por los pasillos del vetusto edificio de la calle Fernando Villapando, en el mero Centro Histórico de Zacatecas, no permite que ninguno de los integrantes de la LXIV Legislatura tengan la calidad moral de reclamar, acusar, señalar o intentar siquiera castigar a funcionarios o exfuncionarios del Issstezac, como un ejemplo.
Mientras en casa, el cochinero que abarca desde la Estafa Legislativa hasta el sangrado de recursos públicos en pagos exorbitantes de gasolina y suculentas comidas, pasando, obviamente, por la falsificación de firmas como práctica normal y recurrente no sea resuelto, los diputados no pueden, aunque sueñen, hacer justicia sólo en los bueyes del compadre.
Los diputados Ernesto González Romo, de Morena, y Ana Luisa del Muro, del Partido del Trabajo, fueron los encargados de destapar dos apestosas cloacas que, juran por la capita roja del Santo Niño de Atocha, se están investigando en la aletargada Fiscalía General de Justicia.
Pero como en ese lodo fétido y hediondo se regodean felices sus compañeros diputados, Ernesto González, hoy paladín de la seguridad, y Ana Luisa del Muro tendrán que aguantar vara y hacer como que hacen. Algo que como legisladores tienen bien practicado.
Por lo pronto, sin un pizquito de vergüenza y creyendo ser los tutores de la justicia, la transparencia y la honestidad en Zacatecas, en México, en el mundo y sus alrededores, citaron a comparecer al auditor superior del estado, Raúl Brito Berumen.
Su loca idea era que el funcionario, caracterizado por sí estar en lo que debe estar, a diferencia de los 30 más odiados, saliera a tontas y locas a dar nombres de funcionarios corruptos y pasarse la ley, esa que odian en la 4T, por el arco del triunfo. Equivocados, una vez más.
Raúl Brito llegó a la Comisión legislativa especial para la atención y seguimiento a la crisis financiera del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado de Zacatecas (tan largo el nombre como cortos sus resultados) para recordarles que en los archivos del Congreso del Estado está, desde la legislatura pasada, una auditoría en el que se detallan, punto por punto, las irregularidades que ellos, hoy en campaña, quieren maximizar.
Como quien dice, sólo es cuestión de que se pongan a trabajar, a leer y ¡listo!
Sí, porque en ese estudio técnico que efectuaron la ASE y un despacho externo se refleja la problemática de los estados financieros del instituto que corresponden a fideicomisos de pensiones y actividades comerciales realizadas.
Pero no, lo que quieren los diputados es hacerle al Tío Lolo, sobre todo cuando ahí, en la congeladora legislativa, hay dos propuestas de reforma a la Ley del Issstezac, pero como el 2024 se acerca y meterse en ese embrollo les puede cargar en sus endebles espaldas un costo político, mejor dedican su tiempo a recorrer el estado en 24 horas, disfrutar de opíparas comidas y falsificar firmas para evitar la fatiga de tener que ir a signar documentos personalmente.
En su papel de El Inocente, el diputado Ernesto González preguntó a Raúl Brito y al representante de la Secretaría de la Función Pública, el subsecretario de Responsabilidades, José Luis Carrillo Delgado, le explicaran ¿por qué no hay nadie en la cárcel?, en el caso Issstezac.
¿Es en serio?
No sería mejor que eso le preguntara al titular de la adormecida Fiscalía General de Justicia, Francisco Murillo Ruiseco y, de paso, hiciera lo propio en lo referente a la Estafa Legislativa. Eso, como dicen los abogados, sería lo conducente.
Tanto al diputado González Romo, como a sus compañeros se les olvida que si alguien ha hecho su trabajo es justamente Raúl Brito. Él puntual entrega los resultados de las auditorías, ha presentado denuncias, ha hecho lo que le corresponde. Pero no es quien debe girar órdenes de aprehensión y cumplimentarlas.
Tristemente eso le toca a la Fiscalía, sí, la misma que dejó escapar a Julio “N”.
Además, tampoco corresponde a Raúl Brito ir detrás de la mucama millonaria que se embolsa cada mes algo así como 25 mil pesos por tender camas en los hoteles del Issstezac.
Porque ahora resulta que una empleada que gana 25 mil pesos es acusada ¿de corrupción? ¿Y los diputados que se embolsan millones al año por no hacer nada no estarían en las mismas circunstancias?
Claro, todo depende del cristal con el que se mira y cómo les va en la feria. Aunque olvidan los flamantes legisladores que, en esa feria que por cierto ya está por llegar a su fin, a Dios gracias, andan montados en una rueda de la fortuna en donde la bajada llega porque llega.
Mientras tanto vamos a sonreír porque todo va a estar bien.

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