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CARAS VEMOS

Nota Espe_culera
By Syres

En esta su querida sección de la nota especulera le traemos una modesta investigación sobre salud mental y gobernanza. Que dicho con todo respeto para los especialistas en la materia y aquellas familias que sufren con un enfermo en casa, busca que conozcamos un poco más la importancia de cuidar la salud mental propia y de los demás, sobre todo si vamos a dejar en sus manos la delicada tarea de conducir un país o un Estado. Comenzaremos este análisis de pacotilla estudiando semanalmente la conducta de los personajes encargados del quehacer gubernamental en el Estado, iniciando con uno de los más afectados de nuestros políticos, y le aseguro que, sin decir su nombre o apellido, de seguro Usted sabrá a quien o quienes del Gabinete Estatal me refiero.

El primer trastorno de la personalidad es el narcisismo. Aunque es un padecimiento que nos hace sufrir a todos los zacatecanos porque somos quienes lo soportamos, quien lo tiene se distingue por mostrar un aire irrazonable de superioridad. Necesita y busca atención y admiración. Es capaz de anunciar obras o proyectos que no son suyos, y en el interior le cuesta comprender las necesidades sociales. Tras esta máscara de confianza, en realidad este tipo de funcionarios no está seguro de sí mismo y es fácil que reaccionen de manea hostil frente a la crítica, y si pueden culpar a otros Estados de la República de tirar sus muertos, a Gobiernos anteriores de darle supervisión a los puentes o a Instituciones como el INEGI de su fracaso en seguridad, lo harán.

Curiosamente, este trastorno según las estadísticas –y no las del INEGI- afecta más a los hombres que a las mujeres. Aunque existen tratamientos como la terapia de conversación o la psicoterapia para su tratamiento, este tipo de políticos prefieren seguir creyendo que los demás son los que están mal, y que ellos son dueños de la razón. Y por eso suelen allegarse de personajes que compartan su mismo trastorno o alguna otra sociopatía que resulte compatible con su Plan Estatal de Desarrollo, y por ello los colocan en puestos cercanos donde puedan estarlos adulando constantemente de que ellos son dueños de la verdad absoluta, aunque la inseguridad siga acorralando a los ciudadanos ignorando que siguen ocupando el último lugar en el Rankin nacional. Este trastorno es uno de los más conocidos, pero existen otros menos explorados como el sindrome de la ilusión de cristal o el de la mano ajena. Por eso digo, que caras vemos, pero trastornos no sabemos.