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Beatriz Pagés

ZALDIVAR HARÁ DE SHEINBAUM UNA DICTADORA

Los mexicanos debemos agradecer al ministro de la Corte Arturo Zaldívar su cinismo. Decir que renuncia a la Corte para apoyar el proyecto de Claudia Sheinbaum no es un acto de honestidad. Es tener el descaro de aceptar que durante cinco años torció la ley para quedar bien con el régimen.

Significa que, efectivamente, se coludió con López Obrador para tratar de ampliar su mandato como ministro presidente de la Corte en 2021 dos años más, a sabiendas que se trataba de una reforma inconstitucional que buscaba abrir la puerta a la reelección del Presidente de la República.

Zaldívar toleró durante meses las duras criticas de su mismo gremio por su ilegítima ambición de quedarse al frente de la Corte, jamás se pronunció y hoy -a un año de que concluya su cargo como ministro- lo corroe la prisa y decide salir corriendo.

El ministro morenista asegura que no renuncia por un cargo sino porque se suma a un proyecto político social en el que cree. Su sinceridad pone los “pelos de punta”. Ya lo entendimos. Zaldívar se convertirá en el arquitecto del proyecto constitucional de la 4T.

Un proyecto que el ministro en retiro José Ramón Cossío describió con todo detalle: Se trata de que la 4T tenga su propia Constitución. Una Carta Magna que no ponga obstáculos a la centralización absoluta del poder.

Arturo Zaldívar se va de la Corte para construir el andamiaje jurídico que haga de Claudia Sheinbaum una super presidenta. Una dictadora sin pesos ni contrapesos. Con jueces, magistrados y ministros doblegados ante el poder absolutista de una señora que el ministro morenista ha descrito como inteligente, sabia, visionaria, bella y simpática.

Y es que, Zaldívar sale de la Corte para consumar la venganza del presidente: Que los ministros sean electos mediante voto popular para que su partido los imponga. Total , dice con esa “cara dura” que ya lo caracteriza: “..Se ha demostrado que la designación no popular tampoco garantiza los mejores perfiles para jueces y ministros”.

Tal vez lo diga por él. Sin duda es un ejemplo de cómo un juez traiciona sus principios cuando un presidente le “aprietan la mano”. La expresión recuerda al juez alemán Bumcke, quien estaba en contra del nazismo hasta que Hitler le “apretó la mano” y le dijo: “Ayúdame”.

Así que ya sabemos cuál es la heroica encomienda de Zaldívar: apresurar la destrucción institucional del país. Borrar la Constitución democrática y liberal que nos rige para sustituirla por otra que legitime lo inaceptable: un autoritarismo populista que ponga fin a las libertades.
Ha dicho en su defensa que su renuncia se ajusta a la Constitución. No, señor ministro, su renuncia no solo no se ajusta a la Constitución. No sólo contradice la razón y la cordura. Es una traición a México. Su carta es el epitafio de un juez que perdió la decencia.