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Un legado para la reflexión.

Por: Jenny González Arenas

Más allá del morbo que puede generar en la población la muerte en condiciones trágicas de le magistrade Ociel Baena Saucedo, la diversidad de opiniones se pierde en temas que, sin restarles importancia, desvían la opinión y dejamos pasar otros temas que son igual o más importantes sobre quién fue y qué representa la vida de Ociel Baena.

En el mundo jurídico se le reconoce por muchas personas por haber iniciado una carrera desde abajo, recorrido un camino de logros profesionales basados en el esfuerzo personal y profesional, conquistando espacios a través de exámenes de oposición, una trayectoria que pudo forjar sobre otro esfuerzo especialmente importante que es el académico, en donde también encontró oportunidades para desarrollarse, formarse y consolidar de forma integran su trayectoria profesional.

Para muchos puede parecer un camino normal que recorrer o bien nada que reconocer porque muchos tenemos que cruzar para lograr nuestras metas, pero lo que pareciera un camino que muchos han recorrido, no para todos es un camino en línea recta.

Muchos de nosotros nos quedaremos con una imagen de una persona que se fotografiaba en los tribunales usando tacones y falda, con una figura marcadamente masculina. Puede parecer a algunos una falta de respeto, pero es la imagen que muchos guardarán en su memoria, pero que significa verdaderamente esa imagen.

En un mundo con estereotipos de género altamente arraigados y con imágenes de cómo se deben ver las personas que desempeñan tales o cuales profesiones, fotografías como las que se describen llaman la atención de propios y extraños; no tenemos que estar todos de acuerdo con esas imágenes, pero la implicación de ellas es un tema que se tiene que analizar.

Es, en primer término, la imagen de un abogado, un profesionista -doctorado- del derecho, cuya imagen está asociada a la formalidad, no es punto del debate discutir si esas fotografías reflejan a una persona que cubra con ese estereotipo de formalidad, pero cuando se habla de la formalidad en la profesión jurídica, está asociada no solo a la forma en la que se viste un abogado sino también a la manera en la que se conduce, tanto en la oralidad como en lo escrito, pocos de nosotros nos hemos detenido a analizar, cuando criticábamos esas fotografías si la formalidad con la que se conducía en cuanto a su manera de hablar en los tribunales o la manera de conducirse en sus escritos correspondía con la conducta formal que se exige a un abogado, ese debería haber sido un punto en la crítica, no solo su imagen.

En segundo lugar, encontramos la función de un profesional del derecho que es el distinguir lo justo de lo injusto o lo legal de lo ilegal. Esto obliga a otra reflexión que se ha quedado fuera, ¿era legal o ilegal su actuar? Quienes nos dedicamos al ejercicio del derecho estamos obligados a defender la justicia, la equidad, lo legal. Podemos o no estar de acuerdo con lo que estamos defendiendo, pero la opinión pasa a un segundo plano cuando se defiende una causa justa. El visibilizar la problemática de discriminación en la que se envuelve a la comunidad LGBTQ+ en un espacio en el que se imparte justicia como lo es un Tribunal Electoral lleva muchos mensajes explícitos e implícitos. Podremos o no estar de acuerdo, pero no podemos negar que todas las personas tenemos derecho a ser tratadas sin discriminación, independientemente de nuestras preferencias sexuales, género, identidad, religión, raza, edad, nacionalidad, etc.

Este es momento de hablar de cómo vivió y el legado que deja, ahí encontraremos profundas reflexiones que pueden servir para construir una sociedad sin discriminación; dejemos la investigación de su muerte a las autoridades correspondientes.

Secretaria General del SPAUAZ