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Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer: 25 de noviembre

Dra. Verónica Arredondo

Entendemos que la violencia es un fenómeno que genera obstáculos en el desarrollo de las sociedades. Sin embargo, sabemos que la violencia como tal se presenta como síntoma de que la estructura social no está funcionando. Muchas veces nos preguntamos, ¿por qué ocurre este tipo de ejercicio?, si parece que hemos hecho todo lo posible para que no acontezca. En primer lugar, creo importante resaltar, que la desigualdad económica, social, cultural, sistémica, cruza de manera sustancial el desarrollo de las comunidades; que esa desigualdad atraviesa la forma en que se relacionan las personas. No pretendo interceder a favor de quienes violentan, pero pienso que en fenómeno no se puede explicar sencillamente.

La violencia es un lastre, algo que arrastramos. La violencia complica que nos relacionamos y que avancemos. La violencia, como concepto, para explicar lo que es, se entiende como el uso intencional de la fuerza o el abuso de poder para dominar a alguien o imponer algo. La fuerza física, las acciones verbales o gestuales, el silencio o la inacción, son algunos de los mecanismos que entran en juego en su desarrollo. Pero mientras nos desarrollamos como sociedad, nos percatamos que hay más formas de la violencia que no habíamos tenido en cuenta. Por mencionar otros modos o contextos, la violencia económica y psicológica, son dos grandes escenarios en donde podemos encontrar el ejercicio de este fenómeno.

La violencia podríamos definirla como un recurso o herramienta, que se usa para dominar al otro; el otro, que es a quien se considera más débil. El débil puede contener características fuera de lo normado, o simplemente diferir de lo estandarizado o de lo que compete al poder. En nuestra sociedad, la mujer es presentada como el “sexo débil”, irónico, porque vivimos en un planeta donde la mayor parte de la población somos mujeres.

No pretendo abundar en los porqués de la violencia, ni los porqués de esos ejercicios, sin embargo considero que es trascendental exponer que la violencia no ocurre por naturaleza, o por la simplicidad de las cosas, sino que forma parte de un sistema a través del cual cierta parte de la población pretende conservar su estatus y beneficios, a costa de que los demás sean aplastados y les sirvan para sus intereses.

Pero este texto es más para hablar sobre el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Un día que conmemora un hecho deleznable que no debería de haber ocurrido, pero que nos sirve para recordarlo y trabajar alrededor de acciones que impidan que vuelva a suceder.

El Día, como muchas(os) lo sabemos, rememora el asesinato de 3 mujeres dominicanas. No voy a mencionar el nombre del dictador que ordenó su muerte, y tampoco voy a revictimizarlas. Lo importante de esto, ahora, actualmente, en este momento, es que entendamos que la memoria sigue vigente y que no hemos olvidado que ellas lucharon porque todas nosotras viviéramos en una realidad más justa.

Las mujeres nos encontramos todos los días con obstáculos; nos enfrentamos a diferentes violencias, y aun así hemos podido crecer y desarrollarnos. Pero no ha sido gracias a la colaboración de la sociedad en general, sino a pesar de esta. Es cierto que muchas de nosotras podemos hacer las cosas que hemos planeado, pero ni de lejos podemos asegurar que todas nos encontramos en las mismas posibilidades.

Hoy nos encontramos con un contexto en el que podemos manifestarnos para construir la realidad que necesitamos. Podemos apoyarnos y trabajar en conjunto, para que las cosas ocurran de modo que faciliten nuestro desarrollo. Estamos conscientes de que hemos sido infravaloradas pero no porque nuestras capacidades sean menores sino porque así le ha convenido a la sociedad patriarcal. Ninguna de nosotras es menos y de ninguna manera debemos ser violentadas, en cualquiera de los modos que se entienda la violencia.

Ninguna de nosotras debe ser violentada. Ante cualquier caso de violencia nuestro entorno debe de intervenir. Necesitamos de nosotras para nosotras, debemos de estar hermanadas, ser cómplices, compas. La eliminación de la violencia contra las mujeres tiene que ser una labor del Estado del cual formamos parte, pero no podemos dejarle toda la responsabilidad porque sabemos que si nos atenemos a ello, quizá no se cumpla lo que esperamos.

La memoria de todas las mujeres que padecieron de violencia está en nuestras manos. Quizá no era una cosa que buscáramos, pero ahora nos compete. Si queremos un mundo más justo, tenemos que trabajarlo. Sí lo vamos a lograr, lo conseguiremos. Conseguiremos que el Día no solo se quede como una conmemoración sino que sea una realidad. La violencia contra las mujeres, no tiene cabida en este mundo, en el futuro de este mundo.