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Código político

La guerra por una candidatura

Por Juan Gómez

El gobernador David Monreal Ávila no es un operador político, eso ha quedado claro desde que perdió la mayoría en el congreso estatal y le dieron la espalda la entonces coordinadora de la fracción de Morena, Imelda Mauricio y la diputada, Priscila Benítez.
En aquella ocasión la entonces Secretaría General de Gobierno, Gabriela Pinedo no tenía el control de la política interna, y menos de la interlocución con la LXIV legislatura del estado.
Esa facultad metaconstitucional estaba en la mesa de la delegada de los Programas Sociales del Bienestar, Verónica Díaz Robles y su recurso era el autoritarismo.
En este episodio de la política local, quedó en claro que el autoritarismo-revanchismo no se lleva con la operación política que consiste, básicamente, en la negociación y el respeto de los acuerdos pactados.
El gobernador David Monreal no se ha dado cuenta que ha perdido todas las batallas, por su falta de oficio y de sensibilidad política, para conducir los acuerdos que le permitan lo que tanto pregona pero que no entiende, la gobernanza.
Monreal Ávila perdió la relación con la presidencia de la república, y la prueba más contundente es la falta de apoyo presupuestal y extraordinario para su administración.
También perdió la lucha contra la violencia en el estado, en donde el número creciente de asesinatos de personas y policías, así como de desapariciones de ciudadanos, ubican al estado entre los más violentos del país.
Solo hay que recordar que Fresnillo y la capital zacatecana, ocupan el primero y segundo lugar de mayor percepción de inseguridad en México.
El mandatario estatal perdió un factor que es importante para todo gobernante, la confianza ciudadana: Lleva dos años en el último lugar de aceptación de los zacatecanos, quienes han perdido la confianza al gobernador que mayoritariamente eligieron por seis años.
Lo peor de todo este escenario es que mantuvo durante todo este tiempo a su responsable de Comunicación Social, a pesar de la pésima imagen que mostró en este lapso y apenas, hace una semana, decidió aceptar su cambio por el de una joven que carece de experiencia en esta actividad.
Pero la estulticia no tiene límite, puesto que a dicho comunicador ahora lo quieren proponer a un puesto de elección popular. Uf.
¿Dónde está la operación política?
A propósito de este tema, la senadora morenista, Soledad Luévano Cantú, denunció este fin de semana el financiamiento del gobierno de David Monreal, para operar una campaña negra en su contra y de miembros de su familia.
La propuesta o el canje que pone sobre la mesa de negociación, es no participar en la reelección de su candidatura por el Senado, y que cese la campaña que financia el gobierno de Zacatecas.
En este contexto la carta fuerte del gobernador Monreal es, sin duda, Verónica Díaz Robles, quien dio a conocer su salida de la delegación de Programas Sociales del Bienestar el pasado 13 de noviembre, para estar en condiciones de contender por la candidatura al Senado de la república.
Pero el escenario cambió diametralmente. La coordinadora Nacional de los Comités de Defensa de la Transformación, Claudia Sheinbaum Pardo, será quien apruebe o vete las listas de candidatas y candidatos al Senado, lo que coloca en seria desventaja a las intenciones evidentes del mandatario zacatecano.
Por otro lado el senador Ricardo Monreal tiene límites y está acotado, su reincorporación al Senado evidencia el momento difícil por el que atraviesa. Su intención de impulsar a su hija Caty Monreal por la alcaldía Cuauhtémoc en la Ciudad de México, lo coloca en un lugar muy incómodo para operar en favor de alguno de sus hermanos o de su ex cuñada.
Por cierto, en este escenario, el aspirante a la candidatura al Senado, Saúl Monreal Ávila, tendrá que operar por la libre, si es que quiere ver su fotografía en la boleta electoral del 2024.
Esta narrativa, es parte de la guerra por una candidatura.

Al tiempo.
@juangomezac