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Seguridad Social

Por: Jenny González Arenas.

Conforme va evolucionando la sociedad, el sistema jurídico va cambiando y con ello también las instituciones que rigen la sociedad, pensar que las políticas públicas son eternas es un error, de ahí la necesidad de ir adaptándonos, como sociedad y como personas, a esos cambios.
El tema de la seguridad social es justo de esos temas que se encuentran en constante transformación, no necesariamente para bien, puesto que la modificación de ese sistema impacta en el presente y futuro de las personas, requiere de una planeación y análisis cuidadoso y estratégico de la manera en la que va creciendo la sociedad, el tipo de trabajos que desempeñan, incluso la forma y expectativa de vida de las personas y los temas de salud que impactan a la sociedad en general, para poder llevar a cabo una verdadera planeación de la seguridad social.
En estos momentos, en los que el modelo educativo va encaminado a que la juventud sea emprendedora, es decir, se conviertan en su propio patrón, vemos que repercutirá en el soporte del sistema de pensiones y jubilaciones actual, mientras crece el número de personas que está en edad de jubilarse, disminuye la cantidad de personas que está trabajando para aportar a su cuenta de retiro, lo que hace incosteable el sistema actual. Si a ello le agregamos reformas estructurales que modificaron el sistema de pensiones y jubilaciones de forma tal que las cuentas concentradoras se convirtieron en cuentas individuales, la insuficiencia del sistema de ahorro para el retiro actual se hace más que evidente.
Estos problemas se debieron de prever y buscar el mecanismo adecuado para evitar la quiebra del sistema de pensiones y jubilaciones desde hace tiempo atrás, sin embargo, un pensamiento que siempre ha acompañado a la humanidad es la falsa creencia de que el futuro no nos alcanzará, de tal forma que cuando iniciamos nuestra vida laboral pensamos que nunca llegará el día de nuestra jubilación o asumimos que las cosas seguirán como las conocieron nuestros padres o nuestros abuelos y que gozaremos de un sistema de pensiones que nos permita pasar los últimos años de nuestra vida en condiciones medianamente dignas.
Eso no va a suceder, lamentablemente, el sistema de pensiones y jubilaciones vigente, con el que la mayoría de nosotros llegaremos a la vejez, no nos permitirá pasar los últimos años de nuestra vida en condiciones dignas, y un problema igual de grave tiene que ver que la precarización de los servicios de salud que serán también insuficientes ante la gran demanda de servicios médicos derivados de enfermedades crónico-degenerativas que afecta a una cada vez más creciente población.
Y si a la compleja realidad de la pensión y jubilación le agregamos la falta de pago de los patrones a las cuentas individuales de seguridad social de muchos trabajadores, lo que provoca la falta de rendimientos que deberían de estar generando dichas cuentas, entonces el futuro no muy lejano para una gran cantidad de trabajadores en México se torna complicado.
Las alternativas son pocas, insistir y activar las instancias de defensa de los derechos de seguridad social para garantizar que en una de las etapas más vulnerables de la vida del ser humano no nos encontremos en una situación de desatención debe ser uno de los principales motivos de acción a lo largo de nuestra vida laboral, porque pensar que la edad nunca nos va a cobrar factura o que la salud de la que gozamos va a ser eterna, es un autoengaño que, a la larga, será motivo de una de las múltiples preocupaciones que tendremos en nuestra vejez.

Secretaria General del SPAUAZ