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"El Programa para la Evaluación Internacional de los Estudiantes (PISA) es un estudio coordinado por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) que evalúa las habilidades y conocimientos de estudiantes de 15 años en áreas como Lectura, Ciencias y Matemáticas. Este año, la evaluación ha sido de suma importancia, ya que proporciona estándares de evaluación post-pandemia en México. Los resultados de este año muestran una disminución en los estándares de calidad: en Comprensión Lectora, México alcanzó 415 puntos en 2022, en comparación con los 425 puntos en 2009; en Matemáticas, el puntaje de 2022 fue de 395, mientras que en 2009 fue de 415 puntos; en Ciencias, el puntaje descendió a 410 puntos en 2022, en comparación con los 416 puntos en 2009.
PISA busca conocer las competencias, habilidades y aptitudes de los estudiantes para analizar, resolver problemas y manejar información. Se realiza cada tres años para evaluar el alcance de las metas educativas propuestas. Los resultados de PISA deben servir para mejorar la educación, siempre y cuando las autoridades competentes se comprometan a resolver esta problemática educativa. La educación mexicana enfrenta una grave postración: a pesar de algunos logros, especialmente en términos de cobertura, el sistema educativo del país aún muestra deficiencias significativas en el aprendizaje. Los problemas estructurales del Estado Mexicano se reflejan en la gestión educativa, donde no hay un equilibrio adecuado entre los poderes. El ejecutivo carece, en ocasiones, del contrapeso esperado; el legislativo no evalúa eficazmente las acciones educativas del ejecutivo; el poder judicial se ve minimizado ante la omnipresencia del ejecutivo.
En los últimos años, la inestabilidad política del país ha aumentado, y esta crisis se manifiesta en todos los ámbitos de la sociedad, siendo más notoria en el ámbito educativo. La falta de compromiso de las autoridades para resolver los problemas laborales de los maestros se refleja en la deficiente educación en México. En el ámbito educativo, el ejecutivo carece de contrapesos adecuados. Además, con frecuencia se designa a personas ajenas al sector y sin las competencias necesarias para dirigirlo en puestos de dirección educativa, lo que suele resultar desastroso y tener consecuencias lamentables en la educación de niños y jóvenes.
En medio de la crisis de convivencia social, es crucial priorizar en la escuela la formación cívica y ética del alumno, fomentando valores para la convivencia democrática, como la autonomía, empatía, respeto, honestidad, tolerancia, paz, diálogo, solidaridad, justicia, respeto a las normas y valoración de la diversidad. La educación se erige como el instrumento privilegiado para enfrentar los problemas que aquejan a la sociedad: la ignorancia, la violencia, la corrupción, la impunidad, la ilegalidad, la pobreza, la desigualdad y la discriminación, buscando alcanzar una educación democrática.”

Beatriz Rosas Murillo
Abogada y Maestra de telesecundaria