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Beatriz Pagés

EL PECADO DE NORMA PIÑA: DEFENDER LA CONSTITUCIÓN.

La ministra Norma Piña es una de las principales víctimas de la inversional moral impuesta por el régimen. Hoy acatar la Constitución, defender la autonomía y la independencia del Poder Judicial, evocar la ley es considerado como una agresión al Presidente de la República y a su proyecto.

Hoy, lo legal y legítimo, lo politicamente correcto es arrojar incienso a un presidente y a una futura presidenta que buscan ser adulados y reverenciados como si esto no fuera una república y sí un regimen fascista donde el Jefe de Estado es un santo al que se rinde culto.

El senador Ricardo Monreal culpó a Piña de la “rispidez y conflicto” con los otros poderes. Dio a entender que era una “pecadora” por haber invadido al Poder Ejecutivo y Legislativo, por haberse atrevido a ir en contra de las deciones del “señor que está en los cielos” y de sus reformas.

Es decir, para los súbditos de la 4T es inconcebible la existencia de una ministra de la Corte que esté dedicada a invalidar iniciativas inconstitucionales que, -como la reforma electoral o la relacionada con la Guardia Nacional- buscan quebrar la democracia e imponer un régimen totalitario.

López Obrador considera a Norma Piña una enemiga personal. No le gusta su autonomía y dignidad. No quiere ministros que acaten la Constitución, quiere juzgadores obedientes, dóciles, dispuestos a someterse a sus dictados. Por eso le gusta Arturo Zaldívar y por eso también ha destado una “campaña negra” en contra de la ministra presidenta.

De acuerdo a las instrucciones que recibió desde Palacio Nacional, Yazmin Esquivel, ministra aliada del obradorato, “sugirió” que Norma Piña renuncie a la presidencia de la Corte para mejorar la relación con el presidente.

López Obrador, pez que nada en varias aguas, se deslindó de la propuesta y dijo una gran verdad: No hace falta que renuncie Norma Piña. La reforma al Poder Judicial seguirá su curso y la eleccion popular de jueces, ministros y magistrados va porque va.

¡Claro que va, faltaba más! Es el camino que ha trazado el presidente para imponer jueces, ministros y magistrados que sirvan a su proyecto transexenal y no sean obstáculo, -como los ministros de hoy-, a reformas que buscan poner fin a elecciones libres para adjudicarse un poder absoluto.

¿Cuál es el verdadero pecado de Norma Piña? Oponerse al desmantelamiento institucional del país. Impedir que florezcan las semillas de un proyecto dictatorial. Defender la libertad y los derechos de los mexicanos. Esas son las razones por las que el obradorato quiere que se vaya.

¿Entenderán quienes acusan a Norma Piña -como Ricardo Monreal- de no hacer política, lo que significa que un presidente de la república núnca se haya reunido con la titular del Poder Judicial? ¿Que no solamente se niegue a dialogar con los ministros y ministras sino que los insulte y les avise que no les tomará una sola llamada telefónica?

Quien lleva cinco años y medio sin hacer política se llama López Obrador. El dialogo, el acuerdo, el entedimiento, la aceptación del otro son conceptos que no existen en el diccionario de un gobierno donde sólo vale la verdad de un solo hombre.

A pregunta del periódico El País la titular del Poder Judicial confesó que núnca ha hablado con el presidente de México . ¿Núnca?, le insitieron y ella reiteró: Núnca. Respuesta que pone al blanco y negro el perfil de un autócrata.