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Septiembre: mes de la patria

Dra. Verónica Arredondo

En breve tendremos a la primera presidenta de nuestro país, hecho que tenemos que celebrar. En más de 200 años como nación independiente, una mujer jamás había ocupado el más alto cargo. Suceso raro, porque en México somos más mujeres que hombres y nunca hemos sido representadas por una de nosotras. Supongo que habría sido un buen gesto, que Claudia Sheinbaum tomara posesión el mero 16 de septiembre, pero lo dejaremos para más adelante, por si es posible, por si acaso.
Todas y todos conocemos la historia, México se independiza de España en 1810. Los protagonistas del proceso, al menos los que figuran, salvo excepciones, son todos hombres. Sin embargo, ningún proceso histórico podría ser llevado a cabo con éxito sin la intervención de las mujeres. Lo siento pero, esa es una realidad y la verdad. En anteriores entregas he hablado sobre las mujeres que participaron en la independencia y la revolución, así como en otros momentos que marcaron el destino del país. No redundaré entonces. Solo quiero dejar claro que las luchas por derechos de hombres y mujeres solo pueden ser posibles con la colaboración de toda la sociedad.
En la actualidad, hay temas y problemáticas que afectan el desarrollo de mexicanas y mexicanos. Somos independientes y autónomos en la medida de que conformamos la comunidad internacional y dependemos del libre comercio. En ese sentido, cada país es más un nodo donde ocurre la realidad de su ciudadanía. Está claro que no dependemos de otra nación directamente, como si fueran nuestros amos, sin embargo, sí dependemos económica y comercialmente, por ejemplo, de nuestros socios comerciales. Aunque eso no significa que vivimos sojuzgados.
Hablar sobre el tema independentista resulta complejo. La mayoría de movimientos independentistas latinoamericanos suceden durante principios del siglo XIX; en muchos de ellos incluso participan las mismas personas. Las naciones dependientes de la corona española aprovechan la coyuntura, España se encuentra sacudida por pugnas internas y la invasión francesa, para proclamar sus independencias. México invierte 11 años para que el Ejército Trigarante la promulgue y entre triunfante a la Ciudad de México. En ese lapso, nombres de mujeres y hombres son retratados en los anales de la historia para convertirse en inmortales.
Hay un personaje que a mí me llama la atención, me hubiera gustado conocerla, la Güera Rodríguez. Es una de las protagonistas menos conocidas de la historia de México y sin embargo parece que tuvo un papel trascendental. María Ignacia rompía con los estereotipos de una mujer novohispana. De carácter fuerte y libre, fue cercana de insurgentes, virreyes, artistas y otros personajes históricos. Guillermo Barba la reivindica como la primera feminista mexicana. La Güera pertenecía a la aristocracia y con su propia fortuna apoyó la causa independentista. De hecho, en 1811 fue llevada al tribunal de la Santa Inquisición por este motivo. En el México independiente cobró gran influencia y ganó notoriedad en la sociedad. Además, se le atribuye la redacción del Plan de Iguala, el documento fundacional del Estado Mexicano.
A la Güera Rodríguez, como a otras mujeres, le debemos que nuestro país haya logrado la independencia. Creo que la historia tendría que incluir muchas líneas que nos contaran sobre ellas. Nosotras queremos conocerlas y reconocerlas. Creo que, además, necesitamos más acciones afirmativas en pro de las mujeres para que gocemos de las mismas oportunidades que los hombres. Queremos más empleos y bien pagados para las mujeres; queremos que la interrupción del embarazo sea un tema que deje de ser tabú y que sea atendido en las instituciones de salud pública. Y queremos que la independencia, la verdadera práctica de ella, nos contemple como un núcleo de su praxis.
¡Vivas nos queremos! ¡Qué vivan las mexicanas!