Skip to main content

La herencia de Jorge Miranda
Mar de Ávila
La corrupción es un fenómeno que desgarra el tejido social de cualquier comunidad, y Zacatecas no es la excepción.
Este flagelo no solo erosiona la confianza en las instituciones, sino que también perpetúa la desigualdad, desviar recursos que están destinados al bienestar público propicia un entorno de impunidad, sobre todo cuando no existen responsabilidades para los servidores públicos que inapropiadamente se caracterizaron por la opacidad y escasa transparencia de su ejercicio, en este caso como presidente municipal.
La corrupción es un pesado lastre que se convierte en un círculo vicioso que obstaculiza el desarrollo económico y social, que deja a los ciudadanos desprotegidos ante la ineficacia de un gobierno que prioriza intereses personales sobre el bien común.
No es ocioso comentar que los efectos de la corrupción son devastadores, ya que estos alimentan la percepción de que la justicia es aplicable solo para unos pocos, mientras que la mayoría lucha por obtener servicios básicos de calidad.
Es absolutamente importante visibilizar y condenar estas prácticas, para poder aspirar a un futuro donde la transparencia y la rendición de cuentas sean la norma.
Jorge Miranda, es el más claro ejemplo de la corrupción, de esta llamada Nueva Gobernanza, con su conducta demostró su desinterés por el servicio público, toda vez que manejaba la administración municipal a control remoto desde su domicilio en Guadalajara, como si fuera uno de sus múltiples negocios.
Es extraordinariamente vital e importante que el actual cabildo solicite a la contraloría un informe detallado sobre la verdadera situación de la administración que él encabezó. La ciudadanía tiene el derecho de conocer estos hechos, no solo aquellos que votaron por la planilla de Miguel Varela, ya que se trata de un asunto de interés colectivo.
La ineptitud de Miranda se evidencia en el servicio de limpia, una prioridad en cualquier centro habitacional. En numerosas ocasiones, informó sobre la adquisición de camiones recolectores de desechos; sin embargo, al llegar la nueva administración, se descubrió que esos camiones operaban bajo un sistema de arrendamiento. Es decir, nunca realizó la compra, sino que se limitó a rentarlos, lo que pone de manifiesto su negligencia en la gestión de recursos públicos.
Después de que los tribunales fallaran en su contra, Miranda, consciente de que muchos electores respaldaron la alianza por Zacatecas, en los últimos días de su desgobierno, sus empleados de confianza se comportaron como verdaderos truhanes. Bajo el amparo de la oscuridad, se dedicaron a vaciar y destruir archivos, así como a sustraer equipos eléctricos, computadoras y otros bienes del municipio. Esta situación ha sido una verdadera desgracia para todos los que habitamos en la capital.
La historia de Jorge Miranda no es nueva; es conocida por las demandas en su contra por recibir "moches" sin cumplir los compromisos adquiridos. Su legado no solo es uno de corrupción, sino también de negligencia, que ha dejado huellas profundas en la administración pública y en la vida de los ciudadanos.