¡Tendremos primera Comandanta Suprema de las Fuerzas Armadas!
Bennelly J. Hernández Ruedas
Hace unos días, fue tomada una fotografía impresionante, que marca un antes y un después en la historia del país. Se trata de una imagen que protagoniza nuestra presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo, frente al estamento militar, tropas, oficiales y jefes, de las Fuerzas Armadas de México.
Una escena inédita que simboliza más que una fotografía de ocasión; representa el rostro de una nueva era en la vida política y social de México; por primera vez, una mujer está a punto de liderar a las Fuerzas Armadas, como Comandanta Suprema.
Este suceso ocurrió el pasado martes 10 de septiembre, en una visita que realizó Sheinbaum Pardo, al Colegio Militar de Ciudad de México, junto a nuestro actual presidente, Andrés Manuel López Obrador.
Este momento no solo se vuelve histórico al aludir al género de quien ocupa la posición; sino por el profundo impacto que una visión femenina puede tener, en la administración de un ámbito tradicionalmente masculino como el militar.
Así es, México está ante la posibilidad de reconfigurar el poder, desde una perspectiva que podría ser más humana, más empática y con un enfoque social; que no solo priorice el orden, sino también el bienestar y la justicia social.
Y es que, la perspectiva femenina tiende a involucrar una visión más inclusiva; de mayor dialogo y menor confrontación, para la resolución pacífica de conflictos y el bienestar social.
Pero ojo, no confundamos; la presencia femenina en este ámbito no busca suavizar las responsabilidades de las fuerzas armadas; sino, integrarlas en un marco donde el bienestar de las personas sea tan importante como la defensa de la soberanía nacional.
Si bien, es cierto que la política de seguridad es uno de los retos más grandes por enfrentar, con este enfoque, podríamos considerar que se puede transformar la narrativa de fuerza y control, a una de bienestar y desarrollo.
Saber pues que una mujer va a liderar las fuerzas armadas, podría contribuir a redefinir sus prioridades; al integrar políticas de seguridad que no solo sean reactivas, sino también preventivas y sociales, protegiendo los derechos humanos y promoviendo el desarrollo sostenible de las regiones más desfavorecidas del país.
Así lo expuso ante los más de 21 mil 943 elementos militares que se encontraban presentes, pertenecientes a 28 planteles militares del Sistema Educativo Militar; así como a personal del Sistema Educativo Naval, unidades de Fuerzas Especiales, (paracaidistas, de las armas, servicios y especialidades del Ejército), Fuerza Aérea y Guardia Nacional, además de unidades de la Armada de México; al pactar que en su administración, “se fortalecerá la paz y la seguridad; atendiendo siempre con humanismo, disciplina y valor los problemas venideros”.
En un país donde seguimos luchando y enfrentando problemas graves de violencia de género, la presencia de la Dra. Sheinbaum al frente de las fuerzas armadas, envía un poderoso mensaje de inclusión y esperanza a todas las mujeres; así como una aportación de sensibilidad femenina en la política que, podría ser clave para lograr grandes balances entre la autoridad y la protección y bienestar del pueblo.
Porque ahora todas las mexicanas podemos ver en la Dra. Sheinbaum, una representación de poder, un símbolo de que nuestro país está avanzando hacia una mayor equidad, donde la voz y las decisiones de las mujeres, tienen el peso que corresponde, en igualdad.
Por ello, esta imagen no es solo una anécdota en la historia de México; es el preludio de un cambio profundo que, estoy segura, dejará una huella significativa en nuestras generaciones futuras.
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