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Por: Arturo Nahle García

LA DESCOMPOSICIÓN DE AGUASCALIENTES

Por: Arturo Nahle García

Dentro de tres meses, para ser exactos el próximo 17 de enero, Zacatecas estará de manteles largos celebrando su bicentenario. Y es que el 17 de enero de 1825 se promulgó nuestra primera Constitución con la cual nacimos como Estado libre e independiente, en ella se estableció nuestro territorio que abarcó once partidos: Zacatecas, Fresnillo, Sombrerete, Juchipila, Nieves, Mazapil, Pinos, Jerez, Tlaltenango, Villanueva y Aguascalientes.

También se determinó que la religión sería “perpetuamente la católica sin tolerancia de ninguna otra”. El congreso se conformaría por once diputados, uno por partido, durarían dos años en el cargo y serían electos no de manera directa sino a través de juntas municipales y de partido. El gobernador sería nombrado por el congreso, duraría cuatro años y podría reelegirse por dos años más, tenía un cuerpo auxiliar consultivo denominado Consejo de Gobierno.

En cuanto al Tribunal Supremo de Justicia, nació con tres magistrados y un fiscal designados por el gobernador con duración de seis años pero reelegibles.

Cualquier pueblo que tuviera tres mil “almas” podía tener un ayuntamiento, el presidente sería designado por una junta electoral municipal y duraría en el cargo dos años.

Pues diez años después, el 26 de marzo de 1835, se promulgó una ley para disminuir las milicias estatales, a ello se opuso el ex gobernador y comandante de dichas milicias Francisco García Salinas, el presidente Antonio López de Santa Anna decretó medidas para asumir la resistencia de “Tata Pachito” y él mismo dirigió al ejército federal en contra de Zacatecas.

El 1° de mayo Santa Anna llegó a Aguascalientes donde lo recibieron con todos los honores, en agradecimiento y con bastantes copas encima, dispuso que Aguascalientes ya no pertenecería a Zacatecas. Días después, García Salinas fue derrotado en Guadalupe, sin embargo no fue sino hasta la Constitución de 1857 cuando se declaró a Aguascalientes Estado libre y soberano.

A pesar de este histórico divorcio político, Zacatecas y Aguascalientes no solo han sido buenos vecinos, somos pueblos hermanos, muy distintos en muchos aspectos, pero muy parecidos en otros. Zacatecas es muy grande, Aguascalientes muy pequeño; Zacatecas muy rural, Aguascalientes muy urbano; Zacatecas minero y agrícola, Aguascalientes industrializado; Zacatecas muy pobre, Aguascalientes muy desarrollado.

Hace 15 años se acentuó la inseguridad en Zacatecas y desde entonces cualquier hecho de violencia en Aguascalientes nos lo achacan.

Un ex gobernador de ese Estado al que aquí le dimos abrigo, decía que las cucarachas que aparecían en su casa brincaban de la casa de junto, o sea de Zacatecas, hasta le pagaba a los medios locales para que propagaran esa idea.

Hoy Aguascalientes la está pasando bastante mal, a escasos 45 días de que Tere Jiménez asumió la gubernatura, se cayó o derribaron el helicóptero en el que viajaba el Secretario de Seguridad Pública, él y cuatro pasajeros más murieron, desde entonces el clima de violencia se ha disparado y por razones político-partidarias la gobernadora panista no puede culpar a sus otros vecinos, Guanajuato y Jalisco.

La verdad es que sus cucarachas son de ellos y de nadie más, ellos tienen que limpiar su casa y nosotros la nuestra.

Estarnos culpando no resolverá ni su problema ni el nuestro, hay que coordinarse y colaborar, al margen de colores; nuestras economías son muy interdependientes y nuestras familias muy cercanas.

Ojalá pronto se reestablezca la paz y la hermandad para volver a cantar juntos en la feria la clásica “Pelea de Gallos” y gritar con alegría “Viva Aguascalientessss” !