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LA CASA DE LA MALA NOCHE

Por: Arturo Nahle García

La independencia de México se consumó el 27 de septiembre de 1821 cuando el ejército trigarante entró a la Ciudad de México, gracias al pacto político entre el jefe realista Agustín de Iturbide y el jefe insurgente Vicente Guerrero; el acta de independencia del Imperio Mexicano se firmó al día siguiente.
Hasta esa fecha la Constitución que nos regía era la Constitución de la Monarquía Española expedida en 1812 por Fernando VII en el puerto de Cádiz, porque la llamada Constitución de Apatzingán de 1814 formalmente nunca entró en vigor. Fue el Reglamento Provisional Político del Imperio Mexicano emitido el 23 de febrero de 1823 el que puso fin a la Constitución de Cádiz.
El 31 de enero de 1824 el Congreso Constituyente Mexicano expidió el Acta Constitutiva de la Federación que incluyó a Zacatecas como uno de los estados integrantes de la nueva federación y dispuso que el gobierno de cada estado se dividiría en tres poderes de conformidad con sus propias constituciones.
Finalmente el 4 de octubre de ese mismo año (1824) el Congreso General Constituyente de la Nación Mexicana promulgó la primera Constitución de los Estados Unidos Mexicanos la cual reiteró que los poderes de cada Estado se organizarían de conformidad con su propia constitución.
¿Y que pasó en Zacatecas en esos primeros tres años de nuestra vida independiente en los cuales coronamos a Iturbide y luego tuvimos un gobierno provisional colegiado integrado por tres personas ?
Pues el 24 de marzo de 1822, seis meses después de que se consumó la independencia, se instaló en Zacatecas una Diputación Provincial aun regulada por la Constitución de Cádiz, esta Diputación Provincial desapareció un año y medio después (el 18 de octubre de 1823) para dar paso al Congreso Constituyente, el cual expidió nuestra primera Constitución el 17 de enero de 1825.
Y fue precisamente la Diputación Provincial la que el 18 de septiembre de 1823 adquirió la denominada “Casa de la Mala Noche” no solo para que ahí se instalara el Congreso Constituyente, sino para que ahí se instalaran los tres Poderes del Estado y hasta el Ayuntamiento de Zacatecas.
Años después el Gobernador en turno determinó que ya no cabía en la “Casa de la Mala Noche” y adquirió la casona de enfrente, el actual Palacio de Gobierno, propiedad del Conde de Santiago de la Laguna.
El Ayuntamiento hizo lo mismo, se fue al edificio que actualmente ocupa la Rectoría en Jardín Juárez, después al edificio que hoy alberga la Casa Municipal de la Cultura en el Jardín Independencia.
Y la Legislatura no fue la excepción, en 1985 el gobernador Cervantes Corona le construyó un edificio majestuoso en la calle Galeana esquina con el callejón de San Agustín.
El único poder que sigue en la “Casa de la Mala Noche” desde hace 200 años es el Poder Judicial y resulta que la semana pasada las señoras y señores Diputados aprobaron al vapor un Punto de Acuerdo por el que se exhorta al Poder Judicial a que en un plazo que no exceda de noventa días entregue a la Legislatura ese edificio argumentando que es de ellos y que lo necesitan urgentemente.
Pues no, este recinto histórico no es de ellos, fue de la Diputación Provincial que desapareció al mes de que adquirió la casa; y suponiendo que la haya adquirido para el primer Congreso Constituyente, éste también desapareció, como desapareció el Congreso Constituyente que expidió nuestra segunda Constitución el 14 de diciembre de 1832, o el que expidió la tercera Constitución de Zacatecas el 27 de octubre de 1857, o el que expidió la cuarta Constitución en 1869, o el que expidió la quinta Constitución el 3 de febrero de 1910, o el que expidió la Constitución vigente en 1918 reformada por Arturo Romo Gutiérrez en 1998.
La “Casa de la Mala Noche”, de conformidad con el artículo 13 de la Ley de Bienes del Estado y sus Municipios, es un bien de dominio público cuya regularización, hay que decirlo, tiene pendiente el Poder Judicial. Quien le redactó el absurdo Punto de Acuerdo al Diputado Jesús Padilla lo engañó, no sé si dolosamente o por ignorancia, pero lo engañó.